¿Como Marbella?
No lo digo por los años de burla a la legalidad en los que empresarios y políticos se saltaron a la torera todo el ordenamiento jurídico en materia urbanística y de funcionamiento administrativo. Ni por la escandalosa connivencia de caciques empresariales con funcionarios públicos o políticos de cualquier partido. Ni por la imagen de desgobierno y las sospechas de que los hilos de quienes se sientan en las poltronas se mueven por detrás del telón. Lo digo porque el gozoso municipio de Marbella, en el que tantos y tan variados burgaleses veraneamos, acabó siendo intervenido por la Junta de Andalucía, estrangulado por una deuda ingente.
Burgos, salvando las distancias, también podría enfrentarse a una intervención si no salva adecuadamente sus problemas de deuda. El fulminante de tan desgraciada situación, como siempre ocurre, lo encontramos en una cuestión menor, que, por dejadez o ineficacia, se ha acabado por convertir en el epítome de la falta de capacidad resolutiva del gabinete que preside Javier Lacalle. El fiasco del impago del incremento del justiprecio en las expropiaciones de Villalonquéjar es el detonante de una situación que está llegando al límite, y que amenaza las finanzas locales. Si no paga, los expropiados, a los que se deben 13 millones, se tendrán que cobrar en parcelas del polígono. Al precio que está fijada la última tasación, se quedarían casi con el 50% de todo Villalonquéjar IV, lo que dejaría al Consorcio sin el único activo que poder vender para pagar los 96 millones que debe a la Caixa y el ICO por la deuda de ejecutar la ampliación. Imagino que la comprensión y paciencia de las que hacen gala ambos bancos se acabará en el mismo instante que se embargue un centímetro del polígono. De ahí a instar la liquidación del consorcio y hacer responsable de la deuda al Ayuntamiento sólo hay un paso. Y no se nos olvide que también hay vencimientos impagados, con la Caixa y otras dos entidades, en el caso del consorcio del desvío. Un problema, al final, como para echarse a temblar, pero cuya resolución es aún desconocida. El Ayuntamiento esta enjuagando el problema en reuniones que, seguramente prefieran considerar discretas, pero que son simplemente de tapadillo y que no concretan nada. Quedan apenas cinco días legalmente hábiles para acudir al juez con un acuerdo para organizar el pago de los 12 millones. La última vez que hablé con algún representante de los afectados no había sido citado a reunión alguna. Y, que yo sepa, tampoco el consejo del consorcio de Villalonquéjar tiene previsto reunirse antes de que finalice el año, pese a que sus estatutos obligan a convocar esa cita. Parece que el Ayuntamiento quiera llevar la situación al límite para que alguien haga el movimiento oportuno y salve el peligro, pero que no olvide que si el lunes 30 no hay acuerdo, alguien tiene ya los papeles listos para que empezar a registrar parcelas del polígono a su nombre el primer día de enero.
Burgos, salvando las distancias, también podría enfrentarse a una intervención si no salva adecuadamente sus problemas de deuda. El fulminante de tan desgraciada situación, como siempre ocurre, lo encontramos en una cuestión menor, que, por dejadez o ineficacia, se ha acabado por convertir en el epítome de la falta de capacidad resolutiva del gabinete que preside Javier Lacalle. El fiasco del impago del incremento del justiprecio en las expropiaciones de Villalonquéjar es el detonante de una situación que está llegando al límite, y que amenaza las finanzas locales. Si no paga, los expropiados, a los que se deben 13 millones, se tendrán que cobrar en parcelas del polígono. Al precio que está fijada la última tasación, se quedarían casi con el 50% de todo Villalonquéjar IV, lo que dejaría al Consorcio sin el único activo que poder vender para pagar los 96 millones que debe a la Caixa y el ICO por la deuda de ejecutar la ampliación. Imagino que la comprensión y paciencia de las que hacen gala ambos bancos se acabará en el mismo instante que se embargue un centímetro del polígono. De ahí a instar la liquidación del consorcio y hacer responsable de la deuda al Ayuntamiento sólo hay un paso. Y no se nos olvide que también hay vencimientos impagados, con la Caixa y otras dos entidades, en el caso del consorcio del desvío. Un problema, al final, como para echarse a temblar, pero cuya resolución es aún desconocida. El Ayuntamiento esta enjuagando el problema en reuniones que, seguramente prefieran considerar discretas, pero que son simplemente de tapadillo y que no concretan nada. Quedan apenas cinco días legalmente hábiles para acudir al juez con un acuerdo para organizar el pago de los 12 millones. La última vez que hablé con algún representante de los afectados no había sido citado a reunión alguna. Y, que yo sepa, tampoco el consejo del consorcio de Villalonquéjar tiene previsto reunirse antes de que finalice el año, pese a que sus estatutos obligan a convocar esa cita. Parece que el Ayuntamiento quiera llevar la situación al límite para que alguien haga el movimiento oportuno y salve el peligro, pero que no olvide que si el lunes 30 no hay acuerdo, alguien tiene ya los papeles listos para que empezar a registrar parcelas del polígono a su nombre el primer día de enero.
RICARDO GARCIA URETA
Fuente: Correo de Burgos