domingo, 11 de noviembre de 2018

EL PETROLEO EL GRAN DILEMA

Energía vetada por la ideología

La provincia de Burgos ha podido presumir durante décadas de su condición de territorio líder en producción de energía eléctrica en Castilla y León, empleando, además, una diversidad de fuentes mucho mayor que en el resto de la Comunidad. La promesa del oro negro, del petróleo de los páramos de La Lora, saltó en los años del NO-DO para diluirse con el paso de los años y dejar el gran protagonismo energético a la difunta central nuclear de Santa María de Garoña que fue la punta de lanza de la generación eléctrica en Burgos y en Castilla y León hasta su aniquilación por los motivos políticos de unos gobiernos y la dejadez de otros.
La anciana promesa de riqueza que supuso durante décadas el petróleo de la Lora y la prosperidad para la comarca de la central nuclear tienen en común que han sido forzadas a la desaparición por el Gobierno de turno sin tomar en consideración los efectos sobre la población de dos zonas del norte de Burgos en extremo riesgo de desertización poblacional y con una estructura empresarial mínima. No perdamos de vista el papel de los gobiernos socialistas en los cierres de Garoña -ya conocido y casi olvidado- y el petróleo de Ayoluengo al que se le da el portazo a la posibilidad que dejó abierta el PP en La Lora. Bien es cierto que el Partido Popular pudo haber hecho mucho más por ambas si esa hubiera sido su verdadera intención y a eso se agarran ahora los socialistas que lo primero que han argumentado para justificar la negativa a volver a sacar a concurso la explotación de los pozos petrolíferos es que el PP tuvo tiempo de sobra para hacerlo. Razón tienen, aunque existe una clara diferencia entre posponer innecesariamente esa decisión administrativa y ordenar tajantemente el desmantelamiento de los pozos, que es lo que acaba de hacer el socialista Ministerio de Transferencia Ecológica.
La comarca de Las Loras, un páramo de indudable belleza y valor geológico, también fue privado de otra fuente de riqueza de su subsuelo: el gas pizarra. La técnica para extraerlo tiene una denominación que hoy genera un gran rechazo y ha quedado estigmatizada: la fractura hidráulica o fracking. También recibió la puntilla política para aplacar a los ecologistas más recalcitrantes y el ideario de cierta izquierda. Se cortó de raíz la posibilidad siquiera de explorar la potencialidad de los yacimientos burgaleses, los más ricos de la región dejando enterrados miles de millones por razones ideológicas.
Fuente: El Correo de Burgos