sábado, 29 de diciembre de 2012

UN CUATRIEÑO PARA OLVIDAR

Triple de paro con doble de deuda

Bandera de España
Entre 2008 y 2012, los recortes han deteriorado la economía real, mientras las cifras macroeconómicas continúan dando muestras de anemia y tan sólo el déficit público parece estar en vías de contención.
España encara 2013 con los principales indicadores macroeconómicos en una clarísima situación de debilidad, fruto de cinco años de anemia económica y creciente asfixia financiera. Con los vientos del crecimiento en contra; el desempleo desbocado; los precios de la vivienda sin tocar suelo; la banca en pleno proceso de reestructuración tras la llegada del rescate; el crédito estancado; y la cifra de negocio en niveles anteriores a la crisis, el panorama del nuevo año no es precisamente optimista.
Tampoco ayuda el incierto contexto europeo -la eurozona vive su segunda recaída en la recesión- ni la amenaza de unos Estados Unidos al borde del precipicio fiscal -combinación de subida de impuestos y recorte de gastos- que podrían arrastrar al mundo a una nueva etapa de contracción global.
En estos cinco años de crisis, la precariedad en España -índice que incluye núcleos familiares con ingresos conjuntos iguales o inferiores a 12.000 euros brutos anuales, además de familias sin ingresos- atrapa ya al 43,7 por ciento de la población, y en estos momentos afecta a unos 20,6 millones de personas, según los datos que manejan los Técnicos del Ministerio de Hacienda (Gestha). Una situación estrechamente ligada a las rentas de los hogares mileuristas, que son las que reciben 16 millones de asalariados, 2,9 millones de adultos sin ingresos y casi 1,7 millones de profesionales autónomos.
Además, los españoles tienen el salario mínimo congelado desde diciembre de 2011, y hasta entonces, la subida media acumulada desde 2008 les había dejado una revalorizacion global de apenas 82 euros al mes. Las cosas no pintan mucho mejor para 2013, ya que el Gobierno de Mariano Rajoy ha propuesto a los agentes sociales incrementar el salario mínimo en un 0,6 por ciento, con lo que la retribución pasaría de 641,40 a 645,30 euros al mes. En la actualidad, este exiguo salario mínimo es el que cobra más del 30 por ciento de los asalariados existentes en nuestro país.
En paralelo a esta depresión de los salarios -que además ha estancado el consumo-, en estos cinco años de crisis la tasa de paro se ha triplicado: desde el 9 por ciento de desempleados que había apuntados en las oficinas del Inem en enero de 2008, al más del 26 por ciento de desocupados con que, previsiblemente, finalizará este ejercicio, dado que en noviembre el paro afectaba ya al 26,2 por ciento de la población activa.
La inflación, por su parte, anota ahora un moderado 2,9 por ciento, pero hay que tener en cuenta que los precios al consumo acumulan desde 2008 una subida superior al 11 por ciento, contando con el 1,4 por ciento de ese año, más el 0,8 por ciento de 2009, el 3 por ciento de 2010 y el 2,4 por ciento de 2011. A lo que hay que añadir el impacto en precios de la subida del IVA, cuyo tipo general pasó del 18 al 21 por ciento en septiembre pasado.
Mientras los sueldos se congelan, el paro campa por sus respetos, los precios suben y aumentan los impuestos, ¿qué ha sucedido con la vivienda tras el estallido de la burbuja inmobiliaria? Según Tinsa, los pisos se han abaratado un 33,7 por ciento desde que comenzó la crisis. El coste se había hinchado tanto durante la época de vacas gordas, que los descensos han sido continuos desde el segundo trimestre de 2008, cuando empezó a caer un leve 0,3 por ciento. De hecho, la pérdida de valor de las viviendas, tanto nuevas como usadas, no ha tocado fondo aún, tal como se deduce del dato del tercer trimestre del año, cuando se registró el mayor descenso de precios desde 2007 (15,2 por ciento), según registra el Índice de Precios de la Vivienda (IPV) publicado por el Instituto Nacional de Estadística. Hay expertos que apuntan a que la crisis del sector inmobiliario podría incluso recrudecerse, y que la creación del banco malo será uno de los factores que contribuirá a ajustar todavía más los precios.

Marcapasos: déficit y deuda

Muchos recordarán 2012 como el año del rescate tantas veces anunciado, siempre pendientes de la evolución de la prima de riesgo. Un indicador al que pocos hacían caso en 2008, cuando el 1 de enero marcaba 13 puntos, y al que estos días se vigila a diario y que anda por los 390 puntos largos, cuando no asusta acercándose peligrosamente a los 400.
Otros dos termómetros de la salud económica española, el volumen de deuda y déficit públicos, llevan cinco años dando muestras de debilidad. Así, España debe hoy 380.180 millones más de los que adeudaba en 2008, lo que significa una subida del 87 por ciento en cinco años, es decir, que en este lustro se ha multiplicado por dos. La últimas cifras oficiales apuntan a que 2012 se cerrará con una deuda pública del orden de los 817.164 millones (el 77,4 por ciento del PIB). En 2008, el agujero en las cuentas era de 436.984 millones euros; poco más del 40 por ciento del PIB del país.
En consecuencia, el servicio de la deuda -el pago de los intereses- se ha acrecentado en 16.251 millones: desde los 17.399 millones que suponía en 2008, a la factura de más de 33.650 millones que dejará este año, y los probables 42.000 millones en 2013.
En cuanto al déficit público, es la magnitud que más encauzada parece tener el Gobierno, pese a que desde Bruselas dan por hecho que superará el 6,3 por ciento del PIB comprometido, aunque sin rebasar en mucho el 7 por ciento. Aun así, en estos cinco años de crisis, el desfase presupuestario español ha crecido en 27.659 millones, si bien hay que tener en cuenta que tan sólo en los últimos cuatro años de Gobierno socialista, el déficit se duplicó: de los 48.000 millones en 2008 a los 101.438 millones en 2011.
Para este año, el Gobierno estima un desajuste final entre ingresos y gastos de 76.556 millones, lo que significaría un 7,28 por ciento del PIB y dejaría el déficit encauzado, al haber logrado reducirlo desde los 100.402 millones de 2011 (9,4 por ciento del PIB).
No obstante, el Producto Interior Bruto es, precisamente, otra de las magnitudes que la crisis ha deprimido, de forma que encaja ya una pérdida de 36.400 millones de euros (3,4 por ciento de caída en cinco años). Este ejercicio, el PIB rondará los 1,050 billones de euros, que es la marca que el Ministerio de Hacienda toma como base para sus cálculos de déficit en los últimos informes mensuales de ejecución presupuestaria del déficit.
Eso significa que España no recuperará este ejercicio los niveles de riqueza alcanzados en 2008, cuando el PIB en términos nominales ascendió a 1,087 billones.
Por lo que se refiere al crédito en manos de los españoles, es un indicador que baja, mientras que los impagos suben. Como consecuencia, la tasa de morosidad se dispara. Los bancos, cajas, cooperativas y establecimientos financieros de crédito registraron en octubre 189.618 millones de euros en créditos considerados dudosos, lo que elevó la mora al 11,23 por ciento del total concedido.
Las empresas del ladrillo, todavía en plena resaca de la burbuja inmobiliaria, disparan los impagos de su sector al 26,4 por ciento. Muy lejos queda el año 2006, cuando solo el 0,71 por ciento de lo que se prestaba se convertía en dudoso. En total, había entonces en el sistema de créditos 1,5 billones de euros prestados. En octubre de 2012, esa misma cartera de préstamos sumaba 1,68 billones de euros.
Un panorama negativo que se completa con la previsión total de nuevos créditos hipotecarios contratados, que para 2012 no superará las 450.000 operaciones. De acabarse el año en ese nivel, ello supondría una caída de más del 70 por ciento con respecto a 2006, año de máxima actividad. El importe total de los nuevos créditos suscritos en 2012 alcanzaría un valor de 70.000 millones de euros, es decir, apenas un 20 por ciento menos de los más de 328.000 millones de euros en 2006.
Fuente: elEconomista.es