¿Un salvavidas para la banca?
Los expertos creen que si los bancos españoles acuden el fondo de rescate europeo se consideraría casi igual que una intervención de España
No es una impresión. Ni un “sentimiento del mercado”, como se suele
decir. Es un hecho cierto, demostrado, y una condena: cada vez que se
golpea al sector financiero español en Bolsa, sube la prima de riesgo.
Es decir, cuando arrecian las dudas sobre la salud de los bancos, se
ataca a la deuda española y el efecto llega al bolsillo de todos los
españoles porque el Estado paga más para devolver lo que debe (o
debemos).
También sucede al contrario. Si hay dudas sobre los Presupuestos
Generales de 2012 o sobre la capacidad de cumplir el objetivo de
déficit, sube la prima de riesgo y se hunde la cotización de las
entidades financieras. Según un informe de Analistas Financieros
Internacionales (AFI), “por cada 10 puntos básicos que ha subido la
prima de riesgo, el sector bancario ha perdido un 1,9% en Bolsa y sube
18 puntos básicos el coste de la financiación de los bancos a través de
sus bonos”.
En resumen, el triángulo perverso se ha cerrado con fuerza: no habrá
salida de la recesión (acelerada por la excesiva austeridad) hasta que
no se solucione la incertidumbre sobre la deuda soberana que se alimenta
de las dudas sobre la solvencia del sector bancario afectado por la
gangrena del sector inmobiliario.
Para desmontar este puzle maldito algunos expertos sugieren empezar
por la banca. Las entidades acaban de cumplir con el nuevo examen, el
real decreto del ministro Guindos, que les ha exigido 50.000 millones de
euros adicionales en provisiones y capital para tapar los agujeros del
ladrillo. Pero los inversores albergan dudas de que con este dinero se
acabe el problema. Creen que los precios de los pisos aun deben bajar un
40% más, lo que hundirá a las inmobiliarias y, en cadena, a los bancos.
Desde España se critica esa teoría. “Es una locura estadística. Esa
caída de precios supone llevar las valoraciones a mediados de los años
noventa. Una caída tan brusca en tan poco tiempo no ha ocurrido jamás.
Al mercado le puede quedar un descenso del 15% de media, pero no más”,
dice Manuel Romera, director del sector financiero del IE Business
School.
Al margen de las cifras exactas, son muchos los que consideran que la
banca necesitará más dinero para desenladrillar los 300.000 millones
invertidos en el inmobiliario. ¿De dónde puede llegar el nuevo cheque?
El banco de inversión JPMorgan (y otros colegas) cree que “la banca debe
capitalizarse con el Fondo Europeo de Estabilidad Financiera (EFSF).
España tiene que pedir al fondo de rescate entre 50.000 y 100.000
millones para recapitalizar los bancos”. También AFI considera que se
necesitarán 60.000 millones adicionales de capital, cifras desorbitantes
para unos bancos que dicen estar agotados y profundamente molestos
porque se les pide más capital y más provisiones a la vez.
Pero como apunta Íñigo Vega, analista de la firma Cheu-vreux,
recurrir al EFSF tiene sus problemas. “El dinero no lo darán gratis.
Europa obligaría a una mayor austeridad en las cuentas públicas”, señala
Vega. José Carlos Díez, economista jefe de Intermoney, considera que
apelar al Fondo “es una opción, pero viendo el estigma que genera, no
parece que vaya a ser la solución”. La cuestión clave es si se
consideraría un rescate y, por tanto, una casi intervención de España
con la debacle consiguiente en la deuda. “El pasado verano se aprobó que
el Fondo pueda inyectar capital en bancos pero lo tiene que pedir el
Gobierno del país y está sujeto a condicionalidad. Seguramente sería una
intervención con un programa completo y no solo para recapitalizar a
las entidades más débiles”. Quizá por eso, el ministro de Economía y
Competitividad, Luis de Guindos, ha negado tajantemente que se vaya a
pedir ayuda al Fondo europeo. Los expertos consultados creen que pedir
ayuda al Fondo es muy arriesgado; sería dar entrada por la puerta de
atrás a la troika de la intervención: UE, FMI y BCE.
Alfonso García Mora, de AFI, considera que el Fondo de la Unión
Europea puede considerarse “una ayuda a un sector, no al país”, pero aun
así recomienda que sea la última opción. “Primero deben pagar la
factura los accionistas de las entidades, como han comprobado algunas
cajas que casi han desaparecido del accionariado de las entidades
fusionadas”. Después, añade este experto, “habrá que realizar quitas a
los inversores en deuda subordinada y preferentes de la entidad y en
tercer lugar se puede recurrir al Fondo de Garantía de Depósitos de la
banca, pero con ayuda adicional del Estado”.
“Solo si todo esto falla, entonces se debería recurrir a Europa”,
sostiene García Mora. El uso de dinero público obligaría al Gobierno a
rectificar su posición sobre que “ni un euro de los contribuyentes
saneará a la banca”.
El ministro de Hacienda, Cristóbal Montoro, ya ha sugerido que puede
haber colaboración del Estado. En mitad de este lío, alguien ha
deslizado a los grandes bancos la mudanza de la sede fuera de España.
“Daría igual. El problema son las enormes carteras de deuda española que
tenemos”, dice un alto ejecutivo con la rapidez de quien lo ha
estudiado más de una vez.
Fuente: Diario El País