El 80% de los vecinos cogerá el bus a menos de 250 metros de su casa
Á.M. / A.R. / Burgos - sábado, 04 de agosto de 2012
Y el 100% a cinco minutos a pie. El boceto del nuevo mapa del transporte urbano que Movilidad ultima con las asociaciones vecinales redistribuye líneas y paradas para cubrir toda la ciudad
Reordenar las más de 400 paradas y más de 30 itinerarios que componen la anárquica red de autobuses urbanos de Burgos es un trabajo que se persigue desde hace cuatro años pero que, en realidad, está tomando su forma definitiva a lo largo del último. La promesa del alcalde es que «en el cuarto trimestre de 2012» entrará en funcionamiento el nuevo mapa del transporte público, pero el camino ha sido largo y todavía está por ver si se puede cumplir esa previsión.
La primera reordenación, planteada con Juan Carlos Aparicio todavía en Alcaldía, llegó a estar diseñada pero acabó en la basura porque, entre otras cosas, implicaba aumentar casi un 25% la flota de vehículos, el personal y, por extensión, los costes. Además, resulta obvio que tener muchas líneas no hace más efectiva una red de transporte.
A la casilla de salida se volvió entre 2009 y 2010. A partir de ahí, el mapa comenzó a trabajarse bajo una premisa diferente: menos líneas pero con mejor diseño y frecuencias. Y, por encima de todo, adaptadas al nuevo mapa de Burgos que tiene en el Hospital Universitario (HUBU) a su máximo exponente y que ha cambiado los flujos de tráfico gracias a la entrada en servicio del bulevar.
Lo que se sabe de la nueva red es que tendrá un máximo de 15 ó 16 líneas, que son la mitad de las que hay actualmente en servicio. Dos de ellas ya fueron adelantadas por este periódico: la que unirá el Universitario con el campus de San Amaro a través del bulevar, y la lanzadera desde Plaza de España hasta el nuevo hospital (cada diez minutos y con no más de dos paradas). A esas ya se puede sumar una tercera para restaurar y mejorar el servicio retirado a Cellophane en abril (ver página siguiente).
En el capítulo de lo que no pasará se cuentan la posibilidad de implantar una línea circular que gobierne toda la red a modo de distribuidor y los retoques en el corredor más concurrido: Gamonal-centro. La circular se desestima porque quedaría condenada a hacer la mitad del trayecto por zonas sin densidad de población (toda la ronda interior Norte) y la conexión con Gamonal no modificará el trayecto aunque sí se dará una mayor frecuencia que la actual.
Consensuado
A todos los problemas de carácter técnico o económico hay que sumar un factor que está siendo determinante: las necesidades de todos y cada uno de los barrios. En los dos últimos meses el área de Movilidad y Transporte, que preside Esteban Rebollo, ha mantenido contacto con todas las asociaciones vecinales de Burgos para analizar sus demandas y darlas tanta cobertura como sea posible. Ese trabajo ya está hecho y lo siguiente será una ‘plenaria’, en septiembre u octubre, con todos los colectivos para ultimar los detalles y que cada vecino pueda conocer las necesidades del otro y viceversa.
«Estamos muy contentos con lo que nos proponen los vecinos porque vemos que encaja con lo que plantean los técnicos del servicio, así que esperamos cerrar pronto el mapa cuando se haya culminado el proceso de participación ciudadana», valora el propio Rebollo. El siguiente paso será preparar la ciudad para abrazar la nueva red.
La primera consecuencia será el cambio de medio centenar de paradas, lo que implica obras para mover marquesinas, señalización, pintura y mucha, mucha información. El coste de esas obras ascenderá a «200.000 euros» que el equipo de Gobierno trata de arañar de la minoración de los contratos que está revisando para poder liberar los fondos.
Será entonces cuando se puedan acometer los cambios, que irán aparejados de «una campaña informativa previa intensa». Más allá de que la red queda abierta a las modificaciones que planteen los barrios, la propuesta que se va cerrando ya ha logrado cumplir la premisa básica de toda red de transporte público que se precie. «El 80% de la población de la capital tendrá una parada de autobús a menos de 250 metros de la puerta de su casa, y el 100% a menos de cinco minutos andando», confirma Rebollo.
El otro extremo que cuadran los técnicos en estas semanas es que todas y cada una de las líneas que resulten de la reordenación tengan la posibilidad de transbordo a aquellas que se consideren esenciales (como el servicio a los hospitales, la Universidad o los barrios más poblados) y que existan diferentes frecuencias dependiendo de la hora del día. Al minorar el número de líneas, se podrán dedicar más recursos tanto materiales como humanos a reforzar líneas en hora punta y ralentizar el servicio en ‘horas valle’. «No haremos nada hasta estar completamente seguros de que funciona», remacha Rebollo. La respuesta, en breve.
La primera reordenación, planteada con Juan Carlos Aparicio todavía en Alcaldía, llegó a estar diseñada pero acabó en la basura porque, entre otras cosas, implicaba aumentar casi un 25% la flota de vehículos, el personal y, por extensión, los costes. Además, resulta obvio que tener muchas líneas no hace más efectiva una red de transporte.
A la casilla de salida se volvió entre 2009 y 2010. A partir de ahí, el mapa comenzó a trabajarse bajo una premisa diferente: menos líneas pero con mejor diseño y frecuencias. Y, por encima de todo, adaptadas al nuevo mapa de Burgos que tiene en el Hospital Universitario (HUBU) a su máximo exponente y que ha cambiado los flujos de tráfico gracias a la entrada en servicio del bulevar.
Lo que se sabe de la nueva red es que tendrá un máximo de 15 ó 16 líneas, que son la mitad de las que hay actualmente en servicio. Dos de ellas ya fueron adelantadas por este periódico: la que unirá el Universitario con el campus de San Amaro a través del bulevar, y la lanzadera desde Plaza de España hasta el nuevo hospital (cada diez minutos y con no más de dos paradas). A esas ya se puede sumar una tercera para restaurar y mejorar el servicio retirado a Cellophane en abril (ver página siguiente).
En el capítulo de lo que no pasará se cuentan la posibilidad de implantar una línea circular que gobierne toda la red a modo de distribuidor y los retoques en el corredor más concurrido: Gamonal-centro. La circular se desestima porque quedaría condenada a hacer la mitad del trayecto por zonas sin densidad de población (toda la ronda interior Norte) y la conexión con Gamonal no modificará el trayecto aunque sí se dará una mayor frecuencia que la actual.
Consensuado
A todos los problemas de carácter técnico o económico hay que sumar un factor que está siendo determinante: las necesidades de todos y cada uno de los barrios. En los dos últimos meses el área de Movilidad y Transporte, que preside Esteban Rebollo, ha mantenido contacto con todas las asociaciones vecinales de Burgos para analizar sus demandas y darlas tanta cobertura como sea posible. Ese trabajo ya está hecho y lo siguiente será una ‘plenaria’, en septiembre u octubre, con todos los colectivos para ultimar los detalles y que cada vecino pueda conocer las necesidades del otro y viceversa.
«Estamos muy contentos con lo que nos proponen los vecinos porque vemos que encaja con lo que plantean los técnicos del servicio, así que esperamos cerrar pronto el mapa cuando se haya culminado el proceso de participación ciudadana», valora el propio Rebollo. El siguiente paso será preparar la ciudad para abrazar la nueva red.
La primera consecuencia será el cambio de medio centenar de paradas, lo que implica obras para mover marquesinas, señalización, pintura y mucha, mucha información. El coste de esas obras ascenderá a «200.000 euros» que el equipo de Gobierno trata de arañar de la minoración de los contratos que está revisando para poder liberar los fondos.
Será entonces cuando se puedan acometer los cambios, que irán aparejados de «una campaña informativa previa intensa». Más allá de que la red queda abierta a las modificaciones que planteen los barrios, la propuesta que se va cerrando ya ha logrado cumplir la premisa básica de toda red de transporte público que se precie. «El 80% de la población de la capital tendrá una parada de autobús a menos de 250 metros de la puerta de su casa, y el 100% a menos de cinco minutos andando», confirma Rebollo.
El otro extremo que cuadran los técnicos en estas semanas es que todas y cada una de las líneas que resulten de la reordenación tengan la posibilidad de transbordo a aquellas que se consideren esenciales (como el servicio a los hospitales, la Universidad o los barrios más poblados) y que existan diferentes frecuencias dependiendo de la hora del día. Al minorar el número de líneas, se podrán dedicar más recursos tanto materiales como humanos a reforzar líneas en hora punta y ralentizar el servicio en ‘horas valle’. «No haremos nada hasta estar completamente seguros de que funciona», remacha Rebollo. La respuesta, en breve.
Fuente: Diario de Burgos.