Burgos grita con una sola voz contra la discriminación
Miles de personas acuden a la llamada de los colectivos feministas y secundan una movilización histórica por las calles del centro de la ciudad
Está claro que hoy no ha sido un 8 de marzo cualquiera. Ya
se venía advirtiendo y desde primera hora de la mañana se ha dejado
sentir, tanto en Burgos como en el resto de España, que ha respondido
como pocas veces a la llamada. Pero quizá, la demostración más palpable de que la de hoy era una jornada histórica ha llegado a última hora de la tarde.
Y
es que, miles de personas han salido a la calle para sumarse a la gran
movilización convocada por diferentes colectivos y sindicatos. ¿Cuántas?
Algunos hablaban de más de 10.000 personas en las calles,
tomando como referencia que la cabecera de la manifestación estaba ya
en la Plaza de España mientras cientos y cientos de personas se
agolpaban todavía en la Plaza del Cid esperando emprender la marcha. El
cálculo, sin duda, se antoja difícil, pero en la retina quedará la
sensación de haber vivido una de las movilizaciones más multitudinarias
de las celebradas en la historia reciente en Burgos.
Allí estaba la mujer maltrada, la que tiene que asumir las
tareas del hogar tras su jornada laboral, la que se encarga del cuidado
de los hijos y los dependientes, la que sufre día a día la lacra del
machismo, la que ve cómo sus colegas en el trabajo cobran más que ella y
la que se enfrenta al techo de cristal en su carrera profesional. Pero también estaban ellos,
los que saben que la igualdad de género en la sociedad es algo tan
necesario como demandado, los que no se resignan a vivir en un mundo
desigual.
Y todos ellos, unidos bajo una misma voz, la
del feminismo. Una voz que clama contra la violencia de género y que
grita con furia «¡no es no y lo demás es violación!».
«Si tocan a una nos tocan a todas» denunciaban las féminas ante los
aplausos de la gente congregada en las aceras de la calle Vitoria, que
veía cómo el morado se convertía en algo más que un color.
Un punto de inflexión
La
respuesta, en todo caso, ha sido «muy importante». Así al menos lo
aseguraba Susana Menéndez, participante de la Asamblea del 8 de marzo,
quien consideraba minutos antes de que se iniciara la marcha que esta
jornada marcará «un antes y un después». «Ha sido un punto de inflexión que ha servido para que la gente haya visto una realidad que a menudo no se ve» y que se materializa en precariedad y discriminación, ha afirmado.
Pero esto no ha acabado, ni mucho menos. Y es que, desde los colectivos feministas, que han estado acompañados en la movilización por sindicatos y diferentes organizaciones sociales y estudiantiles de
la ciudad, consideran que «a partir de mañana hay que seguir luchando»
para revertir unas dinámicas impropias del siglo XXI. De momento, en la
memoria quedarán las imágenes de un día histórico.
Fuente: Burgosconecta.es