Los fallos más graves del PP
PILAR CERNUDA / MADRID - domingo, 29 de abril de 2012
La falta de comunicación entre los dirigentes del partido y los miembros del Ejecutivo ha deteriorado bastante la imagen de seguridad que se debe trasmitir en momentos de crisis
Aznar, cuando ganó las elecciones, tuvo muy claro que era fundamental
mantener el partido en forma y coordinado con el Gobierno. Llevó a la
vicepresidencia política al secretario general Álvarez Cascos, con lo
que tenía asegurado lo segundo, y nombró a un casi desconocido Ángel
Acebes coordinador del partido, al que dedicaba todas las horas del
día.
Mariano Rajoy decidió, sin embargo, que continuara en la secretaría
María Dolores de Cospedal manteniendo la Presidencia del Ejecutivo
manchego, y accedió a su deseo de que no hubiera un coordinador. Además,
en el congreso de Sevilla se hicieron importantes cambios en la cúpula
que dejaron fuera a personas que conocían el partido en profundidad
-Juan Carlos Vera, por ejemplo, un eterno puntal de la organización
interna en Génova- se desplazó de la portavocía a un González Pons que
ya se había hecho con la comunicación para meter a su segundo de abordo
como secretario de Organización, un novel Carlos Floriano que intenta
aprender a toda velocidad cómo se gestiona esa área; y que mientras
aprende ha provocado ya alguna disparidad de criterio con un par de
ministros, lo que ha causado desconcierto y malestar entre algunos
dirigentes, que ven con inquietud que nadie coordina algo tan esencial
como que no haya opiniones diferentes.
La situación es grave, con fallos son continuos que deterioran la
imagen de seguridad que debe transmitir todo gobierno. Los ministros,
que no eluden los encuentros con periodistas, se sienten contrariados
por la situación y sin ningún recato expresan su malestar porque en la
sede nacional no se toman las medidas que corrijan una situación que
está provocando tanto desgaste al gobierno y al partido. Una situación
en la que no quiere involucrarse Mariano Rajoy, lo que desconcierta aún
más a sus colaboradores. Porque, dicen y no les falta razón, el partido
es absolutamente clave para que el Gobierno funcione. Y ahora mismo, la
formación deja mucho que desear.
Coincide, además, la debilidad del partido y su falta de presencia, con
una mayor actividad del PSOE, dirigido por un auténtico experto en
estrategia de comunicación como es Rubalcaba, que tiene entre sus
principales colaboradores a quien aprendió técnicas de estrategia
política junto a José Blanco, Óscar López. Entre los dos han organizado
una batería de ruedas de prensa y comparecencias por toda España,
mientras que al PP solo se le ha ocurrido una campaña de publicidad que
verá la luz en los próximos días.
En la reunión mantenida esta semana entre la dirección del partido y
los responsables regionales, aparte de insistirles en que deben explicar
a fondo el alcance de las iniciativas del Ejecutivo, Floriano presentó
como gran proyecto un hashtag para que, a través de Twitter, los
ciudadanos presenten ideas. Se llama #verdad. Excesiva obsesión por
Internet y redes sociales, mientras se dejan en segundo lugar los
hábitos habituales. «Internet no debería sustituir a los medios
convencionales -señala un veterano dirigente- sino complementarlo». Si a
ello se suma que Cospedal ha contratado a una periodista sin ninguna
experiencia política para que lleve su agenda en Madrid, se comprende
entonces que se sientan cargados de razón los miembros del Gobierno a
los que los socialistas cuestionan a diario sin que desde el partido se
les eche una mano.
ORGANIZACIÓN. En los últimos días se han celebrado
diversas reuniones para analizar la situación, pero, según comentó un
ministro «esto no se arregla con reuniones, hace falta que se organicen…
es absurdo que la mala organización del partido nos esté provocando
problemas, como si no tuviéramos suficientes con hacer llegar la
necesidad de los ajustes y de aplicar la reforma laboral». Aunque habría
que señalar también que a veces son los propios ministros los que no se
ponen de acuerdo, como el último ejemplo lo hemos tenido en la
descoordinación en torno al anuncio del cambio de política respecto a
los presos de ETA.
El departamento de comunicación de Floriano elabora buenos
argumentarios que envían a diario a los periodistas para que comprendan
las razones por las que el Gobierno toma determinadas decisiones
polémicas. Pero más importante que hacer llegar esos mensajes es que
sean los propios dirigentes los que expliquen esos proyectos; sin
embargo, para desconcierto de los ministros, cuando la hacen, con
frecuencia, yerran.
Ha ocurrido, por ejemplo, con José Ignacio Echániz, responsable del
área de Sanidad y consejero de Castilla-La Mancha, que provocó un serio
problema a Ana Mato cuando hizo comentarios sobre las medidas que
presentaría su jefa sin haberlas contrastado. Ante la nueva carga del
PSOE, por los pasillos de Génova se sucedieron los comentarios sobre la
imposibilidad de compatibilizar los cargos, cuando también la secretaria
general los compaginaba. Y se dice que sería mejor que los altos mandos
ocuparan un solo puesto. Lo que afectaría a Arenas, al que en la sede
central desearían viéndole más centrado en el área territorial, aunque
se mantiene firme en su idea de seguir al frente del PP andaluz.
Rajoy no parece preocupado por estos problemas, pero debería estarlo.
Es el asunto del que más se habla en el Ejectivo y en el PP.
Fuente: Diario de Burgos