domingo, 2 de diciembre de 2018

LA DESIGUALDAD SALARIAL ENTRE HOMBRES Y MUJERES

La desigualdad salarial se cifra en 6.756E menos al año por ser mujer

La brecha salarial de la mujer crece un 8% desde que empezó la recuperación / Ahora trabajan más mujeres pero predominan en «sectores con bajos salarios, jornadas partidas y vinculados a los cuidados»

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6.756 euros. Esta es la diferencia entre el salario medio de un varón y una mujer que trabajan por cuenta ajena en la provincia. Ellos ganan de media 23.328 euros al año. Son 85.317 trabajadores. Ellas perciben por su trabajo 16.572 euros de media. Son 69.052 mujeres. «Somos iguales por ley pero falla el sistema al aplicar esa igualdad porque los sectores feminizados, donde ellas son más numerosas, son los más precarios en salarios y derechos», explica la secretaria de Mujer e Igualdad de UGT Castilla y León, Fonsi Bonafonte.
Una desigualdad y empleo de baja calidad que no se corrige con la recuperación económica. La brecha salarial se ajustó durante los peores años de la crisis porque todos los salarios bajaron. Así, en diez años la diferencia de ingresos ha bajado un 6,3% (en 2007 ascendía a 7.209 euros) y el suelo se situó en 6.254 euros en 2013. Pero desde entonces, en plena recuperación, esa brecha no ha hecho más que crecer. En cinco años la diferencia de salarios entre hombres y mujeres ha crecido un 8%, unos 500 euros. En el último año ésta ha subido un 3,2% que se traduce en 212 euros más.
Por ello aunque el empleo femenino por cuenta ajena ha crecido más que el de los hombres, la diferencias de salario crecen. En un año hay 511 mujeres trabajando frente a los 182 empleados más en varones. Pero ellos ganan 683 euros más frente a ellas que perciben, de media, 471 euros más.

Una brecha de género que se mantiene entre quienes optan a su primer empleo, que se agudiza en la edad adulta y que no se abandona en los últimos años de vida laboral. Según los datos de Rendimientos del Trabajo de Hacienda, las 143 mujeres menores de 18 años que trabajaban en Burgos el año pasado, último ejercicio disponible, percibían de media 928 euros al año. Solo trabajaban 35 hombres más en este tramo de edad pero perciben 1.682 euros de media. La brecha salarial por cuestión de género parte de 754 euros. El momento en el que esa diferencia es más grande se da en el tramo de edad entre 36 y 45 años que coincide con el periodo de cuidado de niños y otros familiares un rol atribuido y ejercido por ellas. En este tramo de edad trabajan 19.620 mujeres frente a 23.080 hombres. Ellas ganan de media 15.508 euros frente a los 25.029 que perciben ellos. Son más de 10.000 euros de diferencia. «Estar en edad fértil, quieras o no quieras tener hijos, penaliza a la mujer a la hora de acceder a un trabajo o a un ascenso», apunta Bonafonte.
Para la responsable de Igualdad en UGT en la precariedad de la mujer «el trabajo de cuidados es la clave». Al ámbito de servicios sociales y otros servicios personales y de ocio se dedican el 49,4% de las mujeres trabajadoras de la provincia. En servicios sociales 23.260 empleadas, en servicios personales y de ocio 10.917. Estos están seguidos por servicios a empresas que ocupan a 10.270 mujeres. Entre estos tres sectores hay dos de los peor pagados. Servicios personales y de ocios tiene un salario medio global de 10.252 euros, y servicios a empresas de 15.557. Un poco más se gana en servicios sociales, 22.909 euros al año. En los tres la brecha de género es de las más bajas.
«El sector de cuidados es el negocio del futuro, y más en nuestra región que tiene una población muy envejecida, pero en este sector de residencias y ayuda a domicilio cada vez entran más grupos de presión extranjeros donde se busca mano de obra barata y la consecuencia es que hay una gran cantidad de trabajadoras que perciben por debajo del salario mínimo», explica Fonsi Bonafonte.

Y otros sectores parecen vetados para la mujer. La industria, que en Burgos tiene los salarios medios más altos, apenas emplea a una de cada diez mujeres. Es el segundo sueldo más alto en la provincia (27.854 euros de media al año) solo superado por la industria extractiva, energía y agua que perciben los salarios medios más altos (39.591 euros) pero donde solo se emplea al 0,5% de las mujeres trabajadoras.
Otro factor que amplía la brecha salarial es la conciliación laboral y familiar. Vuelve a mezclarse la palabra cuidados como rol femenino. Las políticas de conciliación y de igualdad son, para Bonafonte, «los que mantienen la opresión de la mujer». Considera que aquí está «la perversión del sistema» que plantea las políticas de conciliación «con rostro de mujer donde ayudan a conciliar trabajo y familia pero no se pone el foco en la corresponsabilidad de cuidados porque los hijos, los mayores dependientes, son familia de ella pero también de ellos». Algo que a juicio de la delegada de UGT no se prioriza de igual manera.

Esto conlleva a que la mujer pide excedencias, reducciones de jornada en mayor volumen que los hombres ya sea para el cuidado de los hijos que puede concatenarse con el cuidado de los mayores. «En la brecha salarial también suma las ausencias, los cuidados que reducen no sólo su prestación y penaliza la pensión de la mujer el día de mañana sino que también frena su progresión laboral y, por tanto, la mejora de salarios», explica. Así mientras él sigue progresando a lo largo de su vida laboral, ella se ve estancada.
TECHO DE CEMENTO
«No estamos en igualdad en salarios, tampoco en méritos y capacidades porque superamos a los hombres pero en el dedazo que marca los puestos directivos ellos también ganan por eso el techo de cristal se convierte en un fuerte techo de cemento», explica. Las cifras del Mercado del Trabajo en las Fuentes Tributarias le dan la razón. En los salarios más altos (10 veces el Salario Mínimo Interprofesional o lo que es lo mismo más de 7.070 euros al mes) se encuadran 554 personas de las que solo 72 son mujeres. Además mientras ellos ganan 148.794 euros al año de media ellas logran 123.972 euros al año.

Dietas, productividad y otros ingresos más allá del sueldo base marcan esta diferencia abrumadora en las rentas más altas. Para quienes cobran entre 5.300 y 7.000 euros al año la diferencia salarial es más baja. Ellos ganan 84.387 euros al año de media frente a los 82.735 euros al año entre ellas. El problema es que pocas mujeres alcanzan este estatus. En estas nóminas de directivos y técnicos altamente cualificados están 850 hombres frente a 294 mujeres.
¿Dónde se reincorpora la mujer que ha pasado parte de su vida adulta al cuidado de terceros? Tiene difícil acomodo si no tiene formación pero también si la tiene puesto que carece de experiencia laboral. Así que los puestos son jornadas parciales en sectores dedicados al cuidado de terceros, hostelería, comercio o atención al público. Así ellas sí son mayoría entre los empleados que perciben sueldos por debajo del salario mínimo o que apenas llegan a ser mileuristas. Suelo del que es difícil despegarse.

Las cifras reflejan que el 51,9% de las féminas perciben menos de 1.000 euros al año. Son 35.907 mujeres. Pero es que el 35,2% de las trabajadoras apenas llegan a los 707 euros del salario mínimo. Son 24.338 mujeres en la provincia de Burgos. «El sector de atención en residencias y ayuda a domicilio que ocupa a un gran número de mujeres que son utilizadas por el sistema para cubrir el estado de bienestar a través de cuidados de los que nadie quiere asumir el coste», señala Bonafonte.
Independencia
El sistema laboral que penaliza a la mujer que asume los roles del cuidado de generación en generación desde los tiempos de Atapuerca a cambio de ceder ingresos y progresión laboral puede tener un peligroso compañero de viaje. La falta de independencia de la mujer que puede ser peligrosa ante una relación machista que puede acabar en violencia de género. «Si no se ataja este sistema laboral que es el que frena la autonomía personal y económica de la mujer, esta se queda sin una poderosa arma de defensa ante una relación violenta de la que, con pocos recursos y empleo precario e inestable, es más difícil escapar», explica. Por ello considera que una de las políticas contra la Violencia de Género se debería centrar en mejorar las condiciones laborales y de acceso al empleo.
Fuente; Diario de Burgos