domingo, 7 de septiembre de 2014

EL AYUNTAMIENTO DEBERÍA HABER VERIFICADO QUE TODO ESTABA EN CONDICIONES

Parte de los fuegos artificiales que dejaron 24 heridos había caducado

I. Elices / Burgos - sábado, 06 de septiembre de 2014
Informe de los Tedax. Los artificieros le requisaron dos carcasas a la empresa cuya fecha de prescripción era marzo de 2014.
El informe que ha elaborado la unidad de los Tedax de la Policía Nacional (con base en León) sobre el lanzamiento de los fuegos artificiales del día 30 junio -que causó 24 heridos en la capital- no deja en buen lugar a la empresa pirotécnica Hermanos Ferrández, de Murcia. Las pocas carcasas -solo dos- que pudieron incautar los artificieros al día siguiente del accidente «caducaban en marzo de 2014, según el etiquetado», cuatro meses antes de la fecha en que se lanzaron.
Esta documentación, a la que ha tenido acceso este periódico, ya está en posesión del juzgado instructor, que será el que establezca quién fue responsable del siniestro. El mismo informe de los Tedax establece una hipótesis acerca de cuál pudo ser la causa. El hallazgo de multitud de fragmentos de uno o varios tubos lanzadores o morteros afianza la teoría de que «una o dos carcasas no funcionaron correctamente». Explotaron dentro del tubo y lo fragmentaron, «pudiendo dar lugar a que otro de los morteros perdiera la verticalidad sobre el terreno». Esta circunstancia hizo que «cambiara la trayectoria de la carcasa, proyectándola hacia los espectadores que se encontraban en el puente de San Pablo», donde estaban los ciudadanos que resultaron heridos.
La Policía Nacional descarta, según las declaraciones de los testigos, que durante el espectáculo de ese día hubiera viento. Por tanto, concluye, «la única forma de que una carcasa llegase a impactar en el público sería que un tubo lanzador perdiese su verticalidad sobre el terreno, quedando en posición prácticamente horizontal o con un ángulo mínimo».
Los artificieros, según subrayan en su informe, no lo tuvieron fácil a la hora de recoger las pruebas. La empresa pirotécnica «había recogido todo el material, así como las lanzaderas; llovió tras el accidente y los servicios municipales limpiaron la zona, lo que dificultó en gran medida la recogida de indicios y el estudio de la zona de impacto». De hecho, reconocen los Tedax, «no ha podido determinarse con exactitud el lugar exacto del impacto».
Además, según las declaraciones de un testigo de Protección Civil, que tras el accidente observó en el suelo restos pirotécnicos junto a la zona de disparo, uno de los empleados de la empresa se negó a entregarle ninguno de los vestigios en que había reparado. La Policía Científica de Burgos resalta en otro informe que el día después del accidente «no quedaba material alguno de la empresa». Menos mal que de madrugada pudieron intervenir la dos carcasas cuyo estudio concluyó que habían caducado.
Aun así lograron encontrar diversos trozos de papel acartonado de color marrón, pertenecientes a una carcasa pirotécnica de 125 milímetros. En la zona de lanzamiento funcionarios de la Policía Científica hallaron diversos trozos metálicos, así como dos bases circulares de 100 milímetros de calibre, una de ellas deformada, «probablemente por haber estado sometida a una alta presión y temperatura, efecto que se produce cuando hay una gran explosión». El mortero dañado se encontraba a 23 metros de la valla metálica que delimitaba el perímetro de seguridad en dirección al puente Santa María y el otro, a 14 metros del mismo límite. Ambas carcasas «pudieran ser» de origen chino, del fabricante Jiangsu Jianhu Pyrotechnics, LTD, del modelo cola de caballo intermitente, cuyo peso es de 808 gramos.
A la luz de estos informes caben varias preguntas. La primera es si el hecho de que parte del material estuviera caducado pudo haber provocado la explosión de uno de los fuegos en el interior del tubo lanzador, que es la causa de que otros morteros perdieran la verticalidad. Sobre este extremo la Policía no se pronuncia. Habrá de ser la autoridad judicial la que emita el dictamen.
¿Por qué nadie se percata de que la empresa poseía artefactos caducados?, sería un segundo interrogante. De la revisión de los fuegos se encarga, por Ley, la Intervención de Armas de la Guardia Civil. Y lo hizo. Así consta en el informe que elaboró el jefe de la Policía Local, Fernando Sedano, al día siguiente del siniestro. A las 12 del día 30 de junio «se gira visita de la Guardia Civil y técnico de Protección Civil». El propósito es comprobar que «el material pirotécnico que ha servido de base a la Subdelegación de Gobierno para otorgar la autorización coincide con la tirada y que todos los artificios están catalogados o son de fabricación propia y contienen los datos exigidos por el reglamento».
¿El hecho de que después fueran descubiertos morteros caducados quiere decir que la Guardia Civil hizo mal su trabajo? Lo tendrá que decir el juez, pero fuentes consultadas por este periódico advierten de que «no puede revisarse todo el material, más de 1.000 artificios, porque si no no habría fuegos». Y también que la empresa puede presentar unos artefactos «y luego cambiarlos por otros».

Fuente: Diario de Burgos