Barracas en la Quinta: más asfalto y menos árboles
Gadea G. Ubierna / Burgos - lunes, 1 de junio de 2015
La ubicación del ferial en este espacio verde volvió a salir a colación en la pasada campaña electoral, a pesar de que lo imposibilita el PGOU, de que hay informes técnicos en contra y de que obligaría a ensanchar la carretera y a talar
Si hay un asunto capaz de poner de acuerdo a grupos políticos aparentemente dispares es el que concierne a las barracas y a su ubicación. El PP está solo en la defensa de la instalación en el polígono Río Vena, Imagina y UPyD creen que hay que buscar un recinto permanente mientras que Progresa Burgos y PSOE sucumbieron en la pasada campaña a un arrebato de nostalgia y volvieron a proponer la posibilidad de retroceder veinte años y llevar el ferial a La Quinta. Concretamente, al tramo de la foto. Una imagen que, de salir adelante esa propuesta tantas veces reiterada, no podría volver a realizarse porque el espacio a inmortalizar sería distinto por necesidad.
Dejando para más adelante el hecho de que Ingeniería Industrial ya dejó por escrito en 2010 que la calificación urbanística de ese espacio impide el uso propuesto, hay otras cuestiones a tener en cuenta antes de tomar una decisión semejante.
La primera, la extensión que requiere un recinto ferial como el burgalés. Una consulta en el Archivo Municipal es suficiente para comprobar que las barracas ocupaban en la Milanera 36.800 metros cuadrados de superficie y otros 34.300 metros cuadrados de aparcamiento. Y a nada que se haga un poco de memoria, se recordará que era una explanada. En los cuarenta años largos en los que estuvieron ubicadas en parte del actual jardín botánico de La Quinta ocupaban 28.000 metros cuadrados, una superficie que el Ayuntamiento se preocupó de dejar libre de árboles en la parte central: los chopos estaban alrededor de las barracas. Y como se explicará más adelante, tanto el espacio como el arbolado fueron dos de las causas que provocaron el traslado a comienzos de los años noventa.
Ahora, se emplean dos calles paralelas al Vena. En Francisco de Vitoria -que da acceso a la Escuela de Idiomas- se ponen los puestos y en Eloy García de Quevedo -la de los institutos- se colocan las atracciones grandes. Esta calle cuenta con una carretera de tres carriles y ocho metros y medio de ancho, con dos franjas de aparcamiento que en ambos sentidos suman más de cuatro metros. Y hay que añadir otros tantos de acera. En el tramo de la Quinta al que apuntan las miradas, la carretera en desuso tiene dos carriles franqueados por dos filas con un centenar de árboles en cada lado y unos seis metros y medio de anchura, a los que hay que sumar otros tres metros de acera en un margen y dos de carril bici en el otro. A Burgos acuden feriantes con atracciones que tienen más de cinco metros de base. Y si se tienen en cuenta los vuelos, hay que reservar todavía más espacio. Es decir, que no es necesario un estudio técnico para entender que habría que eliminar decenas de los árboles que están más pegados a la carretera, no solo por espacio sino también por seguridad.
Este último fue, de hecho, uno de los motivos de peso para sacar las atracciones de zonas arboladas. Es decir, de la Quinta. En un anuncio publicado el 16 de junio de 1991 en Diario de Burgos y titulado Las razones que ha tenido el Ayuntamiento de Burgos para cambiar la ubicación de las barracas desde el paseo de la Quinta hasta la Milanera se aludía directamente a «problemas de seguridad ante la posible caída de ramas del arbolado, cables de conducción eléctrica por el aire y difícil acceso en muchos casos ante un eventual siniestro». Hay que pensar que si, tal y como piden varios grupos, se colocan las atracciones grandes en la rotonda más próxima al vivero y las de menor tamaño en la carretera y aledaños, no habría acceso asfaltado para los vehículos de emergencias. Es decir, habría que crear una vía de evacuación de asfalto. Otras razones esgrimidas en ese anuncio oficial fueron «la degradación que sufría el paseo de la Quinta y la plaza de Santa Teresa durante once meses por la instalación de las barracas un mes, las quejas de los vecinos por el ruido, la insalubridad del recinto de la Quinta -sin agua ni baños- y la escasez de infraestructuras y los problemas de tráfico» que se ocasionaban.
Usos permitidos.
Dado que la ubicación del ferial es tema recurrente desde 1991, Ingeniería Industrial elaboró en 2010 un informe acerca de la idoneidad de las siguientes propuestas: antigua estación de la Renfe, paseo de la Isla -no es broma-, Parral, Castillo, sector S-4 (nueva estación de tren) y, de nuevo, el tramo peatonal de la Quinta, frente al Plantío.
Sin entrar en lo relativo a las estaciones de tren (ambos casos descartados por ser zonas en las que, entonces, había numerosos solares en construcción) para las zonas verdes se concluyó lo siguiente: «En el Plan General de Ordenación todas tienen una calificación de uso de Espacio Libre en su categoría de Parque Urbano; calificación de uso que corresponde a las dotaciones de nivel ciudad destinadas fundamentalmente al ocio, al reposo y a mejorar la salubridad y la calidad ambiental. Todos los usos posibles en estas zonas deberán estar vinculados a aquellos fines». Con la entrada en vigor del nuevo PGOU en 2014 no han cambiado las calificaciones de uso y cualquiera puede consultar en la página web del Ayuntamiento los planos y la normativa (detallada en los artículos 55 y 56).
De ahí que se concluyera que «la localización de las barracas en estos parques urbanos, aparte de estar prohibida por la normativa citada [el plan de urbanismo], llevaría aparejado aparcamientos en distintas zonas de los parques, debido a la notable carencia de zonas de estacionamiento, con su consiguiente deterioro». A lo que hay que añadir que apenas hay tomas de agua ni desagües.
Fuente: Diario de Burgos