lunes, 10 de noviembre de 2014

Sr LACALLE SE ES ALCALDE PARA TODO, PARA LO BUENO Y LO MALO


El I Ching y la plaza de toros

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El libro del oráculo chino, I Ching, en una de sus hexagramas dice que “cuando el cielo está nublado, lo más probable es que llueva”. Una sentencia que el mismo Perogrullo podría recoger en sus memorias. Toda la filosofía china se basa El I Ching en el principio de las mutaciones. Probablemente, es el texto más antiguo que la humanidad haya conservado y su propósito es el de reflejar los cambios que operan constantemente en todos los ámbitos del universo.
Sirva esta frase extraída del I Ching para introducir una reflexión acerca de los acontecimientos que se han desencadenado en la ciudad de Burgos en los últimos cuatro días. Hablo de los episodios de violencia callejera que se han producido tras las manifestaciones en contra de las obras de la plaza de toros. Asistí a las que tuvieron lugar en Gamonal y en la plaza de San Agustín. Ambas demostraciones de fuerza por parte de un pequeño grupo de personas contra la Policía Nacional pudieron haberse evitado. Y podría haberse evitado también el ejercicio de la fuerza por parte de los agentes. Trataré de explicarme lo mejor posible para que ni unos ni otros se sientan ofendidos por mis palabras.
Lo haré por medio de preguntas. Primera cuestión, que es la que subyace por debajo y sustentando todas las demás. ¿Es necesario gastarse seis millones o más en una obra que será insuficiente y que no reúne el consenso? ¿Tan complicado es para el equipo de Gobierno hablar con la calle? ¿Es necesario manifestarse para reclamar lo que la política y el diálogo no pueden lograr? ¿Hay que emplear la violencia de personas ajenas a la plataforma para lograr los intereses que uno se propone? ¿Hace falta que varias decenas de antidisturbios controlen una masa de 400 personas? De la misma manera que me pregunto si es necesaria la violencia de unos pocos, ¿lo es la que emplean ciertos agentes sacudiendo a diestro y siniestro sin mirar a quién atizan? ¿Pudo la Policía evitar la violencia del viernes y cercar a quienes sabían que la iban a armar? ¿Era consciente la Policía de que si había detenidos, los destrozos iban a ser cuantiosos? ¿Es necesario recibir, a la salida de los Juzgados, al encausado y detenido el pasado sábado como un héroe? ¿Por qué no sale el alcalde a decir algo?
Todas esas preguntas probablemente se quedarán sin respuesta. Todas ellas la exigen, pero nadie las va a responder.
Mientras tanto, las obras de la plaza continúan hoy, a no ser que el grupo que ha quedado concentrado en sus inmediaciones en la mañana de hoy a las 7.00 horas lo haya impedido. Todo el contorno del coso ya está vallado y protegido para evitar incidentes cerca de las puertas, pero mucho me temo que a esa valla de protección le quedan pocas horas de estar de pie.
A estas alturas, es necesario que el alcalde de la ciudad, Javier Lacalle, salga a la palestra y busque una solución consensuada y dialogada. Pero ojo, que los precedentes del Bulevar de Gamonal son peligrosos. Tardó en salir a hablar y cuando lo hizo, se emperró en seguir con las obras, lo que provocó aún más la ira. Ojalá acierte en esta ocasión por el bien de todos.
Dicho todo esto, tengo que dar la enhorabuena a Manolo Alonso. Bregado durante muchos años en la lucha sindical, este hombre representa la dignidad y la lucha por construir un mundo mejor, una sociedad más digna y es un ejemplo para los más jóvenes en el trabajo solidario por el bien común. A él no le va a gustar que le lance todas estas alabanzas; así que confío en que él no las lea y sí lo haga la ciudadanía. Así que si usted lo lee, no le diga nada. Manolo representa a ese estilo de hombre, de ciudadano, de persona, preocupada por alcanzar la justicia en una sociedad injusta. No le importa jugarse el pellejo y ha quedado de manifiesto en las luchas populares de Gamonal y de la plaza de toros. Para quienes lo desconozcan, el trabajo callado de tantos años en las asociaciones de padres, en el sindicalismo, otros colectivos jamás ha pasado desapercibido para quienes le conocemos. Por eso no le gusta la popularidad. Sin embargo, si hay que coger el megáfono, él lo hace y además practica un principio que, consciente o inconscientemente, da un resultado inigualable: ‘Hacer hacer’.
La experiencia de Manolo hace que todos tengamos un profundo y sincero respeto por él. A mí me ha demostrado personalmente en varias ocasiones con su ejemplo todo esto que digo y siempre me ha demostrado un gran respeto como profesional de la prensa; y como sé que nadie en otro lado lo va a decir y tengo esta atalaya para decirlo, así lo proclamo.
Gran parte de los logros sociales que las plataformas están consiguiendo, son gracias al trabajo callado de Manolo. Él está en la vanguardia, da la cara, sale y no le importa que se la partan, y cuando está encarrilado el asunto sabe optar por una discreta retirada.
Que el alcalde tiene que salir a hablar, todos se lo reclaman; hasta los de su propio partido; claro está, quien me ha dicho esto es de su partido, pero no está en el Ayuntamiento con lo cual se moja poco o nada; y esta persona lo reconoce. Debe Lacalle salir a la palestra y decir algo. Hablar, calmar a la ciudadanía, explicar qué va a hacer. Es el responsable de la ciudad y no puede permanecer por más tiempo en silencio si no quiere ver como definitivamente Madrid le da una patada en sus reales y le despoja del asiento de primer edil.
Pero más allá de eso, más allá de las razones políticas que le pueden costar que vaya en las listas de mayo del año que viene, ha de ofrecer a los ciudadanos palabras de tranquilidad y no volver a dejar dejación de su cargo. Se es alcalde para todo, para lo bueno y para lo malo.
Escrito por: Julio Cesar Rico
Fuente: Burgosconecta.es