Con una amenza de ambargo sobre los terrenos de Villalonquéjar no hay nada que justique bulevares, pabellones ni demás actuaciones
El portavoz del Equipo de Gobierno Local, Ángel Ibáñez, considera que debe encontrarse un acuerdo satisfactorio para todas las partes para conseguir suaviar el problema que se le viene encima al Ayuntamiento de Burgos con las deudas del Consorcio de Villalonquéjar.
Ibáñez hace un llamamiento a la paciencia y afirma que “si todo el mundo quiere cobrar el primero” el problema se agravará. Pero lo cierto es que el embargo y subasta de las parcelas de este polígono pende de un hilo sobre la cabeza del Equipo de Gobierno, que lleva intentando esquivar el tema varios años ya.
La oposición al completo ha pedido en reiteradas ocasiones que se tomen medidas al respecto de la deuda que acarrean este consorcio y del quel Ayuntamiento es una parte importante del mismo.
Carece de total sentido que mientras la amenaza de embargo se va materializando el Equipo de Gobierno que dirige Javier Lacalle siga pensando en destinar doce millones de euros al Plan Gamonal (con su bulevar de la Calle Vitoria incluidos), dos millones de euros al pabellón multiusos o 4 millones de euros para la vieja estación y el monasterio de San Juan. Esto ya no es una decisión particular sobre la gestión sino una mala gestión del dinero público, en tanto que mientras que el Ayuntamiento debe un dinero, en lugar de dedicarse a pagarlo lo destina a otros efectos. Y es que el embargo es algo que nos afecta a todos los burgaleses. No hay que olvidar nunca que es nuestro dinero y nuestros terrenos. En caso de producirse tal embargo el Ayuntamiento de Burgos, es decir, los burgaleses, tendríamos que seguir pagando la deuda y habríamos perdido los terrenos correspondientes a la fase cuarta de Villalonquéjar.
Una de las primeras obligaciones de la administración, como de cualquier ciudadano o empresa, es abonar lo que se debe antes de iniciar nuevas aventuras económicas. Desde este punto de vista, y no cabe otro, el Equipo de Gobierno no puede iniciar ninguna actuación que no sea estrictamente fundamental para el día a día de la ciudad antes de abonar las millonarias deudas que acumula tanto con el consorcio de Villalonquéjar como con el del ferrocarril.
Ahora el Ayuntamiento de Burgos tiene que enfrentarse a nuevas negociaciones y re-negociaciones. Ibáñez advierte que pleitar siempre supone retrasar los cobros y confía, sin ningúna garantía concreta, en encontrar una solución pactada entre las partes para ganar algo de tiempo a ver si comienzan a venderse las parcelas.
Fuente: Canal54.es