El ocaso de los semi dioses
¿Y
aún se quejan de que salgamos a las calles a reclamar justicia? Basta
ya. Los encumbrados por el poder y el dinero, aquellos que fueron un día
ídolos, de barro, eso sí, de una sociedad opulenta, en la que prima más
el dinero que la persona, todos esos, poco a poco van cayendo.
Levantaron sus imperios emborrachados en dinero y poder y creyeron que
nadie los podía hacer sombra. Son éstos los amigos de pronunciar frases
similares a “no sabe usted con quién está hablando…” porque siempre se
han creído por encima del bien y del mal, superiores a cualquier mortal.
Soberbios, engreídos, hipócritas y farsantes.
El castillo de naipes que levantaron en su día se cayó cuando alguien
abrió la ventana y el aire fresco hizo temblar la primera carta; a raíz
de ésa, las demás cayeron… Porque todo se basó en una mentira. La que
nos hicieron creer. Y mal los caídos. Pero peor, mucho peor, quienes los
alabaron. Quienes los encumbraron. Los que los promocionaron. Quienes
les bailaron el agua.
José María Aznar y Emilio Botín dijeron de Rodrigo Rato que era el
mejor ministro de Economía de la historia de España. Todo por cumplir
con el deber de crear empleo y consolidar a España en Europa. Pero
claro, Rajoy también quería tener un Gobierno como el de Jaume Matas, y
ahora está entre rejas… Vamos que entre unos y otros, no dan ni una.
Es un insulto a la sociedad, a los ciudadanos, a la gente
trabajadora, un caso como el de Rato. Un tipo sin escrúpulos. Egoísta.
Un individuo al que sólo le importa el dinero. Pero lo que es peor, un
sujeto que desprecia a la gente. Y más aún a la gente humilde. Porque es
un desprecio a los más tirados de la sociedad la estafa continuada a la
que nos sometía.
Casos como el de Rato confirman la tesis de que la crisis no es tal,
sino que es una estafa, un mecanismo ideado por algunos interesados en
aumentar la riqueza personal de banqueros y empresario a costa de los
empobrecidos. Pero lo más repugnante de este caso es que Rato ha sido
vicepresidente del Gobierno, ministro de Hacienda y de Economía,
director gerente del Fondo Monetario Internacional, uno de los cargos
más relevantes en el mundo de la economía, con categoría de Jefe de
Estado. Y todo eso sin contar el caso de las tarjetas ‘black’ de Bankia
o el escándalo de la salida a bolsa de esta entidad.
Ojo, que en este Gobierno de Rajoy hay dos ministros que fueron
delfines de Rato, Luis de Guindos y Cristóbal Montoro. Nadie quiere
sospechar de ellos, y Dios me libre de hacerlo yo. Pero oiga, es que uno
ya no se puede fiar. Desde estas líneas… lanzo una pregunta a los
miembros del Gobierno de Rajoy… ¿Podemos tener la garantía de que
ustedes son gente honrada? Sé que nadie me la va a responder. Pero la
sospecha de todos los españoles, tiene sus antecedentes. Once de los
catorce ministros de Aznar en su última legislatura, están o han estado
imputados o señalados por diferentes presuntos delitos.
Ladrones de cuello blanco que han jugado con los intereses de los
contribuyentes. Amigos de los que nos piden un esfuerzo personal a los
más pobres para salir de la crisis y que en su silencio están
consintiendo las barbaridades realizadas por gente como Matas,
Urdangarín, Granados, Bárcenas, El Bigotes y ahora Rato, entre otros.
Es lo que vulgarmente se llama la ‘doble vara de medir’ o también la
ley del embudo. Que un pobre autónomo se equivoque en una factura o en
una declaración de IVA… que tiene a los GEO buscándole. Que los
trabajadores nos pasemos un poco en la protesta… que la ley mordaza nos
será aplicada de manera implacable. Ahora, que a uno de los suyos le
pillen con las manos en la caja… para ése… la presunción de inocencia.
Política de barrios bajos. Mafia en estado puro. ¡Qué asco! Ya basta de
someternos a estafa gubernamental amparada por un puñado de votos.
Es repugnante la defensa de esta gente; porque se han reído en
nuestra propia cara. Nos piden esfuerzos para salir ganando ellos.
Defraudando ellos. Porque tiene delito la catadura moral de este tío.
Uno de los delitos que le imputan es el alzamiento de bienes. ¿Qué es
esto? Pues muy sencillo, ocultar, esconder su patrimonio, hacerlo
desaparecer… para evitar compensar con él determinadas fianzas o
responsabilidades atribuidas a Rato en el caso de Bankia. Hay que
recordar Rato estafó a 370.000 preferentistas, que nadie se olvide.
¿Recuerdan a otro mito caído? Mario Conde… El condenado por su
gestión y apropiación de fondos de Banesto se pasea cada semana en una
de esas televisiones que deja de pagar a sus trabajadores para hacer
propaganda a individuos como este o a falangistas reconocidos. Pasó de
ser el yupi engominado, el ejemplo a seguir por los jóvenes aspirantes
al traje de Emidio Tucci y a la corbata de seda y el BMW M-1 en la
puerta del despacho, a la cárcel; al destierro personal. Años después
–cuan frágiles somos de memoria— hasta fundó un partido para recuperar
el sexapil político. Menos mal que no le votó ni el tato.
¿Y qué hacemos con esta gentuza? Pues no sé. Lo cierto es que la
calle Génova de Madrid es el núcleo más importante de la corrupción. Y
no sé si hay que hacer algo con los inquilinos de la calle Génova o con
la gentuza como Rato, Blesa, Granados… Bárcenas… Por cierto, ahora que
caigo con estos nombres… no me había dado cuenta de algo. Resulta que
Rato liberalizó el precio del suelo para entrar en la gran burbuja
inmobiliaria y Blesa se sacó de la manga los activos imaginarios
(preferentes, entre otras) para financiar la misma burbuja. ¡Ah!, uno y
otro, manos derecha e izquierda del esposo de Ana Botella.
Gente que se ríe de los trabajadores y trabajadoras con sueldos
basura, de la gente desahuciada, de las personas extranjeras, de todos.
¿Y aún se quejan de que salgamos a las calles a reclamar justicia? Basta
ya.
Fuente: Julio Cesar Rico