Latas de conserva
LOS DATOS, como los hechos, suelen ser la mejor manera de
despejar las cortinas de humo que suelen desplegarse en un año en el que el
exceso de elecciones municipales, autonómicas, plebiscitarias y generales nos
van a dejar en blanco. Todo se para y lo poco que se mueve es para quedarse
prácticamente en el mismo sitio.
La EPA (Encuesta de Población Activa) dice que no hay mejora,
que hay menos población activa, que la tasa de paro sigue creciendo, que la
tasa de actividad disminuye pero los golfos que afloran sus fortunas en
paraísos fiscales no dejan de crecer. ¿Puede mejorar la macroeconomía mientras
la tasa de paro es superior al 18%? ¿Puede sostenerse el sistema con empleos
cada vez menos estables y con sueldos más bajos?
La EPA también indica que hay 126.000 burgaleses
en situación de inactividad, 3.000 más que hace un año. Es decir, el modelo de
creación de empleo, la reforma laboral, no ha logrado sus objetivos, quizá
porque no se adoptan medidas que tiendan a potenciar el modelo productivo no ya
solo de España sino de cada región y provincia.
Basta un ejemplo. En Burgos, que es la capital
industrial de la Comunidad, se lleva más de una década esperando a que pongan
en marcha un Parque Tecnológico, un espacio que sin duda hubiera dado un salto
de calidad en materia de empleo. Y es evidente que no ha habido voluntad clara
de poner en marcha el proyecto, porque seguro que se podía haber buscado una
alternativa real al eterno atasco de esta iniciativa. Mientras, tenemos que
escuchar cómo plantean en negociaciones de convenios colectivos ofertas de
mejora de condiciones económicas que cambian subidas de sueldo por latas de
conserva. Eso sí, partiendo de un sueldo casi igual al salario mínimo
interprofesional y con el compromiso de aumentar el número de horas trabajadas
en los años siguientes.
Esto cuesta digerirlo en medio de una situación
en la que se pagan varios cientos de miles de euros por informes verbales de
asesoramiento. En una situación en la que ocho horas de contrato precario sobre
una línea de producción apenas valen unos cientos de euros y unas latas de conserva.
Mientras que en el tiempo que se tarda en tomar un café se ‘asesora’ para
lograr unos ingresos desorbitados que, como queda demostrado cada vez que salen
a la luz, no se pueden justificar. Los datos son tozudos y demuestran que esto
no mejora.
Fuente: Correo de Burgos