domingo, 4 de septiembre de 2022

MADRE JUANA

 

La enigmática Madre Juana: mística, santa y bruja

Hay un personaje de Burgos muy desconocido y misterioso, Madre Juana. Fue una mujer, primero venerada como santa; luego perseguida por el Santo Oficio –la Inquisición—, después olvidada y censurada y, siglos después de su muerte, protagonista del teatro del Siglo de Oro. Un paraje con una fuente, un viejo ventorro y una granja reconoce su nombre en la ciudad, el Ventorro Madre Juana

 La fuente Madre Juana donde brotó agua milagrosamente, según la leyenda./J.C.R.

Madre Juana es una figura enigmática y misteriosa. Una mujer calificada por la Historia como mística, asceta, santa y bruja. Todo al mismo tiempo. Una niña sacrificada y bendecida por la misma Santa Teresa de Jesús; una joven maltratada por su esposo tras ser forzada por sus padres a casarse con él; una mujer asceta que vivió en su cuerpo los mismos estigmas que Cristo y que lo plasmó en su obra.

Pese a que en Burgos tiene su nombre un paraje de la carretera de Arcos y una fuente en el mismo lugar, es un personaje desconocido para casi todo el mundo. El nombre de Madre Juana era Juana Rodríguez y nació el 30 de enero de 1574 en Burgos.

Juana era de cuna noble y rica, hija de mercaderes. Sus primeras manifestaciones místicas ya las tuvo desde muy joven. Decía que el Niño Jesús, Santa Catalina de Siena, San Francisco de Asís y Santa Teresa de Jesús guiaban su vida; y en varias ocasiones se le aparecían y que impulsaban a la oración y a las mortificaciones.

Un milagro

Madre Juana tuvo dos biógrafos, el franciscano padre Ameyugo y el carmelita Juan Bautista de Loyola. El primero cuenta, que Juana, con apenas 15 años, obró un milagro, cuando acudía a la romería de Santa Ana acompañada por sus padres.

Dice el relator que era tanto el calor y la sed de los romeros, aquel 26 de julio, que caían desfallecidos por golpes de calor y sin una gota de agua. Ameyugo relata que la niña tocó el suelo, oró a Dios y surgió una fuente en la que calmaron su sed los romeros. Fuente que hoy sigue existiendo.

El segundo de ellos escribió y amplió el milagro que lo sitúa años antes, y así lo relata en un «Breve traslado de las penitencias que la Madre Juana Rodríguez de Jesús María ha hecho y hace desde edad de siete años y medio» que se dedica a servir Dios hasta ahora sin aflojar un punto en el rigor y aspereza de vida, a petición de su confesor fray Juan de la Resurrección de la Orden de los Carmelitas«. Aquella fuente y aquel pago hoy es la que se conoce como Madre Juana.

Casada a la fuerza

El celo religioso de Juana era tal que a los doce años ya quiso entrar en el convento de Santa Clara, en Burgos; pero sus padres la casaron con Matías Ortiz, un joven noble de la ciudad, de padres acaudalados y ambas familias acordaron las nupcias.

Juana contó muchos años después, así lo dejó escrito, que «unos ángeles custodios» la protegieron de manera que su esposo «jamás pudo consumar el matrimonio» y Matías Ortiz la «odió y la maltrató con gran crueldad», según el relato de Juana. Ingresó, aun casada en la Tercera Orden de las Carmelitas Descalzas como laica y dedicó su vocación a socorrer a presos, enfermos y pobres.

Estigmas de Cristo

Durante un éxtasis, en 1615, le aparecieron las mismas llagas en las manos y en los pies que las que sufrió Cristo en la cruz. Cuenta que unos rayos luminosos que salían del Jesús crucificado le llenaron el cuerpo de llagas. Centenares de curiosos y devotos acudían a tocarla para cargar sus cuerpos de poderes contra «calamidades naturales y las desdichas espirituales».

Así se creó la imagen de Juana como santa mujer para unos, bruja para otros. En 1622 murió su esposo y en 1627 entró al convento de las clarisas de Burgos.

La Inquisición

El Santo Oficio, que trataba de velar por la autenticidad de la fe y del legado romano, estudiaba, investigaba y en algunos casos perseguía a estas mujeres a las que tachaba de brujas. Si la mujer no tenía relevancia en la sociedad y menos en la Iglesia, si experimentaba este tipo de fenómenos, el calificativo llegaba más lejos. Esta conductas levantaban sospechas a los inquisidores. Mujeres como Madre Juana, según el Santo Oficio, eran un blanco para las posesiones de Satanás.

El interrogatorio al que sometieron a Juana, evitó hacerla «razonar por cuenta propia, ya que la mujer es débil e ignorante y está menos preparada doctrinalmente que su confesor», como afirma Carmen Soriano, en su artículo «Inquisición, beatas y falsarios en el siglo XVII: pautas del Santo Oficio para examinar visiones y apariciones» en el que estudia un modelo interrogatorio utilizado por el Santo Oficio para examinar revelaciones y fenómenos similares

Cuenta Xiomara Puertas Bárcena en su tesis doctoral sobre Juana Rodríguez que «estuvo en el punto de mira de la Inquisición. Tras el examen de las llagas que le habían sido impresas en 1615, no cayeron graves sospechas sobre ella. Sin embargo, en 1634, el provincial fray Andrés de la Torre le ordenó que redujese la espectacularidad de los éxtasis».

Tras la muerte de Juana, el franciscano padre Ameyugo publicó su biografía en 1673, 'La Nueva Maravilla de la Gracia, descubierta en la vida de la Venerable Sor Juana de Jesús María». Pero la sorpresa fue que cinco años más tarde, en 1678, se publicó una comedia, 'La Nueva Maravilla de la Gracia Juana de Jesús María' de Lanini Sagredo.

Como toda la obra que biografíara a Madre Juana, cayó en el olvido porque, de manera interesada, la propia Iglesia Católica arrumbó todo lo referente a Juana porque sus virtudes quedaban mezcladas con la brujería, la magia o el fraude. La comedia versa sobre la vida de Juana Rodríguez, maltratada por su marido y que aguanta el dolor para no ofender a Dios.

Un trabajo Fin de Grado de Xiomara Puertas Bárcena, tutorizada por la doctora Patricia Marín Cepeda, realizado en junio de 2017, rescata la obra teatral que y la adjunta a su TFG. Lleva por título 'Yo solo soy la mala: el caso de la mística burgalesa Juana Rodríguez y la comedia La nueva maravilla de la gracia de Lanini Sagredo (estudio y edición). Para tener más información y conocer la comedia se adjunta el estudio para consulta, en este enlace: https://riubu.ubu.es/handle/10259/5064.

Antiguo ventorro Madre Juana en la carretera de Arcos de la Llana

Paraje Madre Juana en Burgos

En la carretera de Arcos, al final de la calle San Pedro y San Felices, se encuentra el término, paraje o pago Madre Juana, situado al sur de Burgos, entre la antigua ermita de Santa Ana, que como relata el historiador de Burgos Ismael García Rámila es hoy casa de labor a la entrada de la carretera que conduce al pueblo de Arcos y la actual carretera de Madrid.

En ese lugar se ubicó el Ventorro Madre Juana (en la fotografía) que fue durante muchos años uno de los lugares más conocidos por los burgaleses, «especialmente entre los que vivían fuera de la capital y se trasladaban a la ciudad a comprar y vender en las distintas ferias de ganado», como destaca García Rámila.

Un ventorro era un establecimiento hostelero, generalmente a la entrada de la ciudad, de baja categoría donde se hospedaba, comía o alternaba la gente de baja condición económica, del mundo rural, o transeúntes que iban de pueblo en pueblo. El Ventorro Madre Juana hacía las veces de fielato donde los transeúntes abonaban los derechos de consumo.

Lo que fue venta a la entrada de la ciudad, antes de ser hospedería fue una casa de acogida y leprosería. En ella ofrecían servicio varias religiosas.

Y muy cerca estaba la ermita de Santa Ana, del siglo XVII, aunque las crónicas de Burgos dan cuenta de que existía ya en el siglo XIII. Allí se estableció la conocida como Cofradía de Ministros y escribanos de la Cámara Arzobispal, como también detalla García Rámila: «Hermandad rica y no menos piadosa, que con laudable esplendidez hubo de conseguir que el servicio religioso y litúrgico en el pequeño templo, adquiriese un grado de brillantez no igualado por ninguna otra ermita». 

Funte; Burgosconecta.com