jueves, 3 de julio de 2014

SIEMPRE HEMOS CREÍDO QUE NO ES UNA UBICACIÓN ADECUADA, AHORA SE VE QUE NO.

El Ayuntamiento calculó mal la distancia de seguridad a respetar

Á.M - J.M. / Burgos - jueves, 03 de julio de 2014
Sitúa ese margen en 96 metros como fruto de una multiplicación mal hecha. Subdelegación exigió en su permiso 120 metros desde el perímetro de la zona de lanzamiento hasta el público

Las dos personas que mayor responsabilidad tienen en supervisar y poner en práctica el Plan de Seguridad y Emergencias de los fuegos artificiales son los autores del informe en el que el Ayuntamiento sustenta su versión de lo sucedido el pasado lunes. A saber: que el Plan se cumplió a rajatabla y que todo apunta a una posible responsabilidad de la empresa que lanzaba la sesión, la murciana Hermanos Ferrández.
Fernando Sedano, intendente jefe de Policía Local y persona encargada de supervisar el operativo, y Angélica Manrique, técnico de Protección Civil, así lo firman y así lo mantuvieron en la comisión extraordinaria del IMC que se celebró ayer ante los grupos de la oposición. Allí repitieron lo que ya pusieron por escrito el martes respecto a las distancias de seguridad que se deben observar en un espectáculo de esas características.
«La distancia que señala la ITC 8 para carcasas de 150 milímetros de apertura única, máximo calibre autorizado para este evento, es de 96 metros». Aseguran tajantes. Sin embargo, sobre estas líneas pueden ver la tabla de la citada legislación que acredita que ese dato es incorrecto ya que son 120, y no 96, los metros que deben existir entre el lanzamiento y el público.
En dicha tabla se comprueba con una simple cuenta que para determinar esa distancia se multiplica el calibre máximo a utilizar (primera columna) por un coeficiente (segunda columna), arrojando la distancia a respetar (tercera columna). Como es evidente a lo largo de toda la tabla, las distancias que recoge ya contienen el coeficiente aplicado. No hay más que tomar cualquier ejemplo del listado y comprobar con una simple multiplicación.
Sin embargo, y a la vista de los acontecimientos, en el Ayuntamiento aplican el coeficiente, en este caso reductor, una vez que ya estaba hecho previamente. Es decir, en lugar de multiplicar 150 por 0,8 y obtener la distancia de 120 metros (que por otro lado es la que se recoge a lo largo de todo el expediente de contratación), se ha tomado la distancia ya calculada y se le ha aplicado, de nuevo, el coeficiente. Y entonces sí, salen los 96 metros de los que habla el Ayuntamiento, un dato a todas luces erróneo.
La segunda cuestión a dirimir es la distancia real que había hasta San Pablo. En el gráfico superior se representa (en verde) la zona que realmente se acotó para disparar los fuegos sobre el plano del Plan de Seguridad y la zona que debió ser acotada para esta finalidad. Medido sobre el terreno y trasladado al mapa, se certifica que, tal y como ya avanzó ayer este periódico, la zona se acercó al menos 20 metros al puente de San Pablo.
Además, en el Plan se dice (página 9) que la distancia desde el Teatro Principal a la zona de lanzamiento será de «unos 60 metros». Pues bien, medido sobre el terreno hay 18 metros, lo que certifica, de nuevo, que se aproximó esa zona más de lo previsto. Pero, ¿fue eso suficiente para incumplir la Ley?

Las dudas


No es fácil contestar a esa pregunta incluso haciendo bien los cálculos. La Ley dictamina que debe haber 120 metros entre la zona de lanzamiento y el público, pero no concreta claramente desde dónde se mide esa distancia, ya que los artificios están desplegados sobre, en este caso, una longitud de más de 60 metros. Si se toma como referencia el mapa del Plan de Emergencia que no se respetó, habría que trazar un círculo concéntrico desde el epicentro de la zona de disparo.
En ese caso hay exactamente 144 metros (y no 167 como se asegura en el informe de Seguridad y Emergencias) y seguiría siendo perfectamente legal. Pero si la distancia se tomara desde cualquier punto de la zona de disparo, esto es, desde el perímetro (circunstancia que sí se exige en algunas ciudades), entonces la distancia hasta el lugar donde cayó la carcasa es de 109,5 metros, lejos del margen de los 120.
¿Y qué se debía hacer en el caso de Burgos? Pues según la resolución de la Subdelegación de Gobierno, a cuyo contenido ha tenido acceso este periódico, había que establecer «una distancia de 120 metros desde el inicio del perímetro de la zona de lanzamiento». Una simple cinta métrica es instrumento suficiente para demostrar cuáles eran las distancias reales hasta la zona de público del puente de San Pablo.
Sí parece claro que algún fallo técnico tuvo que producirse en el lanzamiento porque los cohetes de mayor calibre se ubican en la zona más alejada del puente, y por tanto la carcasa nunca debería haber llegado hasta la zona de público. Pero no lo es menos que no se disparó desde donde se debía hacer, que el Plan se incumplió al menos en este aspecto y que el Ayuntamiento no supo calcular la distancia que debía respetar. Si eso constituye o no una negligencia es algo que se deberá determinar por la autoridad competente.
Fuente: Diario de Burgos