PP y PSOE suben y Podemos se desinfla ante el auge de Ciudadanos
En las elecciones generales de 2011, el PP obtuvo el 44,6% del voto válido a candidatura, mientras que el PSOE recibió el 28,8%. En los meses que siguieron a las elecciones generales de 2011, los dos principales partidos nacionales comenzaron a sufrir una importante erosión, al tiempo que crecían Izquierda Unida y UPyD, que el 20-N habían recibido el 6,9% y el 4,7%, respectivamente. El proceso continuó hasta la primavera de 2014 en la que estos dos partidos alcanzaron su máximo desde noviembre de 2011. El partido de Cayo Lara contaba con una expectativa del 12,1% y el de Rosa Díez, del 9.4%. Ningún otro partido había crecido de forma significativa. Ambos se convertían en alternativa al bipartidismo y recibían el voto del descontento.
Pero las elecciones al Parlamento Europeo de junio de 2014 sirvieron para el lanzamiento de un nuevo partido, Podemos, que volvió a redibujar el mapa político nacional, acentuando la caída del PP y PSOE y truncando la carrera alcista de IU y UPyD, que retrocedieron de modo importante a los niveles de 2011. Podemos creció en el segundo semestre de 2014 fundamentalmente con los votos del bipartidismo y de IU y UPYD.
Podemos registró su máximo electoral a los seis meses de su irrupción en las elecciones europeas, en diciembre de 2014, cuando alcanzó el 23,2% del voto válido. En aquel momento se situó a tan sólo 0,2 puntos del PSOE, mientras que los otrora alternativos IU y UPyD registraban una expectativa de voto inferior al de las elecciones generales de 2011.
Durante los últimos seis meses de 2014, Podemos estuvo subiendo en las encuestas sin solución de continuidad, pero sus conexiones directas con el régimen venezolano denunciadas por la Prensa quebraron la confianza de sus apoyos. La llegada de 2015 truncó las expectativas del partido de Pablo Iglesias, iniciando su declive. Nueve meses después de su debut en las elecciones europeas, Podemos se encuentra con una expectativa de voto del 14,1%, insuficiente a todas luces para sobrepasar al PSOE y para aplicar un programa radical que terminaría con el actual régimen democrático fundamentado en 1978.
En las elecciones al Parlamento de Andalucía del 22 de marzo también se constató el fracaso de Podemos, que con el 14,8% quedó muy por debajo de lo pronosticado por el CIS. Además, quedó bastante por debajo del resultado de la IU liderada por Julio Anguita en las elecciones autonómicas de 1994, donde Izquierda Unida obtuvo el 19,3% del voto.
Andalucía era la gran oportunidad de Podemos para sobrepasar al PSOE y autoproclamarse líder de la izquierda española. En esta región se daban las tres condiciones o circunstancias más idóneas para el crecimiento de Podemos: por un lado, la corrupción política, con los ERE y cursos de formación, que podrían ser los mayores casos de corrupción españoles. Por otro lado, la región registra la mayor tasa de paro de España y también supera la medida nacional de paro juvenil. En tercer lugar, cuenta con una población mayoritariamente residente en municipios de más de 20.000 habitantes.
Andalucía era, por lo tanto, el campo de batalla ideal para Podemos. Las urnas han demostrado que el PSOE sigue siendo el referente de la izquierda española y única alternativa al PP. Y ha sido precisamente Andalucía la que ha servido para el lanzamiento de Ciudadanos, el partido de Albert Rivera, que partiendo de la nada se ha convertido en el cuarto partido andaluz. En la encuesta de abril de NC Report para LA RAZÓN, el Partido de la Ciudadanía también es el cuarto partido en el ámbito nacional, con el 10,5% del voto válido. Cuando en febrero se hallaba en el 3,3% del voto. Su tendencia, a diferencia de Podemos, es alcista y en los próximos meses asistiremos a su evolución y todo indica que a corto plazo superará a Podemos y se convertirá en la tercera fuerza política nacional. De este modo, nos encontramos ante un escenario político muy diferente al de finales de 2014, en el que Podemos crecía sin techo, y también distinto al anterior a la aparición de Podemos, en el que IU y UPyD pugnaban como alternativas al bipartidismo.
En estas tres etapas, el denominador común ha sido el mantenimiento del bipartidismo, que ha aglutinado en todo momento un mínimo de dos tercios el Congreso de los Diputados, tanto en los meses previos al verano de 2014 con el auge de IU y UPyD, como en periodo de crecimiento de Podemos, de junio a diciembre de 2014 o en el momento actual, con la irrupción de Ciudadanos y su potencial de crecimiento aún por conocer.
Otro dato de relevancia es que el bipartidismo ha sido liderado ininterrumpidamente desde 2011 por el PP, que se ha mantenido en cabeza en todos los sondeos. En esta encuesta de abril también se confirma como primera fuerza política nacional. Asimismo el PSOE se ha mantenido, a lo largo de este mismo periodo, como segundo partido político.
Fuente: La razón