En el concierto más concurrido de los tres celebrados en el parque lineal del Vena, La Oreja de Van Gogh se entrega durante más de hora y media en un espectáculo en el que las luces y el vídeo tienen gran peso
La explanada del parque lineal del Vena presentó anoche un impresionante aspecto. Con un público variado (se vieron muchos adolescentes y familias con niños pequeños), La Oreja de Van Gogh realizó un espectáculo con potencia suficiente como para que fuera escuchado por 10.000 espectadores. No sé si habría tantos (o quizá sí), pero lo que no podían era quejarse de la acústica. Ni del juego de luces, que se dejó notar desde el inicio. El concierto arrancó con una introducción de tres minutos en el que se sucedieron las luces estroboscópicas, un efecto que juega con el movimiento y el parpadeo rápido.
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