viernes, 24 de abril de 2015

EL PROBLEMA DE BURGOS Y LA CRISIS

El ladrillo y la fuga de población agravan la vulnerabilidad de Burgos ante la crisis

G. Arce / Burgos - viernes, 24 de abril de 2015
Un estudio del CSIC sitúa a la provincia entre las más dañadas de España en los últimos 7 años, por el enorme peso que tenía el sector inmobiliario y por el agravamiento del problema demográfico
La factura económica y social de siete años de crisis intensa en la provincia es muy elevada, de las más altas del país. A pesar de presumir de una economía diversificada industrialmente y con varios colchones para mitigar algo más los castigos del paro y el cierre de empresas, Burgos no ha estado aislada dentro de una burbuja, sino en el saco sin fondo de la España más vulnerable. Se trata de un grupo variopinto de una veintena de provincias -la mayor parte de ellas mediterráneas y turísticas- cuyo denominador común ha sido el enorme peso del sector inmobiliario, un lastre inaguantable para sus economías entre los años 2006 y 2013, al que nuestra provincia suma su mal silencioso:la constante fuga de población y el enorme coste que esta huida acarrea a corto, medio y largo plazo.
‘El Atlas de la crisis’, un novedoso estudio elaborado por un equipo de expertos del Consejo Superior de Investigaciones Científicas (CSIC) en el que se analiza el impacto de las últimas recesiones en 50 provincias y 363 municipios de más de 20.000 habitantes, diluye cualquier discurso optimista en torno a lo que ha pasado en el último lustro en Burgos y plantea serias dudas sobre una pronta recuperación de lo perdido, sobre todo en el ámbito demográfico.
El trabajo se detiene en el análisis de 15 variables diferentes repartidas en tres ámbitos: el económico, el inmobiliario y el socio-demográfico. Del análisis de estos datos, los expertos del CSICconcluyen que la vulnerabilidad de nuestra economía a la crisis es «alta», cuantificada en el 0,47. Este índice, para situarnos, está muy lejos de los registros más favorables que alcanzan las vecinas provincias de Palencia (-0,93), Vizcaya (-0,87), Álava (-0,60) e incluso Soria (-0,53), entre otras, que se encuentran en el grupo de las más resistentes a la crisis liderado por Guipúzcoa (-1,20). 
En el lado contrario, también arrastrada por la debacle inmobiliaria, está la provincia de Castellón, con un índice de vulnerabilidad del 1,27, el más alto. Otras referencias las ofrecen los grandes centros económicos del país: Madrid se sitúa en el justo medio (0), mientras Barcelona, con 0,73, sería más débil incluso que Burgos.
¿Y qué ha pasado en la provincia entre 2006 y 2013 a ojos del CSIC? Pues que ha perdido el 11,19% de sus empresas y el 12,3% de los afiliados a la SeguridadSocial, registros por debajo de la media nacional, mientras que el desempleo crecía un 160,39% superando el 132,42% del conjunto del país. Esto en el ámbito económico, donde consuela comprobar que el PIBpor habitante crece un 5,4% mientras en España cae (-1,22) y que las exportaciones también suben un 41,47%, cuatro puntos más que la media.
No obstante, donde el Atlas detecta el mayor castigo es en todos los índices provinciales vinculados a la vivienda:en siete años, el importe de las hipotecas se desploma un 86%; su número se rebaja un 76%; los precios de la vivienda lo hicieron en un 26,1%. Más índices: la construcción de vivienda libre terminada se precipitó un 91% y las transacciones hacen lo propio en un 74% durante los siete años analizados.
Llama la atención el crecimiento del 600,92% de las ejecuciones hipotecarias (de los desahucios y las pérdidas de viviendas por impagos), por encima de la media nacional (592,37%) y solo superada en la región por Ávila y Segovia, con el 691% y el 636% de crecimiento, respectivamente.
 
Demografía.
Los indicadores socio-demográficos sufren un vaivén en el Atlas originado por la emigración, que gracias al impulso de los primeros años de la crisis crece un 55,79%, por encima del 33,83% de media. Como contrapartida, las variaciones residenciales, es decir los cambios en los padrones municipales, registran una caída del 164,5% desde 2006 frente al 115,9% nacional. En medio de este goteo de población en huida, los beneficiarios de prestaciones se disparan un 171,13% y la tasa de emancipación de los jóvenes burgaleses retrocede un 6,36% por la falta de oportunidades laborales, 4,3 puntos más que en el conjunto de España.   
En este ámbito socio-demográfico también se incluye un quinto índice, el de las manifestaciones realizadas, que intenta testar la situación laboral y social de una provincia. Así, las protestas en la calle entre 2006 y 2012 crecen un 550%, mucho más que la media nacional (382%) pero aún muy lejos del 5.320% que experimentó León o del 1.325% de Salamanca.
En la región, salvo Palencia, Zamora y Soria, Salamanca que muestran una vulnerabilidad «muy baja» (en el caso de las dos primeras) y «baja» a la crisis, el resto de provincias ofrecen un riesgo «alto». Valladolid se encuentra en la zona intermedia de riesgo. La alta vulnerabilidad de Burgos puede obedecer a que afrontó la crisis desde una situación más favorable y la ha acusado más. 
 
La capital y Aranda  resistieron mejor la recesión, Miranda no
San Andrés de Rabanedo y León son los más fuertes, Segovia es el más vulnerable 
 
El Atlas de la crisis analiza también la vulnerabilidad de los municipios de más de 20.000 habitantes, que en el conjunto de Castilla y León suman 15. De acuerdo a los índices que maneja el estudio del CSIC, los que ofrecen una mayor fortaleza son San Andrés del Rabanedo (-1,25) y León (-1,00), mientras que los más débiles son Segovia (0,50) y Miranda de Ebro (0,38). En este municipio burgalés sobresale el alto crecimiento de las ejecuciones hipotecarias (345%), la baja creación de empresas (2,32%) y el alto desempleo, que crece un 159% en siete años. 
En la parte intermedia de la tabla regional se sitúa Burgos capital (-0,25) y Aranda de Duero, que con un índice -0,50 ofrece ya una baja vulnerabilidad a la crisis. El resto de municipios oscilan entre -0,13 (Ponferrada) y -0,88 (Zamora).
 
Vascos.
Llama la atención que entre los diez municipios menos vulnerables de España hay 8 del País Vasco, encabezados por Mondragón, todos ellos centros industriales de primer nivel, muy volcados a la internacionalización y con menor exposición al ladrillo. Por contra, en la cola de la vulnerabilidad hay un rosario de ciudades costeras mediterráneas encabezadas por La Vall d’Uixó (Castellón) cuya economía se volcó en el boom inmobiliario con graves efectos.
Fuente: Diario de Burgos