Mesa: Ciudad Democrática
La sociedad civil y las organizaciones sociales han jugado un papel relevante en la construcción de la democracia social en nuestros países. Construyen su actividad desde lo social, ampliando los espacios de participación; inciden en el ámbito público de las políticas sociales; elaboran propuestas para elevar la calidad de vida de los pobladores y resolver positivamente la construcción del territorio; formulan sus demandas a los estados nacionales para exigir respuestas a los problemas; utilizan los medios de comunicación para difundir sus ideas y problemas. En suma, construyen cada día la democracia social con responsabilidad. Luchan para convertir a la democracia en oportunidad para todas y todos.
Sobre las experiencias particulares de nuestros países se impone hoy el mundo de la globalización, en el que las decisiones quedan en manos de unos cuantos mientras que la mayoría de la población queda excluida tanto de los satisfactores básicos como de los espacios de participación. En nombre de la democracia, un pequeño número de personas decide sobre las condiciones de vida de miles de millones en todo el planeta.
Nosotros aspiramos a construir una sociedad justa, humana, abierta, amable e incluyente. Sabemos que, ante lo global, hay que actuar y responder globalmente. Por eso estamos a favor de construir la "globalización del pueblo", "la otra globalización".
Pero, ¿cómo arribar a condiciones de igualdad, equidad, desarrollo y democracia? Y en este sentido, ¿cuáles son los retos, desafíos, expectativas de los movimientos sociales?; ¿cuál debe ser su función? ¿De qué maneras deben articularse para producir alternativas capaces de transformar la sociedad?
Por otra parte, ¿qué relaciones se deben establecer con los partidos políticos y con las instancias legislativas y de gobierno que permitan garantizar su autonomía e independencia sin diluir sus demandas y sus formas organizativas? Y, más en general, ¿cuáles son los planteamientos que permitirán llegar a una sociedad democrática y por lo tanto a ciudades plenamente democráticas?
Concepto de Ciudad Democrática
La democracia a la que aspiramos parte de las raíces profundas de los pueblos, es para toda la vida, respeta la diversidad cultural, la equidad de géneros, a las ciudadanas y ciudadanos con discapacidad, y busca la felicidad de todas y todos.
Las ciudades reproducen expresiones de exclusión que afectan de manera particular a niños, mujeres, jóvenes, adultos mayores, personas con discapacidad, indígenas. Debemos romper con esta inercia. Mientras exista hambre, desigualdad social, desempleo, discriminación de cualquier tipo o cualquier forma de explotación del ser humano no habrá democracia real en el mundo. Los conceptos de democracia y equidad van juntos.
Debemos generar un nuevo referente democrático, configurar un nuevo orden, ya que el capitalismo no ofrece soluciones. Hay que partir de:
* Incorporar a los excluidos del sistema (partir de ellos).
* Asumir nuestra responsabilidad en la resolución de los problemas de nuestras ciudades.
* Regresar a principios como el de solidaridad, a partir de los cuales comprometernos a construir.
1. Construir una cultura democrática
Somos producto de una cultura antidemocrática, autoritaria, caudillista y excluyente. El reto es crear una cultura democrática. Avanzar en el sueño de la sociedad democrática es empezar por convencernos a nosotros mismos y hacer un compromiso para llevar a la práctica la democracia, recuperando principios como la solidaridad, la amistad, la confianza, entre otros.
Desde el barrio, desde la organización, empezar a practicar el principio democrático. Debemos combatir la corrupción y la despolitización, convencidos de que no hay temas que no sean esencialmente políticos. Los problemas de base deben ser el fundamento de la política.
2. Construir organizaciones democráticas
Desde nuestras organizaciones nos comprometemos a profundizar la democracia y a contribuir para que la sociedad se incorpore a esta gran tarea transformadora: la democracia social.
Es indispensable fortalecer los procesos de educación, formación política y comunicación de la gente de base, generando una nueva cultura democrática que nos permita incidir en las decisiones, ya sea a nivel local, regional e internacional.
Por otra parte, es fundamental discutir sobre la relación entre movimientos sociales y partidos políticos. Hay una trampa en plantear la dicotomía entre política y movimientos de base. El papel de los movimientos sociales es aportar elementos para la política, urbana en particular.
Estamos construyendo poder desde abajo pero desarticulado, más sectorial que integralmente, con una visión paternalista y caritativa. Hay que cambiar la visión que se tiene del movimiento social y comunitario; dejar de lamentarse, pedir ayuda o desarrollar acciones aparentemente autogestionarias. Hay que trabajar en la organización popular a nivel local, regional e internacional, reivindicando el derecho de autodefensa de los pueblos y reconociendo todas las formas de lucha ante la intolerancia del sistema.
3. Construir un Estado democrático
En el contexto de la globalización se quita poder incluso a los propios gobiernos nacionales. La participación de la base es la expresión de la democracia.
Debemos reconstruir el poder popular, desde los espacios más pequeños, siendo Estado, gobierno para todas y todos. Trabajar en lo local con una visión global. Fortalecer los espacios locales como los municipios, que son las instancias de poder más cercanas a los ciudadanos. Para lograr una ciudad democrática hay que empezar por el municipio.
Los principios deben emanar de la gente. La democracia no se crea por decretos sino por consensos. Los instrumentos y mecanismos formales de participación (como la consulta popular, el plebiscito, el referéndum, las formas de representación) no generan democracia por sí solos. La experiencia nos dice que no hay que abandonarlos pero sí mejorarlos. Debemos elaborar diagnósticos claros, buscar y profundizar herramientas que nos permitan elegir y controlar mejor a nuestros representantes, tales como la revocatoria del mandato, la rotación de cargos y la rendición de cuentas.
Al mismo tiempo, es necesario defender y ampliar los derechos adquiridos, tanto a nivel nacional como internacional (declaraciones y acuerdos, ONU, OIT, etc.).
También coincidimos en la necesidad de garantizar a la población formación, información y mecanismos de comunicación y participación, de manera tal que se tenga una incidencia directa en la definición e instrumentación de políticas urbanas y sociales. Buscar incidir en los centros de decisión pero siendo congruentes con los intereses colectivos, de servicio a la comunidad. Las organizaciones debemos retomar las necesidades más sentidas de la gente.
Aspiramos a la creación de un gobierno del pueblo, de los pobres. El ejercicio de la democracia no se reduce a la votación. Debemos involucrarnos en la concientización; la interlocución no es suficiente. Tenemos que alcanzar el poder del pueblo.
4. Otras Propuestas
Insistimos en que un tema que debe resaltarse de manera particular para lograr arribar a la ciudad democrática es el de la pobreza, que va ligado al tema de los grupos vulnerables (mujeres, niños, adultos mayores, personas con discapacidad, indígenas).
Enfrentar la pobreza urbana implica reconocer el sector informal de la economía, que constituye aproximadamente el 60% del nuevo empleo. Nuestras ciudades muestran una gran hostilidad hacia estos sectores, y no se les brinda ningún apoyo institucional.
Debemos luchar por la no privatización de los servicios y exigir al Estado que garantice el cumplimiento de los derechos constitucionales de todos los habitantes (educación, salud, vivienda, trabajo).
Si queremos encontrar estrategias para aliviar la pobreza quizá debamos empezar reconociendo la enorme cantidad de recursos sociales, económicos y culturales con los que contamos como pobladores organizados. Empecemos por sentirnos fuertes, capaces de resolver nuestros problemas y de exigir que nuestra voz sea escuchada.
Equipo de Redacción: Bahram Gadhimi, Evaniza Rodrigues, Guillermo Rodríguez, Edna Vega
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Fuente: Asamblea Mundial de Pobladores