jueves, 2 de junio de 2022

ESTE ALCALDE PIERDE LOS PAPELES

Burgos desoye al Procurador del Común y se posiciona a favor de la hostelería

El Ayuntamiento la sugerencia de revertir la ampliación de las terrazas «al no existir ninguna limitación en el aforo» tras las reiteradas quejas del propietario de un comercio afectado por esta situación
Burgos desoye al Procurador del Común y se posiciona a favor de la hostelería. SANTI OTERO
Burgos desoye al Procurador del Común y se posiciona a favor de la hostelería. SANTI OTERO

La ampliación de terrazas aprobada en mayo de 2020 durante la desescalada del Covid-19 supuso un balón de oxígeno para la hostelería. Sin embargo, también propició algún que otro desencuentro al afectar a determinados establecimientos comerciales tras ver reducida la visibilidad de sus entradas y escaparates. Es el caso del propietario de un local ubicado en el casco histórico que, hace ya dos años, trasladó su malestar al Ayuntamiento de Burgos en numerosas ocasiones. Después, en vista de que la situación perduraba en el tiempo, decidió apelar al Procurador del Común

Tras analizar la queja de este ciudadano que prefiere mantenerse en el anonimato y recabar la postura de la Corporación municipal al respecto, el organismo autonómico emitió una resolución el pasado mes de abril en la que se señala que «han decaído las condiciones que motivaron la aprobación de los Decretos de Alcaldía que permitieron flexibilizar las condiciones para incrementar la superficie ocupada». En base a ello, se sugería que se adopten las «medidas pertinentes» al «no existir en la actualidad ninguna limitación en el aforo de los interiores de los establecimientos».

La Corporación esgrime que el plazo de vigencia mínimo para las instalaciones de protección y climatización temporal de terrazas «concluye el 31 de diciembre de 2022».

Partiendo de esta premisa, el Común apuntaba además que «se necesita el consentimiento expreso de los propietarios de los solares o locales colindantes para permitir la ampliación de superficie autorizada de las terrazas». Y aplicaba expresamente dicha exigencia a los «veladores actualmente autorizados» del local hostelero que motivó la denuncia del dueño del negocio anexo. Del mismo modo, se solicitaba la «retirada» de dos puntos de fumador (mesas y sillas) y de un cerramiento lateral mientras no se presentase «la declaración responsable exigida en el apartado noveno del Decreto de Alcaldía de 2 de octubre de 2020».

La respuesta a los requerimientos del Procurador del Común llegaría el 19 de mayo. En resumen, el Ayuntamiento justifica su «rechazo» a las recomendaciones amparándose en que el plazo de vigencia mínimo para las instalaciones de protección y climatización temporal de terrazas «concluye el 31 de diciembre de 2022». Asimismo, el área de Licencias esgrime que «en la actualidad se está trabajando en la redacción de una nueva ordenanza reguladora de la instalación de veladores en suelo público».

En paralelo, la Corporación adjunta un informe elaborado por la arquitecta municipal donde se indica que los días 3 y 9 de mayo se efectuaron sendas inspecciones en las que se comprobó que la terraza contaba con «cuatro veladores con mesa baja y cuatro sillas y cuatro veladores con mesa alta y dos sillas, todo ello dentro del área delimitada con cerramiento». En dicho informe, también se subraya que «no procede presentar el consentimiento expreso de los colindantes, puesto que al titular no se le ha autorizado la instalación de más veladores de los que ya tenía autorizados».

El dueño de la tienda afectada insiste en que «ya no hay limitaciones a la hostelería» y anima a otros negocios de la ciudad a seguir sus pasos con el fin de hacer piña.

La réplica, como era de esperar, no satisface en absoluto al apelante. Aparte de insistir en que «ya no hay limitaciones a la hostelería» y que «hay que volver a la época preCovid», asegura que esta situación perjudica a muchos otros negocios de la ciudad a los que anima a seguir sus pasos con el fin de hacer piña.

Ya en su primera queja, el propietario del comercio afectado denunciaba que la «nula visibilidad» suponía un «obstáculo para entrar», amén de hacer hincapié en la «suciedad» generada. Posteriormente, expondría nuevamente por escrito que «las mesas ocupan cada día más espacio» y por eso, precisamente, solicitó «medidas cautelares». Ante la inacción por parte del Consistorio, llamó por teléfono a principios de este año y le dieron cita en Arquitectura, Obras y Servicios para el 29 de enero. Y allí se presentó, pero no había nadie. Dejó su teléfono y no recibió contestación.

En todo este tiempo, el dueño de la tienda ha aportado fotografías. Entre ellas, una que muestra «elementos peligrosos» como «bombonas de butano». Por otro lado, se dirigió a la Policía Local para reclamar que se comprobase si el establecimiento hostelero cuenta con el «consentimiento» de los negocios colindantes. Además, solicitó la apertura de un expediente sancionador. Desesperado, al final optó por recurrir al Procurador del Común ante la «total inacción y dejación de funciones por parte del Ayuntamiento». 

Fuente:Correo de Burgos