lunes, 30 de junio de 2014

LAS ERAS TAMBIÉN PARTICIPÓ DE LA RECEPCIÓN OFICIAL DE SAN PEDRO

Dientes, dientes...

Á.M. / Burgos - lunes, 30 de junio de 2014
Todo felicidad y fraternidad ayer en los jardines del Palacio de la Isla durante la recepción oficial del Ayuntamiento con motivo del Día de San Pedro • (Casi) toda la gente que corta el bacalao anduvo repartiendo manos y sonrisas

Era el día de quererse mucho y que parezca que somos todos los muy mejor amigos, y salió según el libro. O casi. Un ligero atraso (cuentan que fue consecuencia de una profunda e impagable homilía previa) del anfitrión, Javier Lacalle, abortó el tradicional besamanos que, en el fondo, es la escenificación que le da nombre a la recepción oficial del Ayuntamiento en el jardín del Palacio de la Isla, consolidado ya como sede del evento.
Aparte de eso, todos encantados de conocerse. Porque, claro que sí, hasta el médico recomienda enterrar de pascuas a ramos el hacha de guerra y echar un vino brindando por las fiestas mayores. Olvidando, en definitiva, que para esquivar al ajeno ya está el resto del año. Y eso que la climatología estaba en modo perro del hortelano (calor al sol, fresquito a la sombra) hasta que finalmente se estabilizó en baremos primaverales. El propio alcalde lo celebró, aunque no sin mencionar la no exacta previsión «de Daniel Angulo y de algún otro meteorólogo, que pronosticaban un día fresquito». Estamos contigo compañero. 
Los primeros en llegar, y casi los únicos puntuales, el senador Jaime Mateu (como siempre cercano y amable con la prensa), el teniente coronel de la Guardia Civil, Miguel Salóm Clotet, el diputado ribereño Máximo López Villaboa, el comisario José María Calle, el coronel Jesús María Cirujano Pita, subdelegado de Defensa, y el general jefe de las Fuerzas Pesadas, Miguel Alcañiz, que contestó a los danzantes que escoltaban la entrada y proclamaban el «buenos días tenga usted» con un impoluto saludo militar. Ay, si las criaturas hubieran hecho la mili...
También en hora la diputada Gema Conde, que en el primer corrillo contó la despedida de Rubalcaba del Congreso. Así: «No sé si el aplauso era por el reconocimiento a su labor o porque por fin se iba». Luego respiramos al comprobar que a Conde no le afecta ningún virus que mengua personas; simplemente sus tacones se iban hundiendo en el jardín del Palacio. También estilizadas vinos a la concejala Carolina Blasco y a la esposa del alcalde, Cristina Merino, que es, simple y llanamente, encantadora.
No menos elegantes, pero castellanas ellas, nos vinieron de traje regional las concejalas Ana Lopidana (que más que anfitrionar a los representantes de las organizaciones sociales los adopta), Marisol Carrillo y María José Abajo. Ejem. ¿Les hemos dicho que había unas 400 personas allí? Vamos con más.
En modo pinball (charlando con todo ejemplar a mano) vimos al concejal más elegante del salón de Plenos. A Salvador De Foronda, qué quieren, se le notan los años de cuartel. Inmaculado. No conseguimos enterarnos de si su conversación con el socialista Antonio Fernández Santos (agrada ver que está plenamente recuperado de su paso por chapa y pintura) iba sobre cómo montar el Grupo Mixto... «Que conste que el primer año había cortezas de cerdo y este hay jamón, para que veas que la cosa mejora», nos aclaró en referencia  a sus esfuerzos por resucitar las arcas locales.
«Esto no tiene más coste para el Ayuntamiento que pagar el servicio, porque los productos son donación de Campofrío y San Miguel», nos cascó José Antonio Antón (Pirulero, según las peñas), titular de Festejos. Nos quedamos más tranquilos porque los entrantes a base de cheetos fueron matadores. También estaba Gómez (Fernando). El presidente del IMCrecibió felicitaciones por arrancar a la Unesco la zona de amortiguamento de la Catedral, como por ejemplo la del cronista oficial de la ciudad, Vicente Ruiz de Mencía. No sabemos si Gomez se acercó a las mesas a catar algo.
La oposición cumplió (ellos también son Ayuntamiento) y allí se vio a UPyD al completo (Altable, como procede, ejerciendo de diplomático de la franquicia) y a un PSOE bastante atomizado. Ni para la foto los cogimos a todos juntos, oigan. Luis Escribano, Esther Peñalba, Carlos Andrés Mahamud, David Jurado (secretario de Organización nacional de las Juventudes Socialistas), Roberto Alonso, Charo Pérez... Todos por allí en eso. Lo más parecido a IU que vimos fue a Paco Cabrerizo (fue su número dos en listas) y a su señora, Ana Moreno, presidenta al tiempo de la Federación de Vecinos, ambos fundadores de la plataforma contra el bulevar de Gamonal. 
Y hubo culturetas. Muchos y buenos. Por ejemplo, el genial Óscar Martín, cuyo look alqaediano no le evitó el cariño de los señores de verde. Ignacio del Río no perdonaba moza en su perímetro de acción para echarse un baile al son de la Banda Ciudad de Burgos, y María José Castaño se trajo a una docena de italianos encantados del dolce far niente y carita de haber pasado la noche en la Pécora.
En cuanto al músculo financiero, por allí desfiló el presidente de la Fundación Caja de Burgos, José María Leal (en una punta del jardín), la responsable de comunicación de CaixaBank por estas coordenadas, Carmen Alsina, y Jorge Gutiérrez, delegado general para Asturias y Castilla y León del banco. De la UBU el actual rector (en otra punta del jardín) y también pregonero de fiestas, Alfonso Murillo. Y de la FAE su presidente, Miguel Ángel Benavente, al que Lacalle llamó «chiquitín». Hay que joderse. Ah, y del Burgos C.F., el ‘presi’, Juan Carlos Barriocanal, que barruntaba con Baudilio Fernández Mardomingo (delegado de la Junta) la posibilidad de fichar a Luis Suárez.
Por si a alguien le daba un empacho de sonrisas vimos atento al gerente del HUBU, Miguel Ángel Ortiz de Valdivielso. También a representantes de multitud de colectivos sociales y a una delegación de la Federación de Peñas. Que sepan que Lacalle acepta el éxito del estreno mundial del lanzamiento de bota desde el balcón consistorial, que anuncia que el próximo año estará en programa con vocación de continuidad, y que, «si procede, porque antes tendrá que haber elecciones y algunos tendremos que decidir qué hacer, el alcalde estará allí para ejercer la entrega». Se llama marcha atrás y todo el mundo la utiliza alguna vez en la vida. Dicen.
Con la preceptiva disculpa por si de alguien nos olvidamos (no culpen al vino porque ni lo catamos), eso fue todo hasta que a las tres y cuarto la Banda dejó de tocar y los asistentes se fueron dispersando piano, piano. Y puestos a ser chivatos, diremos que el primero en escaquearse (se ve que le ha cogido el gusto) fue el subdelegado del Gobierno en Burgos, José María Arribas. Y no se pongan farrucos, que esto, aunque lo vista de traje, va de fiestas. 
Fuente: Diario de Burgos