domingo, 28 de julio de 2019

EL RECUERDO DE ETA EN BURGOS

Cicatrices de ETA en Burgos que siguen doliendo una década después

La Casa Cuartel mostró su esqueleto tras el atentado/Félix Ordóñez | ICAL
La Casa Cuartel mostró su esqueleto tras el atentado / Félix Ordóñez | ICAL

El 29 de julio de 2009 ETA hizo estallar una furgoneta bomba en la Casa Cuartel de Burgos | El atentado se cerró en milagro, sin víctimas mortales, pero la sociedad burgalesa no olvida que la banda terrorista intentó una masacre

ETA anuncia su disolución en 2018. Con una carta, la banda terrorista cierra sesenta años de asesinatos, de atentados, de secuestros, de terror. Los terroristas, vencidos, dan por finalizado su «ciclo histórico», un sinsentido que ha dejado heridas profundas, que aún duelen, en la sociedad española. También, en la burgalesa, con 23 víctimas mortales, una decena de atentados y casi doscientos heridos directos.
Heridas sin cerrar, cicatrices que todavía se sienten, mucho más un día como hoy, 28 de julio de 2019, cuando se está a punto de cumplir el décimo aniversario del atentado a la Casa Cuartel de Burgos. Sí, hace diez años ETA intentó una masacre en la capital, apuntando directamente al corazón de la Guardia Civil, a sus familias, con la intención de hacer el mayor daño posible. Afortunadamente, falló.
La «canallada», como la definió entonces el ministro del Interior, el recientemente fallecido Alfredo Pérez Rubalcaba, se saldó con 64 heridos, entre los que había 41 menores y dos embarazadas. Todos leves. Ninguna víctima mortal. Un milagro en esa madrugada del 29 de julio de 2009 que iba destinada a convertirse en la más trágica de la historia de ETA, que rompió con su pauta habitual de avisar de la bomba.
Daño indiscriminado y sin aviso previo
Alfredo Pérez Rubalcaba fue muy gráfico en sus declaraciones tras el atentado. Hasta la bomba de Burgos «sabíamos que nos enfrentábamos a una banda de asesinos salvajes», dijo. Tras el intento de masacre, «sabemos además que están enloquecidos». Y es que no cabe duda de que ETA intentó de hacer el mayor daño posible, de manera indiscriminada.
En la Casa Cuartel residían, por aquel entonces, 260 personas. Sin embargo, la mitad de los 91 barracones estaban vacíos, pues era época de vacaciones y muchos guardias civiles y sus familias estaban disfrutando de su periodo de descanso. Así, en el edificio solo dormían 118 personas en la madrugada del 29 de julio.
ETA rompió con su pauta de actuación y no alertó a las autoridades de la existencia de la bomba. La instaló horas antes y la hizo explotar de madrugada con temporizador. La explosión dejó un cráter de varios metros de diámetro y 1,8 de profundidad. El edificio se quedó en su esqueleto, los escombros lo inundaron todo y por os aires volaron, hasta casas próximas, cascotes y restos de los vehículos estacionados junto a la bomba.
Precisamente la ubicación de la furgoneta, en el aparcamiento trasero junto a un gran escampado, minimizó el impacto de la onda expansiva. También ayudó a minimizar los daños que el edificio había sido reforzado y que, avisados de que Burgos era objetivo de ETA y, en concreto, su Casa Cuartel, se habían tomado medidas de seguridad extra.
Todo ello ayudó a evitar que ETA culminase su masacre, que buscaba atacar de manera directa al cuerpo de la Guardia Civil, no ya en la figura de sus agentes, sino a través de sus familias. Burgos no era novata en atentados, secuestros y asesinatos pero un ataque de estas características habría marcado un antes y un después en el paso de la banda por la provincia.
Un moderno edificio, de un potente color azul que no pasa desapercibido -es más, llama la atención y dirige la mirada en las vistas aéreas de la ciudad- es el recuerdo permanente de lo que pudo haber pasado aquella noche estival y no ocurrió. Es también el mensaje que le envió Burgos a la banda terrorista, un mensaje de apoyo al Instituto Armado, de repulsa a la violencia y de rechazo al terror de ETA.

Calma tensa

Los burgaleses no necesitan hacer grandes esfuerzos para rescatar de su memoria lo ocurrido hace diez años. La herida sigue doliendo. Eran las cuatro de la madrugada cuando ETA hacía estallar una furgoneta bomba en las traseras de la Casa Cuartel de la Guardia Civil. El estallido se escuchó en buena parte de la ciudad. También por municipios del alfoz. Quien no lo oyó, lo sintió. Y luego, nada, calma tensa.
Fuente: burgosconecta.com