Los investigadores esperan abrir antes de diez años el nivel TD-6
Dos incursiones en 1994 y 2003 en este nivel de Dolina han ofrecido 160 fósiles humanos de una especie cuyos primeros dientes aparecieron tal día como hoy hace 20 años
Mar, 08/07/2014
MARTA CASADO / Burgos
Tal día como hoy, antes del mediodía, la historia de la prehistoria en Europa cambió. Era el 8 de julio de 1994, un reducido grupo de arqueólogos expertos trabajaban en el sondeo de Dolina para «conocer cómo se había formado el yacimiento y entenderlo un poco mejor, antes de abrirlo en extensión en sus 100 metros cuadrados teníamos que tener las cosas claras», recuerda Aurora Martín que formaba parte de ese equipo de avanzadilla. Junto a ella participaban desde la campaña del 92 el gallego Xosé Pedro Rodríguez, José María Vergés y Marina Mosquera. «Eran unos seis metros cuadrados y excavamos cuatro o cinco y otro era como le llamábamos el escribano que apuntaba la información y sacaba los sacos de sedimento», recuerda Aurora Martín.
Aquella mañana Aurora empezó a perfilar el nivel cuando apareció algo que se adivinaban como dientes. Cuando los extrajo «nos parecían humanos y por el nivel en el que estamos muy antiguos pero antes de decir nada esperamos a que llegará Bermúdez de Castro, especialista en dientes. Fueron unos minutos que me parecieron eternos y sin sacarlos de la bolsa confirmó nuestras sospechas», recuerda Martín. A partir de entonces « fue una alegría colectiva, un momento en el que sabes que puedes llorar y reír al mismo tiempo porque nos dábamos cuenta de la trascendencia», recuerda.
«Fue un punto de inflexión en la marcha del proyecto, en ese momento se estaba rompiendo un paradigma establecido en la evolución humana al encontrar fósiles mucho más antiguos de los 500.000 años que se decía entonces sobre las primeras ocupaciones en Europa», recuerda el codirector del Equipo de Investigación de Atapuerca, José María Bermúdez de Castro. Hoy, 20 años después Homo antecessor, nombre con el que se bautizó la especie en 1997 en un artículo en Science que supuso la introducción de la especie en el Código de Nomenclatura Zoológica, esa ceptado pero no fue inmediato. Ha costado mucho que se aceptara la especie, los paleontólogos de viejo cuño apenas la citan en congresos y encuentros científicos, los jóvenes lo hacen sin problemas. «No sé porqué razón se le resta importancia pero los fósiles están ahí, están muy bien datados» señala Bermúdez. «Nos falta el golpe final de la excavación en extensión del nivel TD-6, en ese momento saldrán del orden de un millar de fósiles y esto no se podrá obviar», reconoce. Un momento que ya tiene fecha. En menos de una década el equipo espera abordar el trabajo en extensión, unos 100 metros cuadrados de superficie. Bermúdez afirma que «estamos haciendo planes para ver si esto se puede conseguir para antes de que nos jubilemos Eudald y yo». Esto es antes de 10 años. «Ese momento será alucinante porque este festín caníbal, estoy convencido, tendrá más restos en la zona más fértil del yacimiento, junto a la pared y esperemos que salgan piezas más grandes, más bonitas... será espectacular estoy convencido».
Aún así ya existen 160 piezas de homínidos y cerca de 300 piezas de industria lítica de tipo Modo 1, arcaica. Están representados 11 individuos la mayoría menores de edad. Todos los restos tanto los recuperados en el sondeo histórico de 1994 como los realizados en el Estrato Aurora en 2003, están muy fragmentados y mezclados con fauna. «Fue un premio a la constancia, Dolina no era un yacimiento fácil habíamos trabajado mucho y muy duro...pensábamos que ese esfuerzo tenía que ser recompensado y vaya si lo fue porque desde entonces hasta hoy la diferencia del proyecto científico y de la divulgación que se hace de él hoy es abismal», apunta Aurora Martín quien también es Coordinadora general del Museo de la Evolución.
Tal día como hoy, antes del mediodía, la historia de la prehistoria en Europa cambió. Era el 8 de julio de 1994, un reducido grupo de arqueólogos expertos trabajaban en el sondeo de Dolina para «conocer cómo se había formado el yacimiento y entenderlo un poco mejor, antes de abrirlo en extensión en sus 100 metros cuadrados teníamos que tener las cosas claras», recuerda Aurora Martín que formaba parte de ese equipo de avanzadilla. Junto a ella participaban desde la campaña del 92 el gallego Xosé Pedro Rodríguez, José María Vergés y Marina Mosquera. «Eran unos seis metros cuadrados y excavamos cuatro o cinco y otro era como le llamábamos el escribano que apuntaba la información y sacaba los sacos de sedimento», recuerda Aurora Martín.
Aquella mañana Aurora empezó a perfilar el nivel cuando apareció algo que se adivinaban como dientes. Cuando los extrajo «nos parecían humanos y por el nivel en el que estamos muy antiguos pero antes de decir nada esperamos a que llegará Bermúdez de Castro, especialista en dientes. Fueron unos minutos que me parecieron eternos y sin sacarlos de la bolsa confirmó nuestras sospechas», recuerda Martín. A partir de entonces « fue una alegría colectiva, un momento en el que sabes que puedes llorar y reír al mismo tiempo porque nos dábamos cuenta de la trascendencia», recuerda.
«Fue un punto de inflexión en la marcha del proyecto, en ese momento se estaba rompiendo un paradigma establecido en la evolución humana al encontrar fósiles mucho más antiguos de los 500.000 años que se decía entonces sobre las primeras ocupaciones en Europa», recuerda el codirector del Equipo de Investigación de Atapuerca, José María Bermúdez de Castro. Hoy, 20 años después Homo antecessor, nombre con el que se bautizó la especie en 1997 en un artículo en Science que supuso la introducción de la especie en el Código de Nomenclatura Zoológica, esa ceptado pero no fue inmediato. Ha costado mucho que se aceptara la especie, los paleontólogos de viejo cuño apenas la citan en congresos y encuentros científicos, los jóvenes lo hacen sin problemas. «No sé porqué razón se le resta importancia pero los fósiles están ahí, están muy bien datados» señala Bermúdez. «Nos falta el golpe final de la excavación en extensión del nivel TD-6, en ese momento saldrán del orden de un millar de fósiles y esto no se podrá obviar», reconoce. Un momento que ya tiene fecha. En menos de una década el equipo espera abordar el trabajo en extensión, unos 100 metros cuadrados de superficie. Bermúdez afirma que «estamos haciendo planes para ver si esto se puede conseguir para antes de que nos jubilemos Eudald y yo». Esto es antes de 10 años. «Ese momento será alucinante porque este festín caníbal, estoy convencido, tendrá más restos en la zona más fértil del yacimiento, junto a la pared y esperemos que salgan piezas más grandes, más bonitas... será espectacular estoy convencido».
Aún así ya existen 160 piezas de homínidos y cerca de 300 piezas de industria lítica de tipo Modo 1, arcaica. Están representados 11 individuos la mayoría menores de edad. Todos los restos tanto los recuperados en el sondeo histórico de 1994 como los realizados en el Estrato Aurora en 2003, están muy fragmentados y mezclados con fauna. «Fue un premio a la constancia, Dolina no era un yacimiento fácil habíamos trabajado mucho y muy duro...pensábamos que ese esfuerzo tenía que ser recompensado y vaya si lo fue porque desde entonces hasta hoy la diferencia del proyecto científico y de la divulgación que se hace de él hoy es abismal», apunta Aurora Martín quien también es Coordinadora general del Museo de la Evolución.
Fuente: Correo de Burgos