UN VERANO CON POCOS TURISTAS
El verano turístico más flojo en años
Guías y tiendas de recuerdos aseguran que en julio ha habido días en los
que «no han salido rutas» por la ciudad por falta de demanda, mientras
que los comerciantes echan de menos más grupos internacionales
Los
empresarios hoteleros ya han manifestado en varias ocasiones que este
2018 está siendo peor que 2017 en lo que a turismo se refiere, incluida
la temporada alta estival. Y lo que ellos notan se traslada a otros
sectores directamente relacionados con la afluencia de visitantes, como
son las tiendas de recuerdos o las rutas turísticas oficiales por la
ciudad. Los comerciantes no saben cuál puede ser la causa, pero tienen
claro que este está siendo un verano «malo» para sus ventas, el peor en
años, mientras que los profesionales hablan de unos meses «muy flojos».
La sensación compartida entre quienes que se dedican a la venta de
souvenirs es que hay menos turistas que otras veces y apenas se ven
grupos internacionales. Y si julio no ha sido un buen mes, adelantan que
este agosto está resultando «flojísimo».
Ya notaron hace años, con la crisis, un cambio en las costumbres de su
clientela al que han tenido que adaptarse. Atrás quedaron los productos
estrella clásicos como el cofre del Cid, las imágenes del héroe medieval
o la espadería de grandes dimensiones. También la iconografía española
de toros, flamenco y castañuelas ha pasado «a un plano muy secundario»,
tal y como apunta Alejandro Güemes, gerente de la tienda Art Español.
«Hoy en día se ha diversificado mucho. Ya no nos podemos fiar de un
determinado tipo de productos, sino de un rango de precio», donde los
recuerdos más ‘apreciados’ son los que fluctúan entre dos y seis euros.
Lo que más se vende son «cosas pequeñas y de la Catedral», indican en el
establecimiento El Peregrino. Por ello, ofrecer productos exclusivos
puede que sea uno de los mejores reclamos, aunque la artesanía «cada vez
va perdiendo más demanda en pos de piezas pequeñas como imanes,
llaveros, pulseras…», lamenta Güemes.
Los hábitos de compra también varían según la procedencia de los
turistas. En el comercio Tu detalle, a los pies de la Catedral, tienen
comprobado que los italianos prefieren camisetas, mientras que los
polacos «entran, miran y no compran nada», por ejemplo. Son, sin
embargo, los turistas españoles los más agradecidos. «Los extranjeros
gastan menos dinero», coinciden en todas las tiendas. La proporción
puede ascender a una ratio de cuatro a uno, aproximadamente.
Junto al recuerdo o regalo imperecedero, también sale bien parada la
gastronomía local. La morcilla se lleva la palma, si bien en algunos
establecimientos como La Vieja Castilla o Casa Quintanilla constatan que
en España no se conoce tanto como pueda parecer. También los quesos de
oveja son muy demandados y no faltan los embutidos, los vinos de la
Ribera, las alubias de Ibeas o, incluso, el aceite.
Si estos establecimientos se han adaptado a los tiempos, no menos lo han
hecho los guías turísticos, que ofrecen recorridos a la carta por la
ciudad, ya sea de forma individual o en grupos. Sin embargo a veces
resulta insuficiente, ya que la asociación oficial que agrupa a estos
profesionales afirma que «está siendo un verano flojo». Su presidenta,
Belinda Peña, no se retrotrae a ejercicios anteriores a 2017, pero que
hace hincapié en un julio con poca actividad y un agosto que no responde
al calificativo del periodo vacacional por excelencia.
Peña pone como ejemplo el mes pasado, con jornadas en las que no
salieron rutas guiadas, mientras que en esta primera quincena se han
hecho recorridos con tan solo «cinco o seis personas», cuando esta época
debería ser la más fuerte del año y trabajar con grupos de al menos 25
turistas.
Para encontrar una explicación a esta situación, alude a la
meteorología. «El invierno ha sido muy largo y puede que la gente haya
optado más por los destinos de playa que por los de interior», sostiene,
al tiempo que agrega que la bajada se ha notado tanto en el turismo
internacional como el nacional, siendo este último el más numeroso en
verano. No obstante, confía en que la tendencia cambie y muestra su
esperanza en la atracción turística del VIIICentenario de la Catedral.
Fuente: Diario de Burgos