domingo, 11 de noviembre de 2018

ADÍOS AL PETROLEO EN BURGOS

Los 53 pozos de La Lora tendrán que ser sellados con cemento

Los 53 pozos de La Lora tendrán que ser sellados con cemento - Foto: DB
 
El desmantelamiento del campo petrolífero de Ayoluengo exigirá el taponamiento de todos los puntos de extracción, la retirada total de cada infraestructura y el saneamiento y regeneración del terreno
Hay sueños que, aunque se esfumen, dejan memoria, un recuerdo. La quimera del oro negro en Burgos se diluyó rápidamente: en La Lora había petróleo, pero no tanto ni tan bueno como se había imaginado. Sin embargo, los caballitos de acero quedaron picoteando lentamente la fría paramera durante décadas, y esa estampa ha constitutido hasta ahora una reminiscencia fantasmal de aquella utopía. Pero ya ni eso permanecerá cuando se desmantele el campo petrolífero burgalés; ese paisaje yermo, salpicado de tan singulares máquinas de acero, se desvanecerá también. Y ya sólo se sabrá lo que hubo gracias a las fotografías. No será sencillo desmantelar esta vieja infraestructura.
Expertos consultados por este periódico coinciden en asegurar que esta actuación entraña su complejidad e importancia. «Actualmente es difícil estimar los costes para el abandono definitivo, que en cualquier caso tendrá que cumplir con la normativa vigente de restauración. Lo que sí que es obligatorio es taponar los 53 pozos existentes en el campo (lo que acarreará el mayor coste) bajando tapones de cemento con una torre de perforación hasta la profundidad de donde se producía el petroleo», explica PedroCámara, ingeniero burgalés que ha trabajado toda la vida en Repsol. Pero no sólo el cemento deberá llegar al subsuelo. Cámara explica que habrá que poner tapones en la superficie de cada pozo.
Para ello, se deberá emplear una torre. «No sé si con la torre de workover que tienen en el campo lo podrán hacer o tendrán que traer una de fuera del país», lo que en opinión de este experto aumentaría mucho el coste de la operación. «Necesitarán una unidad de cementación también, que es otro coste diario. Cada emplazamiento de los pozos tiene que ser limpiado, y limpiado asimismo de maquinaria.Además, tendrán que regenerar el terreno, recuperar los suelos de la planta y desmontar todas las instalaciones de la misma. Esto significará, claro, que desaparecerán los caballitos o balancines que durante medio siglo se han recortado en el perfil de la Lora.
¿Cuál será su destino? Es difícil saberlo. Las podrían vender (como creo ha insinuado la empresa), pero sin duda tendrán que salir fuera de España, ya que en el país no hay campo de petróleo en las que se pudieran usar. «Todo ello necesitará de personal y sus gastos. No debiera durar mucho tiempo, pocos meses, aunque esto puede ser variable si tuvieran complicaciones al taponar los pozos, pues en muchos de ellos no se sabe en qué condición estarán las tuberías de revestimiento interiores, que podrían retrasar las operaciones, señala Cámara.
Fuente: Diario de Burgos