El resumen de la manifestación del jueves: “Cascos, cascos” y “prensa fuera”
Informar sobre algunos de los acontecimientos que tienen lugar en Burgos se ha convertido, últimamente, en una profesión de auténtico riesgo. Para contar lo que pasa en cada sitio hay que estar ahí, observar y no dejarse llevar por el planteamiento inicial sobre quienes son los buenos y quienes son los malos porque esta división hace ya mucho tiempo que dejó de ser clara.
Durante las manifestaciones y jornadas de protesta de los últimos días se han dado situaciones tensas que no siempre han estado precedidas de actos violentos (quema de contenedores y ruptura de escaparates fundamentalmente). Desde las administraciones públicas se ha pretendido criminalizar las protestas de muchos por los actos de unos pocos y he ha hecho tratando como a delincuentes a cientos de ciudadanos que simplemente gritan en voz alta que están cansados de corrupción.
Por ello, desde prácticamente el inicio de las obras de la plaza de toros, los ciudadanos de Burgos se que oponen a las obras están siendo constantemente vigilados por decenas de policías antidisturbios. De entre ellos algunos con ganas de “fiesta” tal y como hemos podido observar en las manifestaciones. Agentes que no titubean a la hora de empujar a cualquier ciudadano para abrirse paso entre la muchedumbre y que a la mínima situación tensa gritan aquello de “cascos, cascos” y se enfundan en otra armadura, pues la armadura administrativa la llevan siempre puesta, lanzando el mensaje de “estamos preparados para la guerra”. ¿Pero qué guerra? Aquí solo hay gente que defiende sus ideas, que expresa libremente su opinión y a quien ese tipo de actitud de la policía no hace otra cosa que radicalizar un pensamiento.
Por si fuera poco, el pasado jueves pudimos observar que cuando la situación se tensaba, poco pero más de lo deseado, uno de los agentes gritó “¡la prensa fuera!”. ¿Cómo? Por lo que pueda pasar los observadores mejor fuera ¿no? Algunos agentes de policía no están muy a gusto con cámaras de televisión y de fotografías, las únicas que, llegado el caso, pueden corroborar sin necesidad de escudarse en la “fe pública” cómo de acertada y de legal fue una actuación policial.
Por eso, tal vez, cuando Canal54 se dispuso a grabar una detención en la puerta de la Casa del Cordón un agente vestido con su armadura expulsó al cámara a empujones a un lugar donde, a su juicio, podía realizar el mismo trabajo. Lejos, donde los micrófonos no recogen sonido, el ángulo no deja ver la situación y, por si acaso, los policías servían de barrera a las imágenes. Si el artículo 20 de la Constitución Española, que defiende la libertad de expresión, hizo que el agente frenase su actitud. Él estaba por encima de la Carta Magna.
Así que “cascos, cascos” para protegerse y “prensa fuera” para evitar testigos. Este es el resumen que, con agresión a un profesional de un medio de comunicación incluida, relata cómo transcurrió la manifestación del pasado jueves.
Como opinar también está muy mal visto ahora. Cómo decir lo que se ve se ha convertido en un delito o algo así, el pasado lunes uno de los mandos de la Policía Nacional en Burgos respondió a Canal54 “- Y más que os vamos a dar”, cuando el cámara le recordó que dos agentes de policía han agredido, en lo que va de mes, a dos cámaras de esta empresa. ¿Casualidad?
Fuente: Canal54.es