lunes, 28 de abril de 2014

LA CRISIS HACE PERDER POBLACIÓN EN BURGOS

El padrón pierde trece personas cada día

l La población continúa envejeciendo y la edad media aumenta hasta los 45,2 años
l Más de 3.000 habitantes extranjeros se han decidido a abandonar la provincia
SAMANTA RIOSERAS / Burgos

Nada queda del Reino Castellano. Su séquito va perdiendo cortesanos al ritmo del galope de Babieca. 27.180 personas que, sin ser desterrados como el héroe cidiano, han escapado de la comunidad en el último año. Su huida ha dejado una estela de crecimiento negativo del 1,2%, situando a Castilla y León como la tercera región española que más habitantes pierde después de Aragón (-1,7%) y Castilla La Mancha (-1,2%), según el Instituto Nacional de Estadística (INE).

La cabeza de Castilla corre la misma suerte: cada día, 13 vecinos deciden dejar atrás la ciudad del cinturón verde con hebilla forjada en piedra caliza en busca del trabajo que los gobernantes que sustituyen a los Reyes Católicos no les proporcionan. Después de León, que pierde 15 diariamente, es la segunda provincia de Castilla y León con mayor fuga de población. Ambas por encima de los datos de la región con más de 1,20%.

No hay hueco en la Corte para los 4.585 burgaleses que han dejado la provincia haciendo variar el censo de 371.248 en 2013 a 366.663 en 2014. Desde que se tienen datos de población, la villa burgalesa no ha parado de crecer. La bonanza animó a poblarla y la inmigración hizo engordar las estadísticas año tras año hasta alcanzar los 375.657 habitantes en 2011. Ahora, los fenómenos contrarios han provocado que desde ese año, la población decrezca, sumando ya cuatro años de caída en los datos arrojados por el INE.

La buena coyuntura económica de aquellos años, que tan lejos quedan, animó a los cortesanos foráneos a acercarse a la ciudad en busca del Dorado cereal y el sueño de vivir en la capital con tres Patrimonios de la Humanidad. Se truncó para las 3.982 personas que han abandonado Burgos en el último año, pasando de suponer un 8,86% con 32.522 habitantes extranjeros a 28.548, un 7,78% de la población.

Los seis reinos que más cortesanos han enviado a la exigua Cabeza de Castilla continúan siendo Rumanía (7.592), Bulgaria (4.949), Portugal (2.771), Marruecos (2.929), Colombia (1.186) y Ecuador (1.142). Lugares a los que quizás hayan regresado los 586 rumanos, 488 búlgaros, 658 portugueses, 358 marroquíes, 428 colombianos y 446 ecuatorianos que se han marchado junto a más de 600 nativos en el último año.

Las féminas han soportado mejor la decadencia del reinado de los Católicos y son más reticentes a abandonar sus raíces. Mientras el sexo masculino pierde 2.813 varones, solo 1.972 mujeres han tomado la decisión de cambiar el Templo gótico por excelencia por otros monumentos a los que admirar.
Ellos pasan de representar un 50,2% de la población a un 50,1%. Ellas, al contrario, aumentan su porcentaje de 49,7% a 49,9%. Sin embargo, el número de hombres sigue siendo mayor (183.825) que el de mujeres (182.838).

Si Burgos continuase manteniendo las costumbres del viejo reino, lo tendría difícil para reunir a valeroso jóvenes -por edad, no por honor- con los que defender los flancos de la ciudad, ya que su edad media roza los 45. A las mujeres, a quienes se les negaba el poder de empuñar la espada, también les costaría un mayor esfuerzo lavar sus ropajes a las orillas del Arlanzón, pues han superado con creces los 46 años de media.
Mientras la población se escapa por carreteras asfaltadas sobre calzadas romanas, los burgaleses envejecen y disparan las cifras de 44,8 a 45,2 en un año.

No nacen infantes suficientes para rejuvenecer el reino y los habitantes en edad de arar las tierras (18-65) sobre las que ahora se levantan edificios cada vez son menos significativos en las estadísticas de grupos quinquenales. Dan paso al aumento de sabios (65-en adelante) que se ayudan de terceras piernas de madera para andar.
Hasta 201 centenarios podrían contar hoy que nacieron con el estallido de la primera Guerra Mundial como escenario internacional, que ya eran unos veinteañeros cuando la Civil destruyó España o que ya pintaban canas en las primeras elecciones democráticas. El relato se narraría en femenino, pues 162 son mujeres (tres más que el año pasado) y 39 hombres (también tres más).
Fuente: Correo de Burgos