La calle Vitoria se hará en dos fases, sin concesión y con la avenida de Cantabria
Lacalle opta por secuenciar el proyecto y pagarlo con recursos propios del Ayuntamiento. En esta legislatura ejecutará el párking subterráneo y toda la urbanización del corredor central
A falta de recursos propios, la única fórmula viable para financiar las
obras del bulevar de la calle Vitoria que barruntó el Ejecutivo de
Javier Lacalle ha sido el régimen de concesión de obra pública. Bueno,
en realidad, fue. En esencia, se trataba de una suerte de crédito por
cuanto que obligaba al Ayuntamiento a pagar a la empresa concesionaria
el importe de la obra, los costes financieros y el beneficio industrial a
lo largo de una década. Total, que lo que cuesta 14 ó 16 acababa
costando 20 ó 22. O 26.
Pero aún así las empresas siguen estrellándose contra el muro de la falta de crédito. El grifo continúa cerrado y los que tienen capacidad para beber de él analizan escrupulosamente dónde ponen cada euro antes de lanzarse a ‘adelantar’ millones para borrar la huella de la antigua N-1 a su paso por la principal arteria de Gamonal. Entre otras cosas, la adjudicataria deberá vender las plazas de aparcamiento para hacer rentable su inversión.
Así el patio, y tras haber dejado claro que el proyecto es indiscutible para ser materializado esta legislatura, Lacalle ha tomado tres decisiones que cambian radicalmente el escenario financiero planteado de salida. La primera es ‘tirar’ de la política del hueso y el jamón.
El PP ya la puso en práctica cuando tuvo que adjudicar una obra de 18 millones de euros para la que sí había dinero: el tramo 1 del bulevar. La cuestión fue que bajo las huertas de la Concepción estaba prevista la construcción de un párking de 300 plazas que cuesta seis millones, pero el proyecto llegaba cuando se había frustrado el intento por promocionar Lavaderos y el binomio párking-rentabilidad ya no carburaba.
Así que lo que hizo el Consorcio (el Ayuntamiento, en definitiva) fue adjudicar la obra de urbanización a quien se comprometiera a construir el aparcamiento, cosa que, con mucho retraso, pero se logró. Así, a cambio de 18 millones de jamón, la UTE se ‘comió’ seis de hueso.
En un todo
Pero aún así las empresas siguen estrellándose contra el muro de la falta de crédito. El grifo continúa cerrado y los que tienen capacidad para beber de él analizan escrupulosamente dónde ponen cada euro antes de lanzarse a ‘adelantar’ millones para borrar la huella de la antigua N-1 a su paso por la principal arteria de Gamonal. Entre otras cosas, la adjudicataria deberá vender las plazas de aparcamiento para hacer rentable su inversión.
Así el patio, y tras haber dejado claro que el proyecto es indiscutible para ser materializado esta legislatura, Lacalle ha tomado tres decisiones que cambian radicalmente el escenario financiero planteado de salida. La primera es ‘tirar’ de la política del hueso y el jamón.
El PP ya la puso en práctica cuando tuvo que adjudicar una obra de 18 millones de euros para la que sí había dinero: el tramo 1 del bulevar. La cuestión fue que bajo las huertas de la Concepción estaba prevista la construcción de un párking de 300 plazas que cuesta seis millones, pero el proyecto llegaba cuando se había frustrado el intento por promocionar Lavaderos y el binomio párking-rentabilidad ya no carburaba.
Así que lo que hizo el Consorcio (el Ayuntamiento, en definitiva) fue adjudicar la obra de urbanización a quien se comprometiera a construir el aparcamiento, cosa que, con mucho retraso, pero se logró. Así, a cambio de 18 millones de jamón, la UTE se ‘comió’ seis de hueso.
En un todo
Hoy, el hueso sigue siendo el aparcamiento. El PP sí ha admitido que ha
habido empresas que han «preguntado» por esta obra en los términos
planteados hasta la fecha, pero una cosa es dejarse querer y otra
casarse. Así que, resumiendo, hay que dar jamón. Pero, ¿dónde está la
chicha? Pues en la avenida Cantabria.
Como ya adelantó este periódico el pasado 29 de abril, el proyecto
(elaborado por Prointec, la consultora que asesora al Ayuntamiento en
materia de Urbanismo) para la rehabilitación integral de la avenida está
redactado. Se trata de una obra de 2,5 millones de euros que actuará
sobre una superficie de 53.000 metros cuadrados entre las rotondas de
plaza del Rey y Jorge Luis Borges. Está previsto el recambio de todo el
pavimento, la mediana, toda la acera izquierda (sentido Santander)...
Pero lo trascendente, en este caso, es que sí hay dinero para pagar a
tocateja.
Proviene del Estado que, a través del ‘convenio de las travesías’,
cedió una serie de vías que antaño formaban parte de las comunicaciones
estatales y que ya no sirven a tal fin. Con la titularidad, Fomento
trasvasó 3,7 millones para que sean invertidos en esas carreteras antes
de que termine este año, y la avenida Cantabria es una de ellas. En ese
contexto es en el que se ha tomado la decisión de vincular la ejecución
de ambas obras. Esto es: quien haga la calle Vitoria se adjudicará
también las obras de avenida Cantabria.
Tres partes, dos fases
Pero resta explicar cuáles han sido las otras dos decisiones, quizás
más trascendentes que la primera. Además de licitar ambas obras en
conjunto, Lacalle ha decidido ‘partir’ la ejecución del bulevar de
Gamonal en dos plazos. El primero afectaría a todo el eje de la calle
Vitoria e incluye el párking, el disuasorio de Las Torres, la
urbanización en superficie y la rotonda final en el cruce con Sáez
Alvarado.
En total, algo más de ocho millones de euros a ejecutar en esta
legislatura más los cuatro del párking, que serán asumidos por la
adjudicataria puesto que venderá las plazas.
El segundo alcanzaría a todas las ‘zonas de permeabilidad’ de la calle
Vitoria: las calles perimetrales que también entran en el proyecto de
urbanización. Su coste es de más de cuatro millones y la previsión es
acometer las obras a partir de 2015. La pregunta es por qué, y la
respuesta está en la tercera decisión, que no es otra que la renuncia al
sistema de concesión de obra pública.
El equipo de Lacalle ha diseñado el plan de ejecución para poder
ejecutar las obras sin recurrir a que una empresa adelante el dinero, lo
que elimina dos problemas: que el proyecto se quede sin novias y que
salga mucho más caro de lo que debería. Así, desviará el dinero del
‘fondo de compensación’ de la Junta que estaba previsto invertir en dar
continuidad al bulevar del tren hacia Parralillos. Se trata de 1,5
millones para 2013 (dinero suficiente para licitar y lanzar el proyecto)
que tendrán un eco en los años venideros.
La ejecución y pago de las obras quedará diferida en 2013, 2014 y 2015,
lo que garantizaría más de 4 millones de la Junta que se invertirán
directamente en esta obra; la mitad de su coste. El resto saldrá de los
recursos propios del Ayuntamiento con impacto sobre los presupuestos de
2014 y 2015.
Así que, resumido, el bulevar de la calle Vitoria se ejecutará en dos
fases, no saldrá a concesión de obra pública sino directamente a
licitación con fondos propios y quien ejecute el párking se adjudicará
automáticamente la obra en superficie y la reurbanización de la avenida
Cantabria. Además de abaratar la operación, el objetivo obvio es no
exponerse a que nadie quiera construir el párking.
Fuente: Diario de Burgos