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domingo, 8 de enero de 2017
EN ESTE PAÍS NO EXISTE VERGUENZA
Cuestión de vergüenza
Cuando ya ha pasado, muchas veces se suele decir que un accidente se
podría haber evitado. Y se empieza a analizar qué pudo fallar y, si
fallaba, surge la inevitable pregunta de por qué no se puso remedio para
evitar que esa deficiencia acabara en desastre. Este año se cumplirán
14 de un accidente que, sabiendo los hechos ya conocidos, se pudo haber
evitado. El del avión Yak-42 en el que murieron 62 militares, 20 de
ellos destinados en el Regimiento de Ingenieros nº1, en la base de
Castrillo del Val. El dictamen del Consejo de Estado que se ha conocido
hace pocos días deja patente algo que era evidente al poco de producirse
el accidente, que el Ministerio de Defensa, con el entonces ministro
Federico Trillo a la cabeza, tuvo responsabilidad en lo que pasó. Porque
se avisó a los responsables de que los aviones estaban en un pésimo
estado y no se hizo caso. Todo lo que supo a raíz del accidente hubiese
sido más que suficiente para que en aquel momento el ministro hubiese
presentado su dimisión. Especialmente vergonzosos fueron los errores
cometidos en la identificación de una treintena de cadáveres. Sin
embargo, ni amago de dimisión, de poner el cargo a disposición del
Gobierno. La justicia es la que establece las responsabilidades penales,
pero en ningún momento de este proceso se depuraron las políticas. Lo
que ha pasado ahora, con el hecho de que Trillo no vaya a continuar como
embajador de Reino Unido, no se puede definir como un cese o una
destitución. Menos cuando parece que era algo que iba a ocurrir. Chirría
que esto suceda cuando hay países en los que ha habido altos cargos que
han dejado su responsabilidad porque se ha descubierto que ‘engordaron’
su currículum universitario. Pedir perdón no es suficiente cuando se ha
sido el máximo responsable de una cadena de errores que acabaron en
muerte. Hay que dimitir, es una cuestión de vergüenza. Hay quien ha
comentado estos días que el dictamen del Consejo de Estado es una
victoria moral para los familiares de las víctimas. Yo creo que lo que
ha hecho es añadir más indignación.