martes, 14 de enero de 2014

GAMONAL DESPIERTA A UNA ESPAÑA ADORMECIDA

Gamonal despierta

NO ES ciego. Ni sordo. Pero ni ve ni escucha. No atiende a razones, elude el diálogo y se pone de espaldas a la tozuda realidad de un barrio que ha despertado de su letargo. Se escuda en una promesa electoral (cuántas han sido ya incumplidas) y en la legitimidad de su elección democrática para obrar a su antojo desoyendo a quienes no le regalan los oídos. 

Tras varios días desaparecido, escondido quien sabe dónde -¿en Niza, quizás?- y hurtando a la ciudadanía una explicación por los acontecimientos que vienen sucediéndose en Gamonal desde el pasado viernes, el alcalde de la capital eludió cualquier responsabilidad sobre los hechos, como si fuera totalmente ajeno a la revolución que se le viene encima. Y se mantenía en sus trece, repitiendo una y otra vez un discurso preparado de antemano independientemente del contenido de las preguntas de los numerosos medios nacionales que acudieron a la convocatoria. «El proyecto del Bulevar continuaría su curso». O eso pensaba él.

No contaba con la resistencia de una población harta de los desmanes de sus gobernantes. Y que lejos de agachar la cabeza está dispuesta a dar batalla. Hasta el final. En ocasiones anteriores, la contestación social había logrado paralizar otros proyectos urbanísticos similares, como los parkings de Eladio Perlado o San Agustín. En ninguno de ellos la protesta derivó en los hechos de estos días. Pero en ambos el PP, temeroso de que la ‘revuelta’ se tradujera en pérdida de votos, recogió velas.

No en este caso. O mejor, de momento no en este caso, donde se plantea un proyecto sin sentido, innecesario y que solo busca saciar la sed de euros de sus adjudicatarios. Pero, ¿qué convierte en especial esta situación?. Probaré a hilvanar una serie de hechos acontecidos en los últimos meses. 

El cacique de la ciudad, desprovisto de la posibilidad de seguir vendiendo viviendas al ritmo de las décadas anteriores, tiene que buscar otros nichos de actuación para mantener su voraz apetito de enriquecimiento personal. Sirviéndose de su imperio mediático tumbó en un corto espacio de tiempo a dos concejales del equipo de Gobierno del PP (Eduardo Villanueva y Santiago González Braceras). El órdago estaba lanzado. Pero la jugada iba más allá. Se había comido dos peones y el siguiente movimiento apuntaba a la reina. O al rey. Tocaba a su ‘contrincante’ mover ficha. Su supervivencia política pasaba por comprar el silencio. El precio lo ponía el de siempre. Las adjudicaciones esperaban a la vuelta de la esquina.

Daniel ortega cebrecos

Fuente: Correo de Burgos