El Arena reduce el aforo a 9.000 asientos para costar 15 millones
Á.M / Burgos - sábado, 13 de abril de 2013
Un tercio más barato. Para aligerar los 23 "kilos" previstos se elimina todo lo que se ha considerado prescindible.Destacan los 3 metros menos de grada
La decisión del alcalde, Javier Lacalle, de retomar el proyecto del
Arena en sustitución de la plaza de toros, que este año vivirá su última
feria antes de ser derribada, ni ha sido improvisada ni obedece a la
presunción del equipo de Gobierno de que hallará en la iniciativa
privada un ‘socio’ dispuesto a construir y pagar el complejo teniendo,
eso sí, la seguridad de que el Ayuntamiento será su cliente por contrato
y alquilará durante gran parte del año las instalaciones para que
acojan eventos deportivos o culturales.
La prueba de que el asunto se ha estado diseñando durante los dos últimos meses (prácticamente desde que este periódico desvelara en enero que los técnicos se negaban a firmar el certificado de seguridad de El Plantío y que, por tanto, no podría haber toros este año) es que el equipo de Gobierno sabe muy bien qué tipo de pabellón pretende. O mejor dicho, sabe qué tipo de instalación está dispuesta a construir al menos una empresa para materializar el que es todavía el gran proyecto frustrado del alcalde.
Así, y según ha podido confirmar este periódico, el modelo de Arena será similar al diseñado por EiC que llegó a estar en proceso de licitación para su construcción, pero no será igual. La primera condición ha sido la de reducir su coste. El pretendido espacio implicaba una inversión que, con el IVA actual superaba los 23 millones de euros, y eso suponiendo, que es mucho suponer, que se cumplieran los presupuestos iniciales.
Un tercio menos
Sin embargo, el Arena que ahora se postula costaría 15 millones. Para reducir un tercio su coste se han tomado varias decisiones. Una ya era conocida desde al año pasado y se refiere a la cubierta, que en lugar de ser retráctil será fija. Eso abarata la operación en 2,6 millones. Pero además se eliminarán del proyecto la reforma integral de los corrales, que se mantendrán tal y como están, se reducirá el espacio exterior a urbanizar y se crearán espacios bajo los tendidos mucho más amplios, lo que, al evitar la multiplicidad de divisiones, también reducirá el coste.
Pero sin duda la decisión que mayor impacto tendrá sobre el coste será el aforo. El proyecto de EiC situaba en 12.200 los asientos para eventos deportivos, en 11.032 los dedicados a espectáculos taurinos y en 9.351 las plazas para un espectáculo musical con todo el aforo sentado. Sin embargo, el ‘nuevo’ modelo tendrá una capacidad máxima de 9.000 espectadores.
Eso implica que la altura del edificio baja tres metros, y el impacto de esa decisión sobre todo el perímetro es mucha obra, mucho material y mucho trabajo. Igualmente se ha decidido eliminar el voladizo sobre los corrales que iba a albergar una cafetería y el restaurante, lo que implica que esa parte de la estructura tampoco se construya. En total, más de ocho millones de euros que ya no será necesario invertir.
Según diversas fuentes consultadas por este periódico, la decisión obedece a los límites marcados por las empresas interesadas en promocionar el complejo, en el que Lacalle ha realizado una apuesta muy fuerte puesto que al renunciar a consolidar la plaza de toros y asumir que su vida útil está finiquitada, si se abortara de nuevo el Arena se quedaría sin lo uno y sin lo otro.
Concesión
El modelo elegido, que fue el recomendado recientemente por el principal Grupo de la oposición, el PSOE, algo que el propio alcalde se encargó de hacer ver en el Pleno de ayer cuando se debatían otros asuntos, implica que la adjudicataria será la propietaria del pabellón durante un número determinado de años y que, expirado dicho plazo, la instalación pasará a ser propiedad de la ciudad de Burgos, que es al tiempo la dueña del suelo sobre el que se va a levantar.
La Ley marca un máximo de 45 años de concesión, pero las conversaciones mantenidas entre el Ejecutivo local y los potenciales adjudicatarios han ceñido a 20 años ese periodo. A cambio, la empresa tendrá garantizado un cliente muy valioso, puesto que para que pueda jugar, por ejemplo, un equipo de baloncesto o para que se pueda organizar, por ejemplo, la feria taurina, la ciudad pagará por contrato para garantizarse el uso de las instalaciones en cuantas fechas sea necesario.
Otra de las posibilidades que en su momento se valoraron, sin éxito, fue la de buscar un gran patrocinador que, al estilo europeo, sufragara una parte del coste a cambio de que el nuevo pabellón llevara su nombre, pero esta posibilidad se ha desechado puesto que se considera inviable en el escenario actual. Si existiera ese patrocinador, el equipo de Gobierno le podría alfombra roja, pero de momento no se quiere computar a un socio ficticio en la ecuación porque, ahora sí, con el asunto del Arena, y debido a los plazos, el alcalde se juega el todo o nada.
Fuente: Diario de Burgos
La prueba de que el asunto se ha estado diseñando durante los dos últimos meses (prácticamente desde que este periódico desvelara en enero que los técnicos se negaban a firmar el certificado de seguridad de El Plantío y que, por tanto, no podría haber toros este año) es que el equipo de Gobierno sabe muy bien qué tipo de pabellón pretende. O mejor dicho, sabe qué tipo de instalación está dispuesta a construir al menos una empresa para materializar el que es todavía el gran proyecto frustrado del alcalde.
Así, y según ha podido confirmar este periódico, el modelo de Arena será similar al diseñado por EiC que llegó a estar en proceso de licitación para su construcción, pero no será igual. La primera condición ha sido la de reducir su coste. El pretendido espacio implicaba una inversión que, con el IVA actual superaba los 23 millones de euros, y eso suponiendo, que es mucho suponer, que se cumplieran los presupuestos iniciales.
Un tercio menos
Sin embargo, el Arena que ahora se postula costaría 15 millones. Para reducir un tercio su coste se han tomado varias decisiones. Una ya era conocida desde al año pasado y se refiere a la cubierta, que en lugar de ser retráctil será fija. Eso abarata la operación en 2,6 millones. Pero además se eliminarán del proyecto la reforma integral de los corrales, que se mantendrán tal y como están, se reducirá el espacio exterior a urbanizar y se crearán espacios bajo los tendidos mucho más amplios, lo que, al evitar la multiplicidad de divisiones, también reducirá el coste.
Pero sin duda la decisión que mayor impacto tendrá sobre el coste será el aforo. El proyecto de EiC situaba en 12.200 los asientos para eventos deportivos, en 11.032 los dedicados a espectáculos taurinos y en 9.351 las plazas para un espectáculo musical con todo el aforo sentado. Sin embargo, el ‘nuevo’ modelo tendrá una capacidad máxima de 9.000 espectadores.
Eso implica que la altura del edificio baja tres metros, y el impacto de esa decisión sobre todo el perímetro es mucha obra, mucho material y mucho trabajo. Igualmente se ha decidido eliminar el voladizo sobre los corrales que iba a albergar una cafetería y el restaurante, lo que implica que esa parte de la estructura tampoco se construya. En total, más de ocho millones de euros que ya no será necesario invertir.
Según diversas fuentes consultadas por este periódico, la decisión obedece a los límites marcados por las empresas interesadas en promocionar el complejo, en el que Lacalle ha realizado una apuesta muy fuerte puesto que al renunciar a consolidar la plaza de toros y asumir que su vida útil está finiquitada, si se abortara de nuevo el Arena se quedaría sin lo uno y sin lo otro.
Concesión
El modelo elegido, que fue el recomendado recientemente por el principal Grupo de la oposición, el PSOE, algo que el propio alcalde se encargó de hacer ver en el Pleno de ayer cuando se debatían otros asuntos, implica que la adjudicataria será la propietaria del pabellón durante un número determinado de años y que, expirado dicho plazo, la instalación pasará a ser propiedad de la ciudad de Burgos, que es al tiempo la dueña del suelo sobre el que se va a levantar.
La Ley marca un máximo de 45 años de concesión, pero las conversaciones mantenidas entre el Ejecutivo local y los potenciales adjudicatarios han ceñido a 20 años ese periodo. A cambio, la empresa tendrá garantizado un cliente muy valioso, puesto que para que pueda jugar, por ejemplo, un equipo de baloncesto o para que se pueda organizar, por ejemplo, la feria taurina, la ciudad pagará por contrato para garantizarse el uso de las instalaciones en cuantas fechas sea necesario.
Otra de las posibilidades que en su momento se valoraron, sin éxito, fue la de buscar un gran patrocinador que, al estilo europeo, sufragara una parte del coste a cambio de que el nuevo pabellón llevara su nombre, pero esta posibilidad se ha desechado puesto que se considera inviable en el escenario actual. Si existiera ese patrocinador, el equipo de Gobierno le podría alfombra roja, pero de momento no se quiere computar a un socio ficticio en la ecuación porque, ahora sí, con el asunto del Arena, y debido a los plazos, el alcalde se juega el todo o nada.
Fuente: Diario de Burgos