Sanidad sigue haciendo amigos en Burgos. La Consejería que dirige
Verónica Casado le ha cogido gusto a provocar incendios en Atención
Primaria, quién sabe por qué oscuro motivo, para luego llegar a
apagarlos con un golpe de agua que deja muchos mojados. El último fuego
intencionado se declaró la semana pasada, poniendo de nuevo en pie de
guerra a los profesionales de Burgos, y aunque parece que ya se ha
extinguido, por delante se ha llevado a parte de un equipo directivo
cuyo único pecado ha sido intentar paliar el grave déficit de médicos de
familia que sufre Burgos.
Entre engaños, medias verdades
y declaraciones contradictorias, Casado ha ido frenando la necesaria
reorganización de las urgencias de Atención Primaria en la capital. Ha
desoído la opinión de los sanitarios, ha ignorado los informes de los
técnicos y hasta ha jugado con los vecinos, que se sienten manipulados
tras verse convertidos en una ficha más del tablero de ajedrez en el que
se convierte la gestión política cuando se cruzan por medio unas
elecciones. Nadie se ha salvado de una gestión caótica, interesada, que
sigue machacando la sanidad pública en tierra despoblada.
Ni
un año ha pasado desde el nombramiento del equipo directivo de la
Gerencia de Atención Primaria, tras la revolución sanitaria iniciada en
Los Cubos, pero la desilusión se han adueñado de sus miembros. Se han
encontrado tantas trabas, inexplicables, y una falta absoluta de empatía
en Sanidad, que no nos debería de extrañar que el gerente, Santiago
Rodríguez, haya dimitido tras ver cómo su directora médica, Pilar
Sanmartín, caía víctima de la Ley de Incompatibilidades. Ley que existía
cuando se la nombró y que, parece ser, entonces no era de aplicación.
El
último fuego intencionado ha sido la gota que ha colmado el vaso. La
reorganización de las urgencias de Primaria, con la creación de un Punto
de Atención Continuada en el antiguo hospital Divino Valles, estaba
prevista para octubre. Se aplazó. La nueva fecha de apertura era el 3 de
febrero y, una semana antes, Sanidad llega con una propuesta carente de
sentido común pues cómo se explica que si no hay profesionales para
mantener dos PAC en la ciudad (sin entrar a valorar las deficiencias de
las instalaciones de Gamonal y San Agustín) se quieran abrir cuatro.
Los
médicos se han puesto en pie de guerra y, como el año pasado por estas
fechas, los coordinadores de los centros de salud han amenazado con la
dimisión en bloque. Solo entonces, Sanidad hace que recapacita, aunque
ha conseguido un nuevo retraso en la apertura del PAC único de Divino
Valles. Y, de rebote, provocar un cisma en Atención Primaria, con dos
dimisiones que ponen en riesgo todo el trabajo realizado durante estos
meses y que ha permitido mejorar las condiciones de los médicos de
familia y atraer nuevos profesionales para cubrir vacantes históricas.
Insisto.
Alguna razón habrá detrás del comportamiento errático de Verónica
Casado y su Consejería de Sanidad, que se está cebando con Burgos
capital, mientras sigue sin concretar soluciones para una provincia que
sufre, como el resto de Castilla y León, una y mil deficiencias en la
atención sanitaria rural. Lo único seguro es que Casado es persona non
grata en Burgos, pues su forma de gestionar la sanidad no gusta ni a los
profesionales de Atención Primaria, ni a los directivos de la Gerencia
ni a los vecinos, a los que ha decepcionado. La sanidad no admite
política de gestos.
Fuente: burgosconecta.com