miércoles, 29 de octubre de 2014

COSAS QUE PASAN EN BURGOS

Corrupción: Cuando el río suena… El curioso caso de la licencia del Centro de Creación Musical
La proliferación de casos de corrupción en España tienen, todos ellos, muchos puntos en común. Empezando por la frase que se escucha en cada lugar – Esto se sabía ya desde hace tiempo. Todos ellos nacen de la mirada hacia otro lado de la sociedad, los órganos de control y, sobre todo, quienes deben encargarse de investigar los indicios, que no son otros que fiscalía y jueces.
Burgos no es una isla en asuntos de esta índole. Hay muchos casos en los que la forma de actuar de la administración pública es sospechosa, irregular, no conforme a las normas u ordenanzas y sin embargo no pasa nada.
Hoy vamos a analizar un caso, de principio a fin, de tantos ya tratados por este medio y que tal vez, dentro de años, se convierta en un “Esto se sabía ya desde hace tiempo”. No es otro que el de la famosa licencia del Centro de Creación Musical.

Un espacio público puesto en marcha por el Ayuntamiento de Burgos a finales del año 2009 con el dimitido ex concejal Eduardo Villanueva a la cabeza.
El Ayuntamiento de Burgos inicio un proyecto para la solicitud de licencia de un Centro Regional de Creación y Producción Musical, un término, en materia de licencias inexistente. La ley 7/2006 de Espectáculos de Castilla y León, todos los nuevos negocios relacionados con las actividades nocturnas y de espectáculos deben someterse a las categorías que figuran en el catálogo de la administración autonómica. Un catálogo extenso donde figuran desde bares especiales a actividades circenses pasando por salas de fiesta, discotecas, etc… La actividad que se pretendía llevar en el Hangar no era ajena a alguna de las clasificaciones que figuran en la ley pero, aún así, se optó por solicitar la licencia para un epígrafe que no existía manteniendo la tesis de la excepcionalidad del centro.

Tras añadir al proyecto la cafetería e iniciar de nuevo los trámites con esta nueva composición, Centro Regional de Creación y Producción Musical con cafetería, el Ayuntamiento inicia el concurso para la gestión del mismo. Esta figura es relevante porque en muchos casos el gestor actúa como concesionario del centro sin serlo.
El Hangar comienza su funcionamiento a finales de 2009 sin siquiera tener aprobado el Reglamento de Funcionamiento, algo que se haría en un Pleno Municipal con el rechazo de la oposición, precisamente por el modelo de gestión escogido para el mismo. Tras la puesta en marcha del Hangar éste recibe varias denuncias al interpretarse que la actividad que se está llevando en su interior no es la Centro de Creación Musical sino una activida de hostelería perfectamente catalogada y sin licencia para ello. Es más, a las pocas semanas de abrir sus puertas el gestor del Hangar coloca barras de bar en ambos pisos del mismo para poder vender bebidas mientra se celebran conciertos.

Visto esto el concejal de juventud de entonces, Eduardo Villanueva, advierte que la licencia correcta del Hangar sería la de Sala de Fiestas, entre otras cosas para paliar las denuncias que están llegando y que se ajustan a la realidad. Pero esto tiene un condicionante relevante. Si se cambia la actividad del centro hay que volver a sacar el concurso de gestión ya que el fin es diferente y la actividad también. Esto suponía, de entrada, paralizar la actividad del Hangar, finalizar el contrato con el gestor, sacar un nuevo concurso, adjudicarlo y comenzar de nuevo la actividad.
Toda tramitación de licencia conlleva, además, el inicio desde el principio de un expediente nuevo. Pero eso debe ser solo para el ciudadano de a pie porque el Ayuntamiento de Burgos y su concejal de licencia, Dolores Calleja se autoconcedió licencia de Sala de Fiestas sin abrir expediente alguno y sin finalizar el contrato de gestión y sacar uno nuevo. Es decir, se hizo un concurso para la gestión de un Centro de Creación Musical y una vez adjudicado se cambió la actividad a una Sala de Fiestas, una actividad con un lucro claro y evidente cuyo máximo beneficiario es la empresa que gestiona el Hangar.

Conceder una licencia sin siquiera iniciar un expediente para ello conlleva que no se compruebe en ningún momento si el centro cuenta o no con los requisitos que exige la ordenanza del Ayuntamiento de Burgos. Y en este caso el Hangar, propiedad del Ayuntamiento de Burgos, no cumple con varios de los requisitos de las ordenanzas, entre ellos el aislamiento del local. De igual modo al Hangar no se le exigen los mismos requisitos que al resto de las empresas de la ciudad, con ejemplos tan evidentes y descarados como la colocación de limitadores de ruido. Existen empresarios de hostelería que han denunciado incluso cómo algunos funcionarios se han mostrado vehementes con estos empresarios precisamente por sus discrepancias con los limitadores. Vehemencia que no tienen cuando se trata de un edificio municipal.
Así las cosas tenemos un centro que está funcionando con una licencia concedida sin trámite alguno, un concurso concedido para una actividad que no es la que se está explotando, un local que no cumple con algunos de los requisitos que señalan las ordenanzas, pero aquí no pasa absolutamente nada.
Y de todo esto hay una persona que se está beneficiando: el empresario que GESTIONA a modo de concesionario el Centro de Creación Musical. La actividad de hostelería que lleva a cabo en su interior, apoyada por una instalación pagada con el dinero de todos los burgaleses y parte de la Junta de Castilla y León y el Injuve, reporta beneficios a un particular que es el que, con esta intencionada carambola burocrática, está sacando mayor partido de todo esto.
Pero aquí no hay fiscales que investiguen ni jueces que dediquen tiempo a saber qué pasa. Este tipo de cosas simplemente ser permiten y otorgan a sus ejecutores la ventaja de seguir dando un paso más. La corrupción empieza cuando las cosas no se hacen bien y nadie hace nada por evitarlo.
Fuente: Canal54.es