Policías y políticos eluden su responsabilidad en el cerrojazo al Ayuntamiento
Los mandos tomaron por su cuenta la decisión del cierre para cumplir con las órdenes de arriba
J. MAIQUES / Burgos
La orden de cerrar el Ayuntamiento el pasado viernes durante la protesta de la Policía Local partió de los mandos policiales y no de los políticos. Así lo admitió ayer el intendente jefe, Fernando Sedano, quien añadió que «fueron la evolución de los hechos la que hizo que se tomaran decisiones puntuales» encaminada a «garantizar la seguridad de los ciudadanos». Una medida extraordinaria que, por otra parte, fue necesario adoptar «para dar cumplimiento a la orden dada» por el concejal de Seguridad Ciudadana, Salvador de Foronda, con la aprobación del alcalde, Javier Lacalle y que «se ha magnificado».
Así las cosas, el jefe de la Policía reconoció «que nadie dio ninguna orden» y lo que hizo fue responsabilizar a los políticos de que se llegara a esta situación. Primero, por no resolver un conflicto con los sindicatos que, con sus paréntesis, lleva abierto más de un año; segundo, por haber impedido que los manifestantes accedieran «a cualquier dependencia municipal» (no solo al Salón de Plenos y sus inmediaciones); y tercero y último, por no permitir que una representación del Sindicato Profesional de Policías Municipales (SPPM) accediera al interior una vez que la protesta se había calentado a las puertas de la Casa Consistorial.
Sobre esto último, los mensajes de Sedano a De Foronda fueron constantes mientras la sesión plenaria se estaba celebrando y la respuesta del concejal fue la de señalar que los servicios jurídicos habían asegurado que, con los antecedentes de otras protestas policiales, había legitimidad para impedirles la entrada. Eso, hasta que el propio edil hizo un ofrecimiento, al parecer tras mantener una conversación con el alcalde en el Salón de Plenos, para que subieran dos agentes. Oferta que más tarde se amplió a cinco. Pero llegado ese momento fueron los sindicalistas los que no lo aceptaron ya que entendían que «ya era demasiado tarde».
Es precisamente este uno de los aspectos que destacó Sedano ya que, a su entender, podría haber contribuido a reconducir la situación. Y de ahí que tratara, sin mucho éxito o con un éxito que llegó tarde, de convencer a De Foronda.
Mientras todo esto sucedía, la situación se complicaba en la planta baja, donde los agentes de paisano no cesaban en su intento por acceder a la Casa Consistorial. Hasta que llegó el momento, tal y como pudo saber ayer este periódico, que el subjefe de la Policía Local, Fidel Ángel García, preguntó a la seguridad privada que vigila el acceso al Ayuntamiento si había alguna manera mecánica de cerrar las puertas. Tras indicarle que sí se podía hacer, la instrucción fue proceder al bloqueo. Las mismas fuentes aseguraron que la comunicación entre los máximos mandos era permanente en todo momento.
Este periódico también pudo saber de la existencia de un escrito del jefe de la Policía en el que señala que será muy difícil garantizar el desalojo de los manifestantes si ocupan las escaleras de acceso al Pleno. Un mensaje que podría haber provocado la decisión de impedir la entrada de los agentes.
Desde el equipo de Gobierno, por su parte, las únicas declaraciones se limitan a señalar que ellos no ordenaron el cierre físico del Ayuntamiento y que esperarán a conocer lo que dice un informe sobre lo sucedido para, en el caso de que sea necesario, actuar.
Puertas candadas
Otro punto controvertido fue el hecho de que las puertas de emergencia estuvieran bloqueadas con cadenas y candados. Sobre este punto, este periódico pudo confirmar que el jefe de la Policía Local llamó el jueves a un trabajador de mantenimiento del Ayuntamiento para indicarle, según el propio intendente, que había que garantizar que no se pudieran utilizar las puertas. De ahí que asegurara que la decisión de usar esas herramientas no fuera suya. En cualquier caso, quiso matizar que varios agente, llave en mano, no se separaron en ningún momento de las puertas por si fuera necesario abrirlas.
La orden de cerrar el Ayuntamiento el pasado viernes durante la protesta de la Policía Local partió de los mandos policiales y no de los políticos. Así lo admitió ayer el intendente jefe, Fernando Sedano, quien añadió que «fueron la evolución de los hechos la que hizo que se tomaran decisiones puntuales» encaminada a «garantizar la seguridad de los ciudadanos». Una medida extraordinaria que, por otra parte, fue necesario adoptar «para dar cumplimiento a la orden dada» por el concejal de Seguridad Ciudadana, Salvador de Foronda, con la aprobación del alcalde, Javier Lacalle y que «se ha magnificado».
Así las cosas, el jefe de la Policía reconoció «que nadie dio ninguna orden» y lo que hizo fue responsabilizar a los políticos de que se llegara a esta situación. Primero, por no resolver un conflicto con los sindicatos que, con sus paréntesis, lleva abierto más de un año; segundo, por haber impedido que los manifestantes accedieran «a cualquier dependencia municipal» (no solo al Salón de Plenos y sus inmediaciones); y tercero y último, por no permitir que una representación del Sindicato Profesional de Policías Municipales (SPPM) accediera al interior una vez que la protesta se había calentado a las puertas de la Casa Consistorial.
Sobre esto último, los mensajes de Sedano a De Foronda fueron constantes mientras la sesión plenaria se estaba celebrando y la respuesta del concejal fue la de señalar que los servicios jurídicos habían asegurado que, con los antecedentes de otras protestas policiales, había legitimidad para impedirles la entrada. Eso, hasta que el propio edil hizo un ofrecimiento, al parecer tras mantener una conversación con el alcalde en el Salón de Plenos, para que subieran dos agentes. Oferta que más tarde se amplió a cinco. Pero llegado ese momento fueron los sindicalistas los que no lo aceptaron ya que entendían que «ya era demasiado tarde».
Es precisamente este uno de los aspectos que destacó Sedano ya que, a su entender, podría haber contribuido a reconducir la situación. Y de ahí que tratara, sin mucho éxito o con un éxito que llegó tarde, de convencer a De Foronda.
Mientras todo esto sucedía, la situación se complicaba en la planta baja, donde los agentes de paisano no cesaban en su intento por acceder a la Casa Consistorial. Hasta que llegó el momento, tal y como pudo saber ayer este periódico, que el subjefe de la Policía Local, Fidel Ángel García, preguntó a la seguridad privada que vigila el acceso al Ayuntamiento si había alguna manera mecánica de cerrar las puertas. Tras indicarle que sí se podía hacer, la instrucción fue proceder al bloqueo. Las mismas fuentes aseguraron que la comunicación entre los máximos mandos era permanente en todo momento.
Este periódico también pudo saber de la existencia de un escrito del jefe de la Policía en el que señala que será muy difícil garantizar el desalojo de los manifestantes si ocupan las escaleras de acceso al Pleno. Un mensaje que podría haber provocado la decisión de impedir la entrada de los agentes.
Desde el equipo de Gobierno, por su parte, las únicas declaraciones se limitan a señalar que ellos no ordenaron el cierre físico del Ayuntamiento y que esperarán a conocer lo que dice un informe sobre lo sucedido para, en el caso de que sea necesario, actuar.
Puertas candadas
Otro punto controvertido fue el hecho de que las puertas de emergencia estuvieran bloqueadas con cadenas y candados. Sobre este punto, este periódico pudo confirmar que el jefe de la Policía Local llamó el jueves a un trabajador de mantenimiento del Ayuntamiento para indicarle, según el propio intendente, que había que garantizar que no se pudieran utilizar las puertas. De ahí que asegurara que la decisión de usar esas herramientas no fuera suya. En cualquier caso, quiso matizar que varios agente, llave en mano, no se separaron en ningún momento de las puertas por si fuera necesario abrirlas.
Fuente: Correo de Burgos