El Colacho se internacionaliza
Castrillo de Murcia cumple con la tradición y proteje a los niños del mal
Lun, 23/06/2014
Burgos
La localidad burgalesa de Castrillo de Murcia volvió a quedarse pequeña ayer, domingo del Corpus Christi, fecha en la que desde hace algo más de cuatro siglos se viene celebrando la tradicional Fiesta del Colacho. Casi un centenar de bebés fueron los protagonistas, tras ser saltados por el Colacho, un personaje que aleja sus cándidas almas del diablo.
Las altas temperaturas animaron a muchos vecinos a participar de una Fiesta de Interés Turístico Regional de la que cada vez se hacen más eco los medios internacionales. Medios de EEUU, Gran Bretaña o Australia se desplazaron hasta Burgos para inmortalizar una tradición que se remonta al siglo XVII y que aúna tintes religiosos y paganos y que es más que conocida en Castilla y León.
Como todos los años, decenas de colchones se agolparon en las calles de Castrillo. En ellos, los bebés nacidos en el último año en el municipio y en otras localidades. Según explicaron fuentes de la organización a Ical, «ya no es necesario como hace décadas que los vecinos sean del pueblo porque no hay». Ahora los pequeños son hijos o nietos de los vecinos del municipio o de otros pueblos. Todos pagan la voluntad, un precio estimado en diez euros.
Concluida la eucaristía en honor al Santísimo, el silencio reinó en las calles del pueblo. Todas las miradas se dirigieron a Pedro y Manuel, los responsables de ejecutar el salto que libera a los pequeños del poder del maligno. La primera parada en uno de los altares más concurridos donde se localizaron cinco colchones con cerca de una veintena de bebés. Todo un desafío para unos colachos muy bien preparados con unas cómodas deportivas.
La localidad burgalesa de Castrillo de Murcia volvió a quedarse pequeña ayer, domingo del Corpus Christi, fecha en la que desde hace algo más de cuatro siglos se viene celebrando la tradicional Fiesta del Colacho. Casi un centenar de bebés fueron los protagonistas, tras ser saltados por el Colacho, un personaje que aleja sus cándidas almas del diablo.
Las altas temperaturas animaron a muchos vecinos a participar de una Fiesta de Interés Turístico Regional de la que cada vez se hacen más eco los medios internacionales. Medios de EEUU, Gran Bretaña o Australia se desplazaron hasta Burgos para inmortalizar una tradición que se remonta al siglo XVII y que aúna tintes religiosos y paganos y que es más que conocida en Castilla y León.
Como todos los años, decenas de colchones se agolparon en las calles de Castrillo. En ellos, los bebés nacidos en el último año en el municipio y en otras localidades. Según explicaron fuentes de la organización a Ical, «ya no es necesario como hace décadas que los vecinos sean del pueblo porque no hay». Ahora los pequeños son hijos o nietos de los vecinos del municipio o de otros pueblos. Todos pagan la voluntad, un precio estimado en diez euros.
Concluida la eucaristía en honor al Santísimo, el silencio reinó en las calles del pueblo. Todas las miradas se dirigieron a Pedro y Manuel, los responsables de ejecutar el salto que libera a los pequeños del poder del maligno. La primera parada en uno de los altares más concurridos donde se localizaron cinco colchones con cerca de una veintena de bebés. Todo un desafío para unos colachos muy bien preparados con unas cómodas deportivas.
Fuente: Correo de Burgos