Paco Cabrerizo: «Fue un hito del movimiento vecinal que tiene una fuerza increíble»
La Asociación Eras de Gamonal había luchado durante meses antes del conflicto y el alcalde, Javier Lacalle, «se negó a dialogar». Lamenta, eso sí, que en este tipo de conflictos «todos perdemos»
la noche del 10 de enero de 2014, Paco Cabrerizo no durmió, como tampoco muchos vecinos de Gamonal, periodistas, fotógrafos, cámaras de televisión... y gente que se había interesado por el conflicto. Diez años después de aquello, la reflexión de quien vivió la revuelta vecinal en primera persona se relativiza, pero mantiene la firmeza de afirmar que el peso de la voz vecinal es «muy potente y los políticos no han aprendido».
Los recuerdos de Cabrerizo no son muy agradables «porque cuando se tiene que llegar a esos extremos es porque ha fallado todo lo demás y sobre todo porque teníamos entonces un equipo de Gobierno que no quería dialogar». Los antecedentes son tan importantes como los hechos ocurridos. Desde la Asociación de Vecinos Eras de Gamonal habían pedido muchas veces dialogar «con el alcalde y se nos negó».
Cabrerizo cree que el alcalde, Javier Lacalle, actuó de una manera extraña en todo el proceso: «No sé si estuvo mal asesorado o qué le pasó para que tomara esas decisiones que creo que fueron completamente erróneas», apunta el líder vecinal. Eras de Gamonal convocó decenas de «manifestaciones pacíficas que no crearon ningún problema y cuando ya llegó esa noche vimos que se iba a ir de las manos y tomamos la decisión de no convocar ninguna manifestación», confiesa.
En esa batalla campal, Cabrerizo asegura que «no ganó nadie porque la gente que fue arrestada, la gente que ha tenido que pagar indemnizaciones, todo eso... no se paga con nada. Al final no gana nadie en estas batallas, siempre pierden todos». Reflexiona asegurando que «cuando hay un sufrimiento de persona y de los ciudadanos, lo pasamos mal todos». De hecho ese perjuicio ha llegado, por ejemplo al tener que pagar «parte de la obra que no se hizo, indemnizaciones, destrozos… que hemos pagado entre todos», apunta.
Una obra a la que se oponían una buena parte de los vecinos de Gamonal «porque no tenía ni pies ni cabeza. Un solo carril en cada dirección; al principio sólo era para residentes y después cambió, cuando vio que la cosa se empezó a complicar empezó a cambiar, que podían pasar todos los coches. Los carriles bici en medio de dos carreteras; 240 plazas de garaje y se quitaban 400, más de la que se hacían; plazas a 20.000 euros, que en aquel tiempo la gente andaba muy mal...», explica Cabrerizo.
Y llegaron las concentraciones en la zona cero, donde las máquinas habían empezado ya a excavar y sacar escombros. Manifestaciones por la mañana, manifestaciones por la tarde a última hora. Y la lucha de Gamonal se internacionalizó. Llegó a todos los rincones del planeta; a todos los periódicos del mundo.
Las consecuencias de aquella paralización de las obras fue el castigo por parte del Gobierno local. O al menos así lo entiende Cabrerizo: «Hemos sido castigados, y seguimos siendo castigados, porque la calle Vitoria necesita un arreglo. No se ha actuado en absoluto en la calle Vitoria desde hace 10 años. Igual que ha pasado con Eladio Perlado. Es decir, si la gente no quiere una cosa, no quiere decir que no quiera otra, si sirve para mejorar el barrio».
Cabrerizo rememora los acontecimientos tras los hechos: «Tuvimos una reunión con él (con Javier Lacalle), y le volvimos a decir, has hablado con nosotros… pero también tienes que hablar con la gente que está ahí. Y llamó a esa gente. A los cuales, a todos, les cayó una sanción. Fueron al Ayuntamiento y les cayó una sanción.
Hasta que un día, un domingo por la tarde en el Fórum, el alcalde Javier Lacalle convoca una rueda de prensa diciendo que se para la obra: «Claro… se para porque tuvo muchas presiones. A nosotros nos llama y nos dice ¿qué tengo que hacer? Y le dijimos, tienes que parar la obra... mientras no pare la obra, no hay nada que hacer», confiesa Cabrerizo.
Y ese domingo cesaron las movilizaciones.
La importancia vecinal
A lo largo de la charla con Paco Cabrerizo sale muchas veces la palabra vecinos. Entiende que los políticos de todas las administraciones tienen miedo a la organización vecinal y las apartan. La gente piensa que las asociaciones no sirven para nada y no se las protege».
Paco Cabrerizo mira al horizonte y afirma que «cuando la voluntad vecinal se une se gana, se consiguen cosas, pero de aquello no hemos aprendido nada; ni se han creado más socios ni más colectivo... al revés. Se están muriendo las asociaciones de vecinos».
Cuando se le pregunta por las lecciones aprendidas de aquél movimiento solo se queda con sus vecinos: «Siempre he dicho yo que una persona no cambia las cosas. Pero si tú intentas cambiarlo, llevas a otra gente y puedes cambiar las cosas. Es decir, los vecinos tienen mucho poder, más de lo que la gente cree».
Por el contrario, Cabrerizo cree que los políticos «van a seguir con lo suyo; me parece que hemos aprendido muy poco. Yo espero que no vuelvan a pasar hechos como estos». Y subraya algo que las asociaciones de vecinos demandan con frecuencia y es que el Ayuntamiento «sea capaz de hablar cuando quiera hacer algo con los vecinos. Y con las asociaciones de vecinos y la Federación de Vecinos.
Entiende que algunas de las nuevas formas de organización municipal, los distritos, no cumplen con su objetivo; «se ha cargado lo que me parecía increíble. No ha dado un duro a las asociaciones de vecinos», en una crítica hacia los partidos que han tenido o tienen responsabilidad de gobierno en Burgos.
Fuente: Burgosconecta.com