Otro viernes negro para Rajoy... y los españoles
Algo tendrá que hacer, o que decir, Mariano Rajoy para que nos creamos
eso de que los durísimos ajustes de hoy nos van a llevar dentro de poco al
crecimiento económico. Lo primero que debería hacer es decírnoslo a los
españoles a la cara, directamente, sin intermediarios.
Pero este presidente no sale de su escondite, salvo en contadísimas,
brevísimas y calculadísimas ocasiones. ¿Qué le pasa?, se pregunta mucha
gente. Una pregunta que cada viernes se hace más acuciante. Sin ir más lejos,
este viernes 27 de abril nos hemos despertado con:
A causa de lo anterior la dichosa prima de riesgo se dispara a 432
puntos.
La canciller alemana Angela Merkel dice que no está dispuesta a modificar un ápice su severa
política fiscal impuesta en la Unión Europea.
Los bancos españoles se quedan sin recursos para seguir comprando
deuda pública, o sea, para prestar dinero al estado.
No creo que el presidente del Gobierno sea cobarde, ni que ignore lo que ha
de decir. Tampoco demuestra gran valentía, porque la impresión generalizada es
que ha dejado que la señora Merkel le tenga agarrado por el cuello -y con
él a todos los españoles-, sin atreverse a protestar.
Rajoy, que por afinidad política y por la conveniencia de llevarse bien
con quien corta el bacalao en Europa, se echó en brazos de los dictados de
la jefa del Gobierno alemán, ahora se ve incapaz de decir en voz alta lo
mismo que otros gobernantes europeos: si todas las medidas consisten en recortar
más y más gastos, en empobrecernos, ¿de dónde saldrá el dinero para pagar
las deudas?
En los 1.728.000 hogares que no entra en sueldo viven angustiados. En
el resto, están atenazados por un pesimismo creciente ante el espectáculo
de un presidente con mayoría parlamentaria que no habla claramente, un debate
político irresponsable y estéril y una lluvia que no cesa de malas noticias
y peores augurios.