lunes, 24 de junio de 2019

EL SINO DEL P.P.

Ruido de sables

ANTES O DESPUÉS se producirá la catarsis entre populares, los que venidos a menos lamen sus heridas y buscan salir por la chimenea del volcán en ascuas. Como las medias verdades, romperá por algún lado y definitivamente se partirán en dos, con actores en la escena rocambolesca de pactos con quienes han nacido de su misma madera. No hay cuña peor. Ciudadanos y Vox se han ventilado la mitad o más de los votantes de un partido envejecido y trasnochado que no supo mirarse a tiempo al espejo. Ya no hay marcha atrás, la derecha representada en el PP está sentenciada a jugar un papel de terceras en las próximas décadas. El feo Rajoy tuvo mucha culpa al creer que por seguir al mando con brazos caídos, las cosas se arreglaban solas. Lo mismo hicieron muchos segundones que ocupaban por entonces, alcaldías, presidencias de autonomía y demás nidos de amor. Si don Mariano hubiese cedido el paso a tiempo abriendo ventanas a la renovación, su ejemplo serviría para que caras nuevas llenasen alcaldías. Toda España hubiese renovado de populares agostados, hablo de hace cuatro años. Nadie de derechas reniega de su credo pero sí, de quienes al gobernar con este signo, olvidan el respeto y rectitud que se esperaba de ellos. La corrupción mató al PP al igual que el video mató a la estrella de la radio. La razón por la que Socialistas han remontado de forma meteórica, no es otra que la sangría sufrida hace un par de años con un líder expulsado, peregrino de aldeas y barrios. Renació de sus cenizas y de ello hizo símbolo de las de su partido. Pronto le veremos, atormentado eso sí, pero presidente del Gobierno de España. Política y matemáticas tienen mucho que ver, alcaldías, escaños, consejerías, presidencias, diputaciones y cargos de confianza, se reparten a razón de cuarto y mitad. La pega viene cuando no hay silla para todos aquellos que la tenían, en esto es cuando comienza el ruido de sables en el cuarto de banderas. Al parecer, ese sonido tan característico se percibe en ciudades como la nuestra y no es la única. A unos les ha sonreído la fortuna y tendrán tregua y honrosa continuidad en palacios incluso mayores, como Madrid. Pero mucho otros siendo mejores, ven cómo de repente se termina su carrera política y quizás mañana no reciban el saludo ni de la vecina de enfrente. Tiene que ser muy duro quedarse en la cuneta y ver como tus compañeros siguen en la brecha. De aquí vendrá esa catarsis que digo y con toda seguridad, la refundación de un partido que perderá incluso sus siglas.
Fuente: Correo de Burgos