martes, 3 de diciembre de 2013

EL DESASTRE DE JAVIER LACALLE Y EL P.P..

El tiempo contra Lacalle

Á.M / Burgos - martes, 03 de diciembre de 2013
El 1 de enero expira el plazo para resolver cuestiones mayúsculas (Villalonquéjar), serias (mapa de buses, acuerdo con Policía), trascendentes (multiusos) o estéticas (publicar los bienes de los concejales). Por ahora, nada

Más que una Navidad por delante, para el Ejecutivo de Javier Lacalle, y especialmente para el propio alcalde, lo que marca el calendario es una Semana Santa, y más que una Semana Santa, un Vía Crucis. El tiempo comienza a ser una variable que desborda al equipo de Gobierno y que no juega precisamente a su favor. Conforme expira 2013, lo hacen también los plazos marcados (por otros) para resolver cuestiones esenciales para el futuro de la ciudad o, en el mejor de los casos, cumplir lo prometido (por ellos).
Algunas de esas bolas de partido son importantes. Mucho. Cruciales, si se mira desde la óptica de Lacalle, que lleva casi tres años diseñando un final de legislatura en el que ahora las piezas no encajan o, si lo hacen, necesitan lubricante a chorro. La primera es cerrar un acuerdo antes de 31 de diciembre para que los expropiados del polígono de Villalonquéjar pidan suspender el embargo y posterior subasta de los bienes. Toda vez que el Consorcio se ha manifestado inútil para encarar esa deuda, es el Ayuntamiento quien puede evitar el colapso de la operación aportando fondos propios. El acuerdo, a día de hoy, es complejo y se antoja lejano.
También ocupan un lugar preeminente dos proyectos que acaparan desde hace meses la vida política local en lo que afecta a las inversiones y que, por su impacto en las finanzas locales, lo alcanzan prácticamente todo. Uno es el pabellón multiusos y otro el bulevar de Gamonal. Y sí, ambos tienen este año como fecha límite para despejar incógnitas.
En el caso del Arena se trata de abrir puertas antes de las elecciones de 2015. De demostrar, al fin y al cabo, que una vez que caiga la plaza de toros de El Plantío habrá una alternativa. Pero para que eso suceda el PP necesita que los inversores interesados en construir y explotar las instalaciones (Herrán y ACR) registren ya el estudio de viabilidad y soliciten que se le dé trámite.
Suponiendo que la aprobación de este proyecto fuera a la velocidad de la luz, lo que es mucho suponer teniendo en cuenta que la oposición va a impugnar hasta una coma mal escrita en el texto, requerirá de al menos cuatro meses de burocracia. Después hay que demoler el coso de El Plantío y levantar el multiusos en la misma parcela. Y eso son 12 meses más, y de nuevo suponiendo que todo vaya rodado. Conclusión: o se inicia el procedimiento este mes o difícilmente Lacalle acudirá a las urnas con el multiusos funcionando.
¿Y el bulevar de Gamonal? Pues aquí el problema es más sociológico que técnico. Por el momento sigue existiendo cierto rechazo al proyecto escenificado en asambleas y manifestaciones que, consideran en el PP, no representan sino a quienes viven en el «no continuo» y se oponen «a cualquier propuesta de mejora» que emane del Gobierno local.
La obra viva no alcanza al tramo central de la calle Vitoria (es un compromiso con los comerciantes para salvar la campaña de Navidad), pero lo hará tan pronto como comience el año. Para entonces, Lacalle deberá tener muy claro si sigue adelante con la obra tal y como está previsto hacerlo o si, por el contrario, se sienta a escuchar a los críticos y dilata algo más la ejecución. Por ahora la decisión está tomada: seguir adelante.

Y mucho más

Otra parcela no menos importante en la que también existe un límite temporal impuesto por el propio Lacalle en el uno de enero es la entrada en servicio del nuevo mapa del transporte público. No se han cerrado las frecuencias, sigue sin resolverse el acceso al HUBU (aspecto que obligaría a modificar media docena de líneas) y no se ha realizado más campaña informativa que la ceremonia de la confusión que oficia el Samyt con este asunto desde hace meses. «Sin lugar a dudas», contestó el alcalde cuando fue recientemente preguntado si mantenía el plazo.
También comienzan a escasear los días para pacificar a la plantilla de la Policía Local. Se está aireando en la mesa de negociación el calendario laboral de 2014 (lo que determina, de nuevo, el límite del 31 de diciembre) y de momento ni hay acuerdo ni previsión de que vaya a haberlo. Personal (Blasco) sigue defendiendo que los días ‘extra’ subsidiarios de la jornada de 37,5 horas vayan a servicios extraordinarios y la plantilla en lucha (SPPME) que están siendo objeto de una venganza política. Si no se fuman la pipa de la paz volverá a escenificarse el desencuentro con las Navidades a la vuelta de la esquina.
Más de 10 meses han pasado desde que, de nuevo el alcalde, anunciara que su compromiso con la transparencia iba a quedar plasmado con la publicación de los bienes de los concejales en la web municipal. Hasta hoy no se ha hecho pública ni la propiedad de un triste garaje.
También iban a ver la luz este año la nueva Ordenanza de Convivencia, y el PGOU, y el acuerdo para saldar la deuda del desvío ferroviario, y la renegociación de la deuda del Consorcio del ferrocarril... Ah, y los excooperativistas de Cellophane iban a recibir todo su dinero de vuelta... Sí, este año. Pero a este año le quedan 28 días: una camisa demasiado estrecha para las pretensiones de Lacalle.
Fuente: Diario de Burgos