Un escaparate de las protestas ciudadanas
Seis colectivos copan por primera vez el Pleno para reclamar el cumplimiento de compromisos o protestar por proyectos
Sab, 15/06/2013
¿Está
usted en desacuerdo con alguna decisión municipal? Acuda al Pleno y
hágase oír. Es lo que debieron pensar ayer los miembros de seis
colectivos ciudadanos de Burgos. Convirtieron la sesión en un escaparate
que dibuja el mapa de los conflictos abiertos entre los vecinos y el
Ayuntamiento.
Policías locales que no aceptan recortes salariales,
usuarios de autobús descontentos con la remodelación del servicio,
residentes de Cellophane y la Moneda, padres de alumnos de la guardería
Río Vena y afectados por la Ley de Dependencia. Todos se dieron cita en
el Consistorio para mostrar su oposición a los dictámenes municipales
provocando una imagen nunca vista antes, con los seis colectivos
mostrando de forma notoria su enojo.
El restringido espacio del salón
de plenos y, sobre todo, el temor a que la protesta ahogara la sesión
motivó que el equipo de Gobierno adoptara una decisión hasta ahora
insólita: se fijó un aforo máximo de 32 visitantes y se les identificó
como tales con una tarjeta a la vista de todos.
También se
repartieron los espacios. Los más madrugadores, los vecinos descontentos
con la remodelación del servicio de autobús que reduce líneas, se
instalaron al fondo del salón. Sacaron sus pancartas y aguardaron a que
se debatiera el asunto recogiendo firmas a su favor.
Los miembros de
la plataforma en defensa de la dependencia se situaron donde la silla
de ruedas de uno de ellos no obstaculizaba el paso. Los más
beligerantes, los inquilinos de las casas de la Moneda y los de
Cellophane, en la porticada que separa el salón de plenos de ese pasillo
de incesante tráfico. Desde allí increpaban o aplaudían, según se
inclinara la balanza política a su favor o les dejara sin respuesta.
Quienes
mejor manejaban el territorio eran los policías locales. También eran
los más numerosos, unos 90, así que tuvieron que conformarse con el
vestíbulo de acceso al Ayuntamiento y asomar por el Pleno cuando otro
compañero lo abandonaba.
Los últimos en sumarse a la algarada
ciudadana fueron los padres de alumnos de la guardería Río Vena. Con la
hora de comer ya bien cumplida asomaron por el salón para leer sus
razones en contra del cierre del centro.
La protesta transcurrió de
forma pacífica y fue soportada de mejor o peor grado por una bancada
política poco acostumbrada a que sus deliberaciones sean contestadas
desde la gradería.
Fuente: Correo de Burgos