El día del burgalés protestón
Vie, 19/07/2013
TRES conatos de revuelta y adiós al primer borrador del mapa de autobuses. O no hay tradición de rebeliones en Burgos o nadie está dispuesto a que le saquen los colores y su nombre aparezca en una pancarta para mofa del vecindario. Sólo así se explica que con apenas tres pataletas el equipo de gobierno burgalés haya dado marcha atrás a un documento que costó su dinero y tiempo y el mayor partido de la oposición decidiera ponerse a trabajar en lugar de avivar las protestas y pusiera sobre la mesa un mapa alternativo que, digan lo que digan desde el poder, es más realista y eficiente que el oficial. Si la protesta vecinal fuera un hábito por estos lares, habrían torcido el gesto y mirado para otro lado, a la espera de que se calmaran los ánimos. Pero no ocurrió así. El enfado ciudadano tuvo una respuesta inmediata, lo que abunda en la idea de que no hay costumbre de reclamar a grito pelado lo que se considera justo. Quizás lo hace el clima, porque salir a la calle pertrechado con pancartas cuando el viento del norte sopla inclemente tiene su mérito. O la altitud, que a 856 metros no se vocifera con el mismo ardor que a nivel del mar. Sea por la causa que sea, no parece que sea tierra de algaradas callejeras, donde se computan los logros en función de la virulencia de sus protestas. Por eso debió pillar con el pie cambiado a los próceres locales que sus hasta ahora pacíficos vecinos se pusieran como energúmenos porque el autobús dejaba de pasar por su calle y si lo hacía ya no sería con la misma diligencia y eficacia. El asombro de los políticos debió alcanzar cotas altas, no sólo por la novedad, sino porque estaban al tanto de que sólo una décima parte de los burgaleses se subían de vez en cuando al autobús. Pero constatado el éxito y sin intención de animar a la sublevación, se me viene a la cabeza que no estaría de más impulsar el día del burgalés protestón para salir y demandar, sin perder los modales, que la buena educación suma puntos, todo aquello que se considere que se ha usurpado a la ciudadanía. Aprenderíamos a exigir lo que es nuestro y los políticos a saber que quien vota, exige, reclama y a veces gana.
Carmen Moreno
Fuente:Correo de Burgos